Liras ligadas logran labrar los lúcidos locos

Duele pero no llegan
a mi mente las plácidas canciones,
que, al sonar, congregan
entre mis peticiones
a las musas soñadas con sus sones.

 

Las fotos utilizo
si quiero recordar al amor mío
pues ya la suerte quiso
que fuese su desvío
la causa de mi intenso desvarío.​

 

Entrando en el estanco
volver a verte me ha sorprendido
con el pelo tan blanco;
el tiempo no se ha perdido
pues nuestros días juntos yo no olvido.
​

 

Todo aquello vivido
en tiempos de elegida soledad,
todo aquello sentido
al buscar la verdad
veo que ocurrió por casualidad.

 

Lo que la mente intuya
no tiene en absoluto que ser cierto;
baste con que se arguya
con corazón abierto
si existen pruebas de llegar a puerto.​

 

Se fue por el Atlántico
buscando para la India otro camino.
Mas triste fue su cántico
pues malestar devino
al hallar otra tierra en su destino.

​

 

Duro como el granito
tienes el corazón que yo amo tanto
pero sería fortuito
que al ver mi llanto
cambiaras hacia mí de amor tu canto.
​

 

Yo no soy ningún santo
pues hay pecados que he cometido
mas mi castigo aguanto,
no me doy por vencido
ya que de alguno no me he arrepentido.

​

 

Monstruo de mi razón
es esta duda que por dentro quema
abierto el corazón
y crea un gran problema
llenando de cenizas el poema.

​

 

No quiero padecer
el dolor de tu ausencia, me lastima.
Lo que haré es leer,
poesía divina.
Con tus versos mi noche se ilumina.​

 

El querer es la espina
de la flor que es amar con gran locura;
el beso es la morfina
que a veces el mal cura
de la angustia presente y la futura.
​

 

Me quieres casta y pura
y que viva rezando en un convento.
Ajeno a mi incordura,
escuchas mi lamento
pero no eres sensible al sufrimiento​

 

Estarás enfadado
pensando en qué iré de nuevo a verte,
mas eso no me es dado.
Siempre quise quererte,
pero este, nuestro amor, no tuvo suerte.
​

 

Al hueco me condenas
donde yacen amores olvidados
sumando manos llenas,
mas instantes amados
todavía por mi son recordados.​

 

La última lira leo
y ,cuanto más lo intento, más fracaso
en huir del parloteo
y es que, llegado el caso,
lo termino y me olvido del repaso.

 

No sé si tenga caso
Intentarlo de nuevo, yo no espero
nada más que un fracaso.
Si no vuelves me muero
y si vuelves será el destino huero.​

 

¿Has visto qué aguacero,
qué lluvia torrencial y qué tormenta?
Mientras para sugiero
llamar a la sirvienta
que vaya preparando un té con menta.​

 

Se quedará tan contenta
porque es mejor el té con ricas pastas ;
aunque ha de estar atenta,
tal como te las gastas,
esconderás el dulce entre tus rastas.