Fue voz y llamada. Soneto.

Prendió en un verso azul la luz primera,

el claro acontecer de un nuevo día,

la flor que incandescente refulgía

henchida de color y sementera.


Escrita se hizo verso la Quimera

-a sones de esplendor y fantasía-

en un amanecer que no porfía

envuelto en un abril de primavera.


La rima fue la voz y la llamada,

el halo sideral, la musa ardiente,

la dicha de cadencia arrebatada.


La lírica canción, locuaz, creciente

-perdida pero a labios recobrada-

ha puesto su expresión a mi presente.

 

Es difícil pensar que se perdiera por un instante tu concepción lírica de tu mano, querido Esteban, más después de disfrutar de otros de tus magistrales sonetos.
Con todos mis afectos, un gran abrazo.
Salvador.

 

De rara perfección veo tu soneto, estimado Esteban, dándole mística a tu pasión por la poesía.
abrazo
J.

 

Muchísimas gracias, Salvador. Un fuerte abrazo con todo mi afecto.
Salud!!