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las garras de la muerte...

Tema en 'Debates, pensamientos...' comenzado por arturo el grande, 6 de Abril de 2008. Respuestas: 3 | Visitas: 1861

  1. arturo el grande

    arturo el grande Poeta recién llegado

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    ¿Qué darías
    cuando la muerte toque a tu puerta?
    La plenitud de mi vida
    El dulce vino de los días de otoño y las noches de verano
    Mi pequeño tesoro cosechado a lo largo de los años,
    Y las horas enriquecidas con lo vivido.
    Esos serán mis regalos
    Cuando la muerte toque a mi puerta.

    Estoy pensando en Santa Teresa de Ávila, la santa española del siglo XVI, quien experimentó el amor divino mientras un ángel clavaba una flecha de oro a través de su corazón. Santa Teresa describió esa experiencia como extremadamente dolorosa y dichosa al mismo tiempo; ésa es la razón por la que tiene el estatus de santa patrona de quienes sufren… cada vida se encuentra enmarcada por dos misterios. Sólo uno de ellos, el nacimiento, es considerado un milagro. Si eres una persona religiosa, este consiste en que el nacimiento trae un alma nueva al mundo desde su hogar con Dios. Si no lo eres, el milagro consiste en que una sola célula fertilizada en el vientre de la madre puede dividirse y subdividirse nuevamente más de cincuenta veces para producir una persona completamente nueva. De alguna manera, un glóbulo de proteína y agua sabe cómo cobrar la forma de los ojos, las manos, la piel y el cerebro. Esta transformación de nueve meses continúa acelerándose, de forma que al terminar aparecen un millón de células nuevas cada minuto. En el momento en que el recién nacido emerge, como una nave espacial desprendiéndose de la nave nodriza, cada sistema que necesita funcionar de manera independiente como: el corazón, los pulmones, el cerebro, el tracto digestivo; repentinamente aceptan que han llegado el momento y que no pueden posponerse. Los órganos se desprenden de la dependencia total de la madre, y con precisión asombrosa comienzan a actuar como si siempre lo hubieran hecho por si mismos. En menos de un segundo la vida elige vivir. El otro misterio que tiene lugar, generalmente varias décadas después, es la muerte, que es muy diferente. La muerte lleva a su fin todas las cosas que el nacimiento se esforzó en lograr. La palpitación del corazón cruza una línea invisible y se detiene. Los pulmones, que han bombeado 700 millones de veces, se rehúsan a bombear una vez más. Cien mil millones de neuronas dejan de centellear; un billón de millones de células a lo largo del cuerpo reciben la noticia de que la misión ha concluido. Sin embargo este final abrupto es un misterio mucho mayor que el nacimiento, porque al momento de que la vida termina, generalmente 99 por ciento de nuestras células todavía funcionan y la totalidad de los tres mil millones de cordones o ADN humano permanecen intactos. La muerte se presenta sin la milagrosa coordinación del nacimiento. Algunas células ni siquiera reciben la noticia por algún tiempo. Si la persona que ha fallecido es revivida en los siguientes diez minutos antes de que el cerebro sea dañado por la hipoxia, la maquinaria del cuerpo vuelve a funcionar como si nada hubiera ocurrido. De hecho, la muerte es un acontecimiento tan abrupto que los párpados continúan moviéndose, diez o doce veces, después de que la cabeza ha sido separada del cuerpo. La religión no considera que la muerte sea un milagro. En el mundo cristiano la muerte es vinculada al pecado y a Satanás o Señor de la Muerte. La muerte es el enemigo y Dios nos salva de sus garras. Sin embargo, con ayuda de Dios, la muerte es el camino hacia un acontecimiento mucho más importante: la vida eterna. Para la mentalidad religiosa, la muerte hace que la presencia de Dios sea más cercana, yo he visto el alma partir. Cuando entré a un cuarto de un paciente con cáncer en el momento mismo de su muerte, observé una forma fantasmagórica y luminosa emerger del cuerpo y desaparecer. Existe una leyenda persistente que afirma que 21 gramos de masa desaparecen de nuestro cuerpo al morir, lo que sería el peso del alma. De hecho, eso no sucede. Cualquier