Histeriqueando

Tienes razón, querida Rosa amarilla y cuando uno se da cuenta ya es tarde
y cuesta mucho repararlo;
Un abrazo,
Eduardo.

 

Gracias querida Tuti, por tu comentario y por tu sonrisa;
un abrazo,
Eduardo.

 

Muchas gracias querida Greta, tú tienes un alma sensible,
que se manifiesta en todos tus comentarios;
un abrazo,
Eduardo.

 

Llamativo título padrino. La verdad es que muchas veces la honestidad que debería existir en las relaciones interpersonales se ve saboteada por la mente, y lamentablemente en estos últimos tiempos es mucho más frecuente que antes, y es válido tanto para hombre como para mujeres (las histéricas de Freud serán emblemáticas y la palabra histeria podrá derivar de útero, pero es un mal común); para mí es el simple resultado de no ser sincero con uno mismo sobre lo que realmente se quiere, el amor se termina convirtiendo en un juego, donde "seducir" es la única meta.
Un gusto andar por acá. Te dejo un abrazo grande!

 

Muchas gracias querida Sunset;
es cierto,
mi soneto no fue burla sino ironía,
pero no estoy muy orgulloso de él,
siempre la culpa está repartida y debemos reconocerlo;
gracias por tu visita,
un beso,
Eduardo

 

Jajaj, estimado Sergio,
nadie se salva, alguna vez en la vida,
bueno, te sirve por si se da otra oportunidad;
un saludo cordial,
Eduardo.

 

Así es como decís, querida Anita, de pe a pa, pero también es cierto que ciertas manifestaciones físicas de esa aflicción, son únicas de las mujeres, como esos famosos dibujos en que están arqueadas de los pies a la cabeza;
de cualquier manera, coincido con eso de la seducción y te agradezco tan lúcido comentario;
Va un beso y un abrazo grande hasta esa querida Córdoba;
Eduardo.

 

Hola Eduardo:

Ni qué decirte, me preocupó lo último, es decir cómo te dejó..
Pero mi abuelito decía que con baños de agua fría, se calmaba el ansia..
No te sé decir, porque nunca lo he hecho, pero te dejo el consejo.
Un verdadero gusto navegar por el mar de tus versos.

Saludos cordiales.
Angel.
El Armador de Sonetos.

 

Muchas gracias estimado Ángel, por tan sanos consejos,
tu abuelito debe haber sido un hombre sabio;
gracias por navegar en mis versos,
un saludo cordial,
Eduardo.