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La casa

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Sigifredo Silva Rodríguez, 26 de Enero de 2019. Respuestas: 8 | Visitas: 635

  1. Sigifredo Silva Rodríguez

    Sigifredo Silva Rodríguez Poeta adicto al portal

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    La casa

    Capítulo I
    Los pasos comenzaban a escucharse desde la puerta de la calle, pasaban por la sala, atravesaban el comedor y se paraban justamente en la puerta de la alcoba donde dormía el pequeño Sigfried.
    La casa donde vivía el infante con su madre y unos familiares estaba ubicada en un barrio de clase humilde cerca de la estación del ferrocarril, lugar donde iba el chico todas las tardes a esperar el tren procedente de "Las Bananeras" en el que llegaba su madre después de una larga y penosa jornada de trabajo en ese verde infinito.
    Su madre, que cariñosamente sus amigos llamaban "La Chiqui", era una mujer joven, simpática y muy alegre, que perdió a su progenitora en el momento mismo del parto, siendo criada por unas tías; sintió en carne propia todos los rigores de un sistema injusto, pero lo peor, la carencia absoluta de amor y de un calor verdadero de familia, ya que no solamente perdió a su mamá sin haberla conocido sino que su padre jamás la abrigó en su seno.
    Por esa camisa de fuerza social, humana y familiar a que fue sometida, "La Chiqui", sale a edad temprana a probar suerte en un mundo desconocido y dificultoso para una joven mujer en un medio totalmente machista.
    Sin muchas herramientas intelectuales, escasamente había ido a la escuela un par de años, para afrontar la vorágine de dificultades de la vida en el comienzo de su edad florida se ve obligada a lavar los calzoncillos sucios de los ricos.
    Cansada de esa moderna esclavitud y aconsejada por sus amigos de juventud se va a trabajar a "La Zona Bananera", trabajo un poco más dignificante para el espíritu aunque no menos fatigoso.

    Capítulo II
    Lo extenso y plano del área hacía que el ojo humano no alcanzara a delimitar sus confines; el verdor, como símbolo de esperanza y de estabilidad del alma, dominaba el espacio metiéndose en la retina del que se encontraba en sus predios dejándolo atónito de la belleza que le brindaba la naturaleza.
    Toda esa extensión territorial formaba parte de lo que se llamaba "La Zona Bananera", zona explotada por una multinacional, que a pesar de todo ello era un sitio que servía de analgésico laboral de una población heterogénea y fluctuante, con pocas posibilidades de obtener trabajo en la época.
    Aprovechando las escasas oportunidades de trabajo que ofrecía el mercado laboral, las directivas de la multinacional abusaban del sudor de los famélicos trabajadores, sometiéndolos a trabajos extenuantes bajo los efectos de químicos agresivos para la maduración prematura de su producto, ocasionándoles con el tiempo a los desprotegidos obreros enfermedades pulmonares y toda clase de cánceres, especialmente el de la piel.
    Bajo esas difíciles condiciones laborales, de salubridad y salariales se sometió "La Chiqui" a trabajar, al fin y al cabo, era mucho mejor que lavar ropa ajena; todo ese sacrificio lo hacía para poder educar a su hijo, Sigfried, educación de la que ella careció. Olvidaba decir, que "La Chiqui" era una madre soltera.
    Al cabo de un cierto tiempo de estar trabajando como recolectora de bananos, estalló una huelga de parte de los trabajadores, quienes les exigían a las directivas de la multinacional mejores condiciones salariales y recortes en el tiempo de trabajo, así como mejores condiciones en materia de salud.
    Como consecuencia de esas justas exigencias de los trabajadores, la multinacional mancomunada con el gobierno central militarizó la zona y una tarde en que se encontraban alrededor de unos 3.000 obreros reunidos en la plazoleta del pueblo para salir rumbo a la plantación, para presionar a las directivas de la multinacional, fueron asesinados cobardemente por el ejército. Entre las víctimas se encontraba "La Chiqui".

    Capítulo III
    Sigfried, esa tarde, cansado de esperar en la estación a su madre se dirigió triste y lloroso a casa, allí nadie lo esperaba; la casa estaba sola, sus parientes no se encontraban. Se acostó sin comer, pensado en su madre, pidiéndole al Señor que la protegiera; así entre ruegos y sollozos se quedó dormido a tal punto que no sintió la llegada de sus familiares.
    Se despertó precisamente en el momento en que comenzó a escuchar los pasos que como de costumbre partían de la puerta de la calle, pasaban por la sala, atravesaban el comedor, pero esta vez no se pararon en la puerta de su alcoba, como todas las noches, sino que penetraron en la alcoba. Sigfried sintió un frío helado que le recorrió todo el cuerpo, temblaba de pies a cabeza; se cubrió totalmente con las sábanas, giró su cuerpo poniendo la cara contra la pared, aguantó la respiración y se puso a rezar; estaba completamente paralizado; sintió la presencia de algo junto a él; inicialmente era algo como denso y sofocante a la vez, luego esa presencia fue tornándose más agradable, más apacible, más placentera y amorosa.
    Al día siguiente en vista que Sigfried no se levantaba, cosa no habitual en él, sus parientes preocupados entraron a su habitación donde lo hallaron boca arriba, las manos cruzadas y dibujando en su rostro una sonrisa angelical; Sigfried se había reunido con su madre.
     
    #1
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  2. Manolo Martínez

    Manolo Martínez Poeta fiel al portal

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    Me has movido hacia la tristeza, mi estimado amigo Sigifredo, todavía no me repongo. Nos has regalado una historia profunda y desgarradora, magistralmente narrada por ti...
    por lo que leo, disfruto y también aprendo... te felicito

    Te envío un gran abrazo.
     