cosa que sea lo que ocurre al morir, yo creo que merece ser considerado como un milagro. Irónicamente, el milagro es que no morimos. El hecho de que las funciones del cuerpo cesen constituye una ilusión, y como un mago que aparta una cortina el alma revela lo que yace más allá. Sé que la muerte es mi boda con la eternidad. Así que para la vida en el presente la muerte no existe. La muerte no es un evento en la vida. No es un hecho en el mundo. Yo creo que la muerte, reemplaza el tiempo con la ausencia del tiempo; amplia las fronteras del espacio al infinito; revela la fuente de la vida; proporciona una nueva forma de conocer lo que se encuentra más allá del alcance de los cinco sentidos; revela una inteligencia oculta que organiza y sostiene la creación. En otras palabras, la muerte es el cumplimiento de nuestro propósito en la Tierra. Cada cultura tiene una Fe profunda de que esto es verdadero, pero nuestra cultura actual exige un nivel de prueba más alto. Yo creo que la prueba existe, pero no puede ser física, dado que por definición la muerte pone fin a la vida física. Para ver esa prueba debo ampliar las fronteras de la conciencia, de manera que pueda conocerme mejor. Si me conozco más allá del tiempo y del espacio, mi identidad se habrá ampliado lo suficiente para incluir la muerte. La razón por la que los seres humanos seguimos buscando el cumplimiento más allá de las estrellas, es porque sentimos que nuestro propio misterio se encuentra allí, no aquí, en el ámbito de las limitaciones físicas. Al ser un milagro invisible, la muerte es extremadamente evasiva. Sin embargo, podemos contar con claves convincentes de que lo que se encuentra del otro lado está en realidad muy cerca de nosotros en este mismo momento. La gente no comprende qué tan importante es esto en relación con la vida después de la muerte. La palabra misma “después” implica que el tiempo no ha cambiado al momento de morir de que sigue transcurriendo en forma lineal, llevando a la persona del tiempo terrenal al tiempo celestial. Este concepto es erróneo por cuenta doble. La eternidad no es función del tiempo. En el mundo cristiano, los pecadores a quienes se han enviado al Infierno por toda la eternidad no serán castigados por un tiempo muy largo. Ellos serán castigados fuera del tiempo. La gente buena que encuentra la salvación también vive en esa misma región donde los relojes no funcionan. De manera que nuestro sentido ordinario del tiempo no tiene importancia en relación con lo que viene después. Así que nuestro sentido ordinario del tiempo está basado en la eternidad. El Universo explotó y cobró existencia hace catorce mil millones de años, y echó a andar el reloj cósmico. Nuestros cuerpos experimentan el tiempo debido a las vibraciones de los átomos, al nivel del hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y carbón, los bloques primarios que constituyen los químicos orgánicos. Medimos los eventos exteriores al utilizar el reloj interior del cerebro, que no es otra cosa que esos químicos orgánicos. Recuerdas cuando te hablé del cerebro de un caracol, éste percibe el tiempo tan lentamente que tarda cinco segundos entre el término de un evento y el inicio del siguiente. En esos cinco segundos tú puedes recoger el caracol y moverlo a tres metros de distancia, de manera que para el caracol parecería como si hubiera sido tele-transportado en el espacio. El cerebro humano percibe el tiempo lo suficientemente rápido para que podamos sentir eventos que duran apenas unas milésimas de segundo, pero es demasiado lento para que podamos observar el vuelo de una bala o el millón de neutrinos que atraviesan nuestros cuerpos cada minuto. Así que el tiempo no transcurre, un segundo es igual a la eternidad. Nosotros lo sabemos porque la física cuántica ha penetrado en la ilusión del tiempo, alejándose del reloj atómico para profundizar en la materia de la naturaleza. En el nivel más profundo las vibraciones cesan. El universo deja de tener actividad, como un cerebro muerto. Sin embargo, la apariencia de la muerte es ilusoria, porque la frontera donde toda actividad termina marca el comienzo de una nueva región, conocida como realidad virtual, donde la materia y la energía