Liras ligadas logran labrar los lúcidos locos

Te pienso y te me pierdes
no recuerdo tus ojos ni tu boca
y la angustia me muerde
la pasión me desboca
si espero tu regreso es que estoy loca.​

 

¿Será Infierno o Parnaso
lo que me lleva a ti sin mis cabales?
Y si tal vez me propaso
al cantarte mi males,
¿los verás como cánticos banales?

 

La conocí en Marsella.
Aburrida la vi, corta de besos.
En la ciudad aquella
muchos caímos presos
por esa tentación de labios gruesos.

 

Este día tengo poco
que me inspire a escribir a mí esta lira,
sin embargo me enfoco
y mi ingenio se estira.
Es lo más que he podido, me derroto.​

 

No fue un terremoto
lo que nos precipitó al abismo,
no fue un maremoto.
Ha sido un cataclismo
nacido de la ambición y del cinismo.

 

En este atolladero
terminamos metidos sin retorno,
pues siempre te fue un “pero”
que fuera estrella porno.
Mi popularidad te es un bochorno.

 

Pasteles en el horno.
Así estamos tú y yo por este caso
mas no pases bochorno
hay que dar este paso
tenemos que avanzar, tragar el vaso.

 

Trajo el zarzaganillo
dos féminas de truenos y centellas.
Yo me creía un pillo,
Don Juan de las más bellas,
pero jamás viví lo que con ellas.

 

Jugabas con canicas
mejor que todos en el vecindario,
y entre todas las chicas
nos fuiste un gran calvario
marcarte en esas canchas de Rosario.

Rosario: ciudad Argentina, muy “futbolera” por cierto, como esta lira implica. El segundo verso es un “endeca” heroico difuso, un tanto inusual (reconozco) para plantar en una lira.

 

Ahí en el vecindario
que siempre era tranquilo y soportable
yo te veía diario
tu gesto tan amable
cultivome este amor inolvidable.​

 

La hondura es insondable
cuando miro en lo negro de tus ojos...
Me siento inconsolable
pero acuden sonrojos
al pensar en tus dulces labios rojos.​

 

Cristo nos dijo amaros
los unos a los otros y ¿Qué hacemos?
Con tantos desamparos,
con tanto que tememos,
con tantas pasiones ¿Adonde iremos?

 

Siempre valoraremos
este cariño hasta el total cansancio.
Responsabilicemos
a algún dios por el rancio
gusto en la boca cuando me distancio.

 

Vino en mi copa escancio
para entrar en calor con mi recuerdo
y es que de ahí sustancio
que aun cuando yo me muerdo
los labios por decirlo, siempre pierdo.​

 

Nada queda del cuerdo
que conociste aquel bello verano.
No se borra el recuerdo,
tomados de la mano
y como chaperón tu bobo hermano.

 

Dice que tú perdiste
como él ha sido quien dictó las reglas.
Ponte duro y resiste
¿Porqué te desarreglas?
debes fingirte feliz y lo arreglas.

 

Eres un saltarreglas,
un amigo falaz que solo piensas
en ti, pues desarreglas
tu habla en feas ofensas
de los abusos con que te defensas.​

 

Nunca dices lo que piensas,
evades mis preguntas y me mientes.
Son esas tus defensas.
Ignoro lo que sientes,
quiero que estés y quiero que te ausentes.

 

Soy un malabarista
porque entre aquellas y ellas, un Don Juan
soy, un tremendo artista
al que estatua alzarán
por ser patrón magnífico de Adán.

 

Los años que vendrán
serán un acertijo en nuestras vidas.
Sorpresas nos darán,
habrá nuevas salidas
si a vivir siempre juntos me convidas.​