Liras ligadas logran labrar los lúcidos locos

Solo son gaseosas
todo lo mío que con sorna cuento
son burlescas mis cosas
como fiel argumento
y todo me funciona. Ni un lamento

 

Me son raro fermento
tus osadas costrumbres de amoríos.
Surgen en un momento
y nos meten en líos.
Vienen a cielo abierto, entre gentíos.
​

 

Son solo desvaríos
cuando afirmas que yo te he sido infiel.
Te digo que son míos
esos guantes de piel,
no podrían, por la talla, ser de él.​

 

Se puso un cascabel

y esperó con paciencia su visita

temblando cual souflé

como ansiosa gatita

y el gato la eludió. No fue a la cita​

 

Visto de colorado

no porque sea adicto a ese partido

ni por lo malgastado

sino por que he querido

dar la nota sin más, por atrevido​

 

Recuerdo desabrido,
entre intensos momentos tempestuosos.
Aunque ya todo ido,
de cientos amorosos.
aparto solamente los penosos.

 

Momentos tan gozosos,
vividos en el sueño de la historia
que vuelven, presurosos,
con cánticos de gloria
tañidos por campanas de victoria.

 

No tengo escapatoria
si en esta lira digo lo contrario
por mucho que ilusoria
sea la vida a diario
pues cada cual asume su calvario

 

El calor de tu aliento
entelaba el cristal con los reflejos
mientras miraba atento
nuestros nombres parejos
escritos por tu dedo en los espejos.​

 

Pasiones en espejos,
naturales, de límite, mortales,
con oleadas de reflejos,
las ansias infernales,
el odio en los camastros y en umbrales.​

 

Rebasar los umbrales
es la meta de cada iniciación
Cruzar esos portales
eleva la razón
a inusitadas cumbres de emoción.

 

Es sensible canción
de amor en tenue luz de nuestra hoguera.
Es por este cantón
que hacemos a la vera
la razón de sentires sin barrera.​

 

Si desenmudeciera
no armaría esta lira tan pedorra.
¡Pues qué más yo quisiera
decir que te amo, zorra!
¡Sin habla me dejaste, peliforra!​

 

Eres una cotorra,
con este cuento cruel apolillaste
el amor por camorra,
con liras adornaste
y con la cachiporra te marchaste.​

 

Tanto que machacaste
lo noble de mi pobre corazón
cuando lo abandonaste
en su fibrilación
que soy testigo de su defunción.​

 

Te quedó la función
de la mujer coraje sin encaje,
que no pierde ocasión
de mostrar el ropaje
desnudo, y sin penar por el chantaje.​

 

Me acusas de chantaje
porque cuento tu ausencia en muchos años
me dices que le baje
que me evitaste daños
dejándome vivir sin tus engaños.​

 

Fueron muchos los años
que empleé en luchar por la familia
los niños en rebaños
cada noche en vigilia
vejez con juventud se reconcilia.

 

Eres monja basilia,
tú, quien fuera del sueño mi tormento.
Hoy una flor se exilia.
Cosas en el convento,
por respeto a los hábitos, no intento.​

 

Creo en tu lira que hay una tipo entre cuesto y cuento, estimado Maramín.

El impulso homicida
que siento cuando pienso que está vivo
me hace querer la vida
quitar al ser nocivo,
mas meditando tal pensar esquivo.​

 

Del pensar soy cautivo,
el laberinto mueve, gira, gira
en la mente lascivo,
el error fatal tira
la moneda en el aire... que respira.​

 

Ves lo que pasa, mira,
he querido explicártelo mil veces,
con el ojo en la mira
apuntas a los peces
disparas, y si atinas, ya los peses.​

 

Logras reconstruirme
como un rompecabezas familiar.
Es tu don de asistirme
cuando en medio de un mar
de pena me sumerjo sin cesar.​

 

Palpito mi cantar
lleno del alborozo mundialista,
sueño verlos triunfar
y no soy un copista,
deseo su inyección, que aún resista.​

 

Muy exitencialista
tu enfoque hacia la vida cotidiana.
En cambio yo, bromista,
tal vez hasta banana*.
Amo mi vida fácil y gitana.​

*banana: f. despect. coloq. Ur. Persona tonta, boba. U. t. c. adj.

 

En la vida mundana
andar sin tierra, fresco por las calles
abierta la mañana
para que no falles
y recibir cosquillas donde encalles.​