existen como potencia pura. La base de la realidad virtual es compleja, pero en términos sencillos una región no física debe existir para dar nacimiento al universo físico. Esa región está en el vacío pero dista mucho de encontrarse vacía. De la misma forma en que al quedarte dormida en el sofá tu mente se encuentra en blanco, pero puede despertar de manera instantánea y concebir una selección infinita de ideas, la realidad virtual despierta a un ámbito infinito de acontecimientos nuevos. La creación salta del vacío la plenitud total, de la misma forma en que la eternidad salta de la carencia del tiempo a la plenitud de éste. Si la eternidad está con nosotros ahora, más allá de toda existencia física, debe trascendernos a ti y a mí. La ilusión del tiempo me dice que tú y yo estamos avanzando en una línea recta del nacimiento a la muerte, cuando en realidad nos encontramos en el interior de una burbuja espumosa que la eternidad ha dejado a la deriva… la muerte no se refiere a lo que poseo sino a aquello en lo que puedo convertirme. Hoy en día me considero como el hijo del tiempo, pero puedo convertirme en el hijo de la eternidad. Veo mi lugar aquí, en la Tierra, pero puedo emprender un viaje por el universo. Los seres humanos tienen una profunda intuición de que nuestro destino es infinito, pero temen la muerte porque si acaso estuviéramos equivocados, entonces todas esas aspiraciones estarían vacías. Durante mi carrera he podido ver cuan temerosas pueden estar las personas al final de la vida. La muerte no es más real que ningún otro momento, pero es el más definitivo. Sin importar que tan rico y talentoso se sea, la muerte reestablece la igualdad. Para que el más allá tenga sentido, tiene que ser satisfactorio como esta vida. Darle fin al dinero, al poder, al sexo, a la familia, a los logros y al placer físico no es trivial. Gran parte de las cosas que amamos y de las que dependemos quedarán extinguidas cuando esta vida llegue a su final. Y sin embargo, podemos llevar algo a ese momento. Hace muchos años, una pareja de ancianos fue admitida al hospital. Don Roberto estaba al final de una larga lucha contra el cáncer de cólon. Doña Estela, a pesar de que tenía un largo historial de enfermedades cardiacas, estaba en mejor estado. Ambos compartían una habitación, y durante los pocos días en que los visité pude darme cuenta de cuán unidos estaban. Don Roberto permaneció allí durante algunos días, perdiendo la conciencia y recuperándola, atormentado por un dolor considerable. Doña Estela se sentaba a su lado y sostenía su mano, hora tras hora. Una mañana encontré su cama vacía, ella había muerto repentinamente de un paro cardiaco durante la noche. Don Roberto estaba en un periodo de lucidez, así que tuve que darle la noticia, reticente, porque temía el impacto que pudiera causarle. El hombre parecía muy calmado, creo que ahora me marcharé dijo. He estado esperando ¿Qué esperaba?, le pregunté. Un caballero siempre permite que la dama pase primero, dijo. Se hundió en la inconciencia y murió esa misma tarde. Este episodio me recuerda aquello que podemos llevarnos al morir. La gracia, la calma, la aceptación paciente de lo que vendrá; todas esas son cualidades que pueden ser cultivadas y cuando lo son, la muerte es una prueba ante lo que no podemos fallar. Nuestra falta no es que temamos la muerte, sino que no la respetamos como un milagro. Los temas más profundos: el amor, la verdad, la compasión, el nacimiento, la muerte; son iguales. Pertenecen a nuestro destino pero también a nuestra vida presente. En última instancia la meta es traer la muerte al presente y de esa manera elevarla al nivel del amor…ahora la noción del Cielo hace que las cosas sigan siendo humanas, y esa es la razón por la que ha sobrevivido durante tanto tiempo. La imagen de regresar a casa después de morir, descansar del trabajo y recibir nuestra justa recompensa ofrece consuelo poderoso. Cuando me habla la voz diciendo: Regresa a casa… Regresa a casa…lo dice suave y tiernamente Él Maestro Jesús me está llamando y no es difícil que se me escapen las lágrimas al escucharlo… una vez te hablé sobre la transición conocida como “ el paso al más allá”, puedo ver que la persona que agoniza