La espada de mis ojos

Las amígdalas súbitas del cierzo,
me trajeron un grito entre paréntesis,
como un potro postrado
sucumbí a tu recuerdo,
y recurro a las lágrimas del polen
cuando tus uñas son mis pretensiones.

Hoy el matiz del tiempo y del delirio,
ya marchitos, me absuelven de tu estómago.

Veo calles dobladas por esquinas,
imagino mi lengua entre tus dientes,
elucubro el amor como un misterio.

Soñé incluso con ser atormentado
por la inercia insalvable de tu aroma,
la tempestad insulsa del instinto.

La distancia incolora es dolorosa,
cicatriz en la espada de mis ojos.

 

Sueños y delirios que se llevan a la mesa para escribir un poema .

Un placer.

Saludos cordiales.