Liras ligadas logran labrar los lúcidos locos

Mi pecho no es de roca​

y creo que me voy a enamorar
de un beso de tu boca;
las gracias quiero dar
por el habernos podido encontrar.​

 

En un viejo lupanar
se conocieron. Mucho dieron, secas
por siglos de llorar,
sus ánimas entecas.
Del amor escribieron bibliotecas.​

 

Quiero besar tus pecas
pues tanto yo te adoro que si rezo
en vez de buscar Mecas
camino hasta el cerezo;
cuando en ti pienso la plegaria empiezo.
​

 

Si es que el amor es arte
lo tuyo es un Picasso: loco y bello.
Somos Venus y Marte,
siempre con un destello
de veloces pasiones sin resuello.​

 

Yo me sentí aludida
cuando dijiste -es que ella no ha venido-,
fue que estaba dormida.
Tuve un sueño, querido,
soñando te veía muy afligido.​

 

Me has robado, querido,
mientras jugábamos un dulce beso;
el momento no olvido
y ahora me tiene preso
en la mente tu imagen con su peso.​

 

Soy como un tentetieso:
por más que me hagas daño, vertical
he de seguir, ileso
frente al burdo ritual
de criticarme por intelectual.​

 

Yo soy un Animal
mas como el de los muppets, de peluche,
y busco desde el mal
quien me quiera y achuche,
o me regale, al menos, una chuche.​

 

Espera que me duche
que vengo de hacer footing muy sudada,
si quieres que te achuche
mejor estar lavada
y oler a florecillas como un hada.​

 

Como bruja malvada
será más divertido, con verrugas,
verde, amarilleada,
muchísimas arrugas
y en las manos, arácnidos y orugas.​

 

A mí no me subyugas
con tus trinos y cantos de sirena
porque luego te fugas
y me dejas con pena
arrastrando mi bola y su cadena.​

 

No es ninguna condena
estar enamorándome de ti;
si siento alguna pena
de traumas que viví
sé que no es por los besos que te di.
​

 

Otra vez por aquí
desgranando mis liras reflexivas,
con ellas me atreví,
cuando vi que te ibas
para decir que mucho me motivas.

​

 

Si dicen “fuerzas vivas”,
¿es porque existen muertos muy forzudos?
Hay cosas turbativas
(¡lingüísticos engrudos!),
complejas de explicarle a los boludos.​

 

Los poetas huesudos
No sé redactar unas cuantas liras
Poemarios sesudos
Websites que suspiras
a las que de reojo siempre miras​

 

Me gusta si deliras
con ese siete, once, siete, siete,
once que loca giras
cual rota en el retrete
lo innombrable para un caballerete.​

 

En la taiga jinete
cae la noche, así nombre sabrás
la maldición que rete
has de ser el osado, no arderás
ya ven y confluirás​

 

No sé que me dirás
si quiero que vayamos a Turquía.
Hay cosas que verás,
muy bella artesanía,
tapetes y también alfarería.

​

 

No sé si debería
entrar siempre en camisas de once varas,
reflexionar podría
-sin decir cosas raras-
y llegar a tener las cosas claras.​

 

“¡Diez sabios capibaras,
alados y verdosos, surcan cielos!”
Si tan solo dejaras
tus drogadictos vuelos
serían muy felices tus abuelos.​

 

Jinetes por los suelos
Noches claras y lunas siempre negras
No se tengan recelos
Se quiten estos velos
A su paso el mercurio desintegras​

 

Traigan el matasuegras:
hoy nos habla el bufón del Presidente.
Penetra como legras
en la razón su ardiente
defensa del chanchullo subyacente.​

 

Dijiste -así es la gente-
cuando con la epidemia aún salía
era muy evidente
la inercia que tenía
de siempre hacer lo mismo, aunque moría.​

 

La bromatología
es la ciencia que estudia el alimento
y la economía
de su mantenimiento
y duración en almacenamiento.​

 

Te lo digo y no miento,
a ti y al mismo sabio Sisebuto,
que si no vas con tiento,
redactando a lo bruto,
lo mismo escribes un anacoluto.​

 

Metal raro el bismuto:
poco conduce la electricidad.
Igual de irresoluto
es en su habilidad
de transferir calor en cantidad.​

 

¿Cerveza en cantidad?
¡Bebe! La que tu quieras te doy
límite de ebriedad
como yo ahora estoy
me verás guapa por la eternidad.​

 

Con rigurosidad
me dispongo a escribir la lira exacta.
Con mi genialidad
te dejo estupefacta.
Y, estática, te admiro; bella, intacta.​