se hace a la idea, paso a paso, de perder su cuerpo físico y los aspectos múltiples de una personalidad. Sin embargo, ésta es sólo la primera etapa de aquello que comienza. El destino está por delante, el que para la mayoría de las personas religiosas implica un lugar verdadero, no solamente un estado mental. Así que nuestro destino es encontrarnos con lo desconocido. Después de que desaparecen las imágenes familiares del “paso al más allá”, lo inesperado ocurre. La conciencia puede dar un salto creativo. El Cielo convencional del que nos hablaron cuando éramos niños, era tan sólo un salto creativo que se ha convertido en lugar común. Podemos aferrarnos a esa idea gastada, pero en una cultura de la duda no creo que esa idea sea fija. La duda tiene la ventaja de abrir nuevas posibilidades. Una de ellas es la posibilidad de que la muerte sea tan creativa como la vida. Un pintor sabe que está utilizando el pigmento como material, pero la mayoría de la gente no se da cuenta de que está utilizando el material de la conciencia. Si se piensa del todo en la conciencia, lo que viene a la mente es su contenido. Como si se tratara de una habitación llena de muebles, la conciencia está repleta de ideas y recuerdos, deseos y miedos, apetitos y sueños. Una parte de ese contenido cambia, pero otra es permanente, el mobiliario fijo de la mente. Seguir utilizando esos contenidos una y otra vez no es creativo y, sin embargo, es a eso a lo que esencialmente equivale la idea del Cielo: muebles usados. Se que el Cielo es una cosa, el Infierno es su opuesto. Sin margen para la ambigüedad, el más allá no puede ser creativo. Sin embargo, nuestras mentes prefieren que las cosas sean bien definidas. Todos los cuentos de hadas oponen al bien absoluto contra el mal absoluto. No le digo a los chicos que después de que Cenicienta regresó a casa del baile, estuvo tan contenta de volver a ver a sus hermanastras que se convirtieron en las mejores amigas. O que una vez que la zapatilla de cristal se ajustó a su pie decidió tener una cita “de prueba” con el príncipe. A pesar de que han transcurrido varios siglos de teología sobre Satanás y su relación con Dios, nuestras mentes simplifican sus papeles como los de villano y el héroe. De acuerdo con la creencia católica, vemos a Dios de manera imperfecta mientras permanecemos vivos aquí, en la Tierra. Su reflejo es como el de un espejo, como el de nuestro rostro y cuerpo. Según San Pablo nos dice: ver en un vidrio oscuro. Imaginamos que él es humano. Sin embargo, al llegar al Cielo veremos a Dios directamente como es. Y eso, de acuerdo con la Iglesia, da lugar a una contradicción porque veremos tanto la imagen “oscura y vaga” que tenemos en nuestra mente, como a verdadero Dios “de acuerdo con su propio ser”. En otras palabras, Él será real o irreal al mismo tiempo. Esta contradicción no puede ser resuelta; se trata de un misterio. Entonces la doctrina del Reino de los Cielos es ciertamente una de las más revolucionarias que han agitado y transformado el pensamiento humano. Así que lo que hizo que el Cielo fuera tan revolucionario fue el cambio de este mundo al siguiente, por el cual Jesús es casi el único responsable. De hecho, el Cielo es una de sus más importantes contribuciones. En el Antiguo Testamento, Dios promete a los profetas y patriarcas un reino en el sentido literal: ellos gobernarán la Tierra en su nombre. Por lo tanto, Dios celebra un pacto, un contrato legal obligatorio con David, de que Dios “nunca le faltará un hombre que se siente en su trono”. Dado que David era el rey, se consideró que esta promesa significaba que el trono de David en Jerusalén sería el trono de Dios para toda la eternidad. Jesús mismo parece haber aceptado esta noción cuando prometió que el Reino de Dios estaba al alcance; sin embargo, sus enseñanzas van mucho más lejos. En el concepto de Cristo, el Cielo es presente: se trata de una experiencia interior que puede ser sentida por el virtuoso. También es futuro: el regreso al hogar para estar con Dios, que él virtuoso espera el día del Juicio Final. El Cielo es personal: se encuentra en tu interior. Al mismo tiempo es universal; se trata de un paraje eterno más allá del nacimiento y la