    #2
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  3. Sigifredo Silva Rodríguez

    Sigifredo Silva Rodríguez Poeta adicto al portal

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    Gracias por tu presencia, Manolo Martínez, en este relato. El relato se basa en un hecho real, como fue "La matanza de las Bananeras", acaecido en Colombia en el siglo pasado, 1927. Matanza perpetrada por las fuerzas militares, orden dada desde la misma presidencia colombiana contra su pueblo para favorecer a una multinacional de turno, multinacional que explotaba y comercializaba con el banano, hoy conocida como "Chiquita Banana". Es un tema eminentemente social, en el que, creo, alcanza a tocar las fibras más sensibles de cualquier ser. Gracias nuevamente por tu grata presencia.
     
    #3
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  4. bristy

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    Terrible y trágica historia . Muchas veces me pregunto porqué existe tanta maldad en el mundo y cuando veo tanta injusticias me dá mucho coraje y me siento impotente de no poder hacer nada. Conozco de cerca el trabajo de las multinacionales, sé que son capaces de todo sin importarles nada para así lograr lo que quieren basado siempre en sus propios intereses, sé como explotan y maltratan cuando alguien les hace frente, y lamentablemente siempre ganan porque tienen el poder sucio del dinero y porque las autoridades son corruptas. Me dió mucha pena tu relato. Me gustó que hayas dado a conocer lo sucedido, lo hiciste muy bien, puedo percatarme que tienes experiencia en la narrativa. Un gusto recorrer algo nuevo tuyo. Un abrazo
     
    #4
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  5. Sigifredo Silva Rodríguez

    Sigifredo Silva Rodríguez Poeta adicto al portal

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    La matanza de las Bananeras fue el 6 de diciembre de 1928 en una población llamada Ciénaga, al norte de Colombia.

    La historia de Colombia es una exasperante repetición de equivocaciones. Así la representó Gabriel García Márquez en Cien años de soledad, la novela que cuenta la historia de Macondo, un lugar ficticio que podría ser cualquier pueblo colombiano. Cuando el libro apareció, en 1967, Colombia vio en un espejo literario su inconciencia política y sus vicios históricos. Además, ayudó a desenterrar un episodio que había sido soslayado por los historiadores: la masacre de las bananeras.

    La matanza fue el desenlace de una huelga de los trabajadores de la United Fruit Company, hoy, Chiquita Babana, quienes, después de semanas sin avances en las negociaciones, decidieron congregarse en Ciénaga, municipio del departamento del Magdalena. Pero en la madrugada del 6 de diciembre de 1928 el ejército colombiano, bajo el mando del general Carlos Cortés Vargas, ordenó a la congregación dispersarse. Como nadie se movió, abrió fuego. Hasta ahora no se sabe cuántos muertos hubo, pero se habla de cientos de víctimas, incluso, según un informe del entonces embajador de Estados Unidos en Colombia, más de mil personas fueron asesinadas.

    Hoy, noventa años después, el fantasma de la masacre sigue rondando a Colombia, una “república bananera” en la que persisten las condiciones que llevaron al desenlace trágico de 1928. Un país en el que los trabajadores todavía no tienen condiciones dignas y en el que la protesta social sigue estigmatizada.

    Después de la masacre, los más de tres mil muertos fueron arrojados al mar. Pero al día siguiente nadie recordaba lo que había pasado.

    La masacre de las bananeras no es una invención: es un episodio irresuelto en la historia colombiana. En la abundante historiografía disponible se muestra que la United tuvo ventajas fiscales dadas por el gobierno de Colombia y que se libró de cumplir obligaciones laborales porque no contrataba directamente a sus trabajadores. Se sabe con certeza que el gobierno manejó la protesta como un asunto de orden público y no como una disputa laboral y hay testimonios serios que prueban que los muertos por la represión fueron más de los 47 que el ejército reconoció oficialmente. Pero, sobre todo, también está claro que Colombia no aprendió las lecciones de la tragedia: los trabajadores en muchos sectores de la economía siguen en un estado de enorme vulnerabilidad. Las condiciones laborales en el país no han cambiado mucho desde los tiempos de las bananeras.
    Esa es la trágica verdad de un país llamado Colombia.

    Suerte y te cuidas.
     
    #5
    Última modificación: 29 de Enero de 2019
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  6. bristy

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    Muchas gracias poeta por tu amplia información sobre el tema que vivió Colombia en aquella época. Sé que Colombia ha tenido bastantes momentos difíciles en el camino de su historia, pero este tema que presentaste aquí no tenía idea, y por eso te estoy agradecida , siempre es importante conocer la verdad de los hechos relatado por una persona particular que por los medios de comunicación (la prensa amarilla) que siempre distorsiona de alguna manera los sucesos. Acá en Europa no se escucha mucho de Latinoamérica y cuando hay algo siempre está manipulado,entonces uno no sabe a qué atenerse. Gracias nuevamente por todo, un abrazo y que tengas un buen día.
     
    #6
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  7. Sigifredo Silva Rodríguez

    Sigifredo Silva Rodríguez Poeta adicto al portal

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    Gracias a ti, por estar presente en mis escritos, cosa que te agradezco inmensamente. Te cuidas.
     
    #7
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  8. Alecctriplem

    Alecctriplem Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Trágico, trágico , como la bomarimbera.
    Chiquita banana y otros ha explotado nuestros países durante tanto tiempo amigo , en condiciones inhumanas , la esclavitud existe solo cambia de nombre.
    Me conmueve tu relato.
    Abrazos.
     
    #8
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  9. Sigifredo Silva Rodríguez

    Sigifredo Silva Rodríguez Poeta adicto al portal

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    Lo más triste es que fue un hecho real, solo que yo lo hago como un relato. Te cuidas.
     
    #9
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