INSOMNIO

¿Has escuchado los perros aullar a la luna?
¿Has escuchado sus almas aullar dentro de tu noche?
La noche es larga para el viajero del sol.
La noche es breve para los niños.
Hay sombras que se separan del cuerpo y lagrimean
sobre el corazón despierto,
sobre el que se hiere con la luz de una lámpara
o el ceniciento vapor de un cigarrillo.
Miran su carne cubierta por una gasa fantasma,
miran la noche enrojecer sus ojos de hiena.
Miran la calle con su alma desierta,
sienten que el reloj los aguijonea.
La noche es larga para el viajero del sol,
pero es breve para el niño.
La noche nos pierde en sus laberintos fríos,
nos clava con sus estalactitas,
con sus versos lastimeros,
con sus cristales óseos,
con sus grandes ojos
que pudren las llagas.
La noche es larga para el viajero del sol
y es breve para los niños,
que pedimos volver a la infancia,
a la hermosura, para andar por sus caminos,
para ser cobijados por sus brazos marinos,
para ser aromados por sus estrellas.
Que nos cubra con su frazada de sueños,
que nos apague la lámpara que lagrimea,
que nos aisle de las preguntas,
que nos levante en su marea.
Que para nosotros los perros trinen
y la aurora descienda su oro
en nuestros dormidos jardines.
Pero aún no muere el cigarrillo
y un oscuro grillo
canta a nuestro lado.
Se siente el cuerpo cansado,
las uñas en los dientes,
los pensamientos en la almohada...
Y los ojos fijos al techo que la noche
puebla con sus recuerdos.
Y oímos las pisadas del tiempo,
las correrías de los perros tras un gato,
los primeros buses, las bocinas
de unos autos
sobre la fantasmal calle.
Encendemos la radio
y todavía no se escucha nadie,
sigue la noche cantando.

 

Gran poema. Muy bien descritas esas horas en vela.

Mientras todos duermen la ciudad se prepara para un nuevo día.



Un saludo.