muerte, un lugar ubicado fuera del ámbito de la Creación. Esta enseñanza fue revolucionaria porque Jesús construyó un puente al alma, exhortando a cada persona a encontrar su camino para cruzarlo. Antes, ser virtuoso a los ojos de Jehová era cuestión de seguir el ritual, obedecer a los sacerdotes y no violar los mandamientos divinos. Hoy por hoy, es cuestión de debate si el Antiguo Testamento se refiere del todo al “más allá”. No es necesario decir que los judíos no consideran que el Nuevo Testamento sea un avance respecto del Antiguo Testamento. Conforme el judaísmo evolucionó, llegó a incluir su propia metafísica sotisficada. Sin embargo, para millones de judíos reformistas, no existe el más allá. Esto obliga a cada creyente a vivir la vida lo más ajustada a la moral y a la virtud que sea posible, aquí y ahora. A partir de las enseñanzas de Jesús, la gente pudo emprender una travesía espiritual, y la urgencia de esa travesía era realmente algo nuevo. El Cielo era el premio que uno debía ganar por medio del esfuerzo propio. La urgencia de ganarse el Cielo ha sido alimentada por el cristianismo hasta nuestros días, y los creyentes más fervientes afirman que nunca debe ser olvidado. Sin embargo, ¿acaso recuerdan que el proceso completo tiene lugar en su interior? En la cultura moderna, el cristianismo está atrapado por las imágenes literales, como la de que el Cielo es, en efecto, un lugar. No existe un atisbo de la travesía interior y no hay margen para la exploración creativa del alma. La gente termina discutiendo agitadamente acerca de un paisaje imaginario que en realidad se encuentra muy alejado de las verdaderas enseñanzas de Jesús. El cisma entre la religión y la ciencia es más que la diferencia entre la fe y el materialismo. La ciencia se aleja por sí misma de las cuestiones metafísicas, pero muchas personas asumen que la ciencia desaprueba la metafísica, o incluso que desaprueba todas las cosas invisibles que se asocian con Dios, el alma, el Cielo, el Infierno… esta premisa es escepticismo, no ciencia. En la era de la física cuántica la ciencia no niega la existencia de mundos invisibles, por el contrario. Y no podemos afirmar que Jesús se refirió solamente a la metafísica; además proporcionó muchos consejos sobre cómo vivir en este mundo. Lo anterior nos conduce a un enigma. Cuando Jesús les dijo a sus discípulos que debían estar en el mundo pero no pertenecer al mismo, sus enseñanzas parecen hacer imposible la vida. Si estoy comiendo mi desayuno, ¿cómo podría hacerlo si no pertenezco al mundo? Mi cuerpo físico me ancla a este lugar en cada momento. Sin embargo, el alma se las arregla para estar en este mundo, simultáneamente permanecer con firmeza fuera del tiempo y del espacio. Jesús nos estaba proporcionando una pista sobre el Reino de los Cielos que existe en nuestro interior. Ciertamente existe una verdad en la idea de estar en el mundo pero no pertenecer al mismo. En términos sencillos, él les dijo a sus seguidores más cercanos que dejaran de pensar en sí mismos como criaturas físicas. Jesús se expresa de manera más explícita si lo analizamos más allá de los cuatro evangelios, de acuerdo con el incompleto Evangelio según Santo Tomás, que fue escrito muy pronto, quizá en el mismo siglo en que tuvo lugar la crucifixión, pero que luego fue excluido del cánon oficial. Jesús dijo: Si aquellos que dirigen os dicen: Mirad, el Reino está en el Cielo, entonces los pájaros del cielo se presentarán ante vosotros; si os dicen que está en el mar, entonces los peces se presentarán ante vosotros. Sin embargo, el Reino está en vuestro interior y está en vuestro exterior. Cuando vosotros os conocéis a vosotros mismos, entonces seréis conocidos, y sabréis que sois los hijos del Padre vivo. Este pasaje muestra cuán profundas son las raíces de la religión, y que tan compatibles podrían ser las grandes tradiciones de la sabiduría si el dogma no se pusiera en su camino. Lo que Jesús dice en este punto apoya el punto de vista de que el Cielo se encuentra en todas partes, pero va más allá al afirmar que el Cielo es una experiencia interior, una experiencia de la conciencia. Jesús ve el alma en todas partes y por lo tanto considera que la esencia de la gente radica más allá del tiempo y del espacio. Al igual que los sabios, Jesús se sentía cómodo con la vida en la eternidad. ¿Por qué entonces, no lo estamos nosotros? El concepto de eternidad no puede ser comprendida por la mente en nuestro estado de conciencia ordinario que está dominada por el tiempo, mientras que la eternidad no lo está. Debe existir un vínculo. Entonces, cada cualidad de la persona es en realidad una cualidad del alma. Una persona puede sentirse contenta sin saber que ese estado de ánimo tiene una conexión con el alma. Cuando esa alegría se intensifica, uno está consciente de la felicidad, y si la felicidad es lo suficientemente intensa, se siente la emoción. En algunos pocos momentos podemos elevarnos a un nivel más alto y decir que estamos eufóricos, o que hemos alcanzado el éxtasis. Hemos avanzado a lo largo de uj espacio-tiempo que puede ser invisible pero es tan real como probar postres cada vez más dulces. El éxtasis representa el límite de felicidad que puede sentirse de manera individual, e incluso, a este respecto, éxtasis significa “estar fuera”. En el lenguaje común suele decir: estaba tan feliz que se sentía irreal. Como si le ocurriera a otra persona; o la amé tanto que era como una experiencia que trascendía mi cuerpo. Pero la dicha es una cualidad del alma. Desde la perspectiva de la vida diaria, ésta no puede ser imaginada. La mente está tan abrumada por la felicidad infinita como la lengua lo estaría si probara algo más dulce que lo dulce. Incluso a pesar de que se encuentra en el interior de cada uno de nosotros, no es posible alcanzar en Cielo mediante un solo “salto de fe”. Como con la dicha, existe un espacio-tiempo, para cada cualidad del alma. Lo sabemos de manera instintiva. Tomemos por ejemplo la generosidad. El deseo de llevar a cabo un pequeño acto de generosidad, como darle unas monedas al mendigo dentro de la Iglesia, puede ampliarse a realizar una donación para los necesitados. La generosidad se convierte en un acto religioso cuando grupos basados en la Fe se encargan de llevar ayuda a los enfermos de Sida en África. Podemos ver la esencia de este impulso en Buda, el Compasivo, cuya verdadera naturaleza reside en la generosidad. Cada acto de generosidad añade otro pincelazo a la pintura; cada introspección te acerca a tu esencia. Tú y yo somos diferentes en miles de sentidos, dependiendo de cómo nos relacionemos con nuestras almas. Un día cualquiera me puede asombrar la belleza del crepúsculo, la sonrisa amorosa de un niño, la verdad repentina de quien soy. Te parece impactar qué tanto merecen compasión los pobres, qué tan sabio es un poema de Kyats, qué tan bella es dar algo de ti mismo. Lo que hace que la vida siga siendo fascinante es la constante creatividad del alma. Se necesita que nos recuerden que nuestras mejores cualidades pueden ser universales. El cristianismo afirma que Jesús era único, así como el budismo asegura que Gautama fue único, y sin embargo el espacio-tiempo me hace pensar lo contrario. Porque la Compasión, la Fortaleza, la Verdad, la Dicha, la Belleza, el Amor, la Sabiduría, el Poder… que son cualidades del alma no necesitan de espacios físicos. El amor puro existe incluso en ausencia de la persona que amamos. La Verdad espiritual no necesita seguir una cruzada. El alma en toda su intensidad queda al centro del escenario después de que morimos, pero se opaca mucho antes. Así que nunca me casé, y nunca he sido madre, porque soy un hombre. Hace muchos años que he emprendido una búsqueda espiritual… esto me lleva de regreso a la paradoja del Cielo, que Dios es visible e invisible al mismo tiempo. También lo es el alma. Puedo encontrarla de manera visible por medio de acontecimientos que me inspiran a sentir amor, verdad y belleza. El recipiente que la contiene: una amiga amada, una pintura hermosa, una frase sabia; se alejará y desaparecerá. Sin embargo su esencia continúa, y esa esencia es lo que nos permite mirar adelante para sentir, más amor mañana. Este es el sendero al Cielo. Así que cuando la Muerte venga por mí, voy a dejar que Dios me atrape. Si Dios está en mi interior, el lazo de la Muerte no acertará nunca. Ése es el secreto para escapar de sus garras.
     
    #1
  2. miguelfaz

    miguelfaz Poeta recién llegado

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    16 de Abril de 2008
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    Hola amigo de verdad quiero decirte que tu texto a parte de ser educativo es muy cautivante y estoy seguro de quien se de el tiempo de leerlo no quedará indiferente y se habrá enriquecido sobre todo espiritualmente, quiero me permitas dejarte un pequeño poema rescatado de mis tantas cavilaciones sobre el tema de la muerte, mis más cordiales saludos.

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    Muerte cuando
    tu cantas, todo
    el silencio te
    viene a escuchar.
     
    #2
  3. Mariela Marianetti

    Mariela Marianetti Poeta que considera el portal su segunda casa

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    20 de Marzo de 2006
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    Un tema interesantìsimo,coincido en que luego de leerlo uno sale enriquecido cualquiera sea su creencia, en todos los aspectos, no sòlo en el espiritual.
    Es muy profundo lo que escribes , conmueve mucho el final, esas ideas de como evitar sus garras.
    Personalmente aùn no pienso demasiado en ella, aunque sì le escribì un poema, confìo en que la gracia de Dios me de el tiempo suficiente como para otorgarle un rostro màs claro, una imagen màs dulce, una figura menos temida.
    Creo que es un paso màs en esta vida, el ùltimo escalòn,..el resultado de todas las pruebas que vinimos a superar aquì.. para evitar sus garras quisiera haber cumplido con mi vida dignamente, haber hecho aunque sea un poquito o alguna vez feliz a todas las personas con las que me relacionè, sobre todo a mi familia y especialmente a mi ùnico hijo que ahora tiene un año, especialmente por èl , quisiera que se retrasara y seguramente por èl tambièn, no pienso mucho en ella todavìa..aunque espero tener a Dios en mi corazòn cuando llegue.

    Un tòpico muy acertado, un gusto participar.

    Cordiales saludos.
     
    #3
  4. arturo el grande

    arturo el grande Poeta recién llegado

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    1 de Mayo de 2007
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    gracias mujer. recuerda siempre que la fuerza, luz y brillantez van conmunadas, no separadas. Juntas tienen el poder de mover montañas y caminar sobre las aguas; hasta convertir el agua en vino.
     
    #4

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