Liras ligadas logran labrar los lúcidos locos

Soporté ignominiosa
costumbre que tenías en burlarte
en forma aparatosa
de mí, implacable, un arte
de la cual ya tendrás la mejor parte.​

 

No quería dejarte
pero contigo siempre era lo mismo
tenía que aguantarte
la burla con cinismo
de que yo predicaba el feminismo.​

 

El adoracionismo*
consiste en adorar la curvatura,
sin caer en sexismo,
sacra de tu cintura
que lleva a este mortal a la locura.
​

*Es una corriente sensualista de pensamiento que acabo de inventar.

 

Este amor no se cura,
maldigo tantas veces padecer
de este mal sin censura
que impone el proceder,
penosa y miserable desmesura.​

 

Existe poca holgura
en el error de cálculo admisible.
La precisión augura
que nos será posible
lograr más de una solución factible.

 

Porque es indefinible
ese perfume, el brillo y el color,
es denso, incalculable
el patrón y el fragor
del trepidar selvático, el clamor.​

 

Resulta aterrador
ver papeles y tinta como espejo
o el simple ordenador,
dueño de este bosquejo,
librándome de un lúdico reflejo.​

 

Pues tendrá algún complejo
que lo lleva a traspapelar el arte
y trabar el manejo
de los puntos y aparte.
Al escribir por qué vas a ahogarte. ​

 

Decir que soy de Marte
por cuestiones de género y tendencia
es solo rebajarte
a que, por procedencia,
le achaques a marcianos mi indecencia.​

 

Me gustó la cadencia
de esa danza que juntos nos bailábamos
seguirte no era ciencia
felices disfrutábamos
salir a bailar juntos, nos amábamos.​

 

Nos atemorizábamos
al pensar que diría la familia.
Si bien nos consolábamos,
el corazón se exilia
donde una duda vil se domicilia.​

 

La juventud se exilia
para ver más allá de sus narices
parten de la familia,
de sus pobres países
avanzan, dejando atrás las raíces.

 

Que desestabilices
un club en un portal por demás hueco
es inviable, me dices.
Una enema a un muñeco
es más fácil poner borracho y clueco.​

 

¿Porqué no me haces hueco
y me tienes aislado de tu vida?
Yo nunca me hago el sueco
ni miro a la salida
pensando solamente en la partida.

 

¿Importa dónde resida?
Lo que vale es el pensamiento honesto,
sin condición te anida
aventurado y presto,
sabré vivir con lo que esté dispuesto.​

 

Eras un palimpsesto,
huellas de un viejo amor casi indelebles.
Mi esfuerzo manifiesto
fueron intentos febles,
¡letras en lo tallado, tan endebles!​

 

No quiero que te aniebles
con esos hechos magros del pasado,
parecen indelebles
pero lo contemplado
podemos ver con brillo renovado.​

 

Así está terminado,
el verso en participio finaliza
y está determinado
que, sonando postiza,
la rima conseguida no cotiza.

 

Es enamoradiza
a pesar de sus años, que son muchos,
y él la panegiriza.
Sus últimos cartuchos
no quemará con zánganos pachuchos.
​

 

Tus versos, que son muchos
son como una cascada que rumora.
A veces versos truchos
que van naciendo a esa hora
en que la luz del sol vierte la aurora.​

 

Escandalizadora,
te luciste en la pista aquella noche.
Aguijoneadora
de ardor a trochemoche,
tu esposo se sintió como un fantoche.​

 

Lo diste con derroche
en demasía, con exuberancia,
y diste sin reproche,
con esmero y constancia,
hoy quedaste vacío, es tu ganancia.​

 

Me puede la vagancia,
algunos me critican sin rubor
y dicen que es constancia,
con algo de valor,
la clave principal del ganador.

 

Es desalentador
decir que como amante, ser latino
me llena de vigor.
Yo solo soy un vino
añejo del Olimpo y del mejor.
​

 

Es bueno ser el mejor,
sentirse por momentos en cabeza,
saberse ganador
con la plena certeza
de haberlo dado todo con fervor.

 

Muy desalentador
es el viejo gruñón de tu padrastro.
¡Viejo provocador!
La conjunción de un astro
y este amor salvará a tu poetastro.​

 

Tus manos de alabastro,
dijiste y las besaste con ternura,
brillaste como un astro
al decir con premura,
que me amabas también por mi alma pura.​

 

Resultó prematura
la idea de temer por su salud,
errada conjetura,
brusca como un alud
que no consideró su juventud.

 

¿Verosimilitud?
¡Es un cero a estas horas de la noche!
Que un rayo y un alud
destrozaron tu coche
es para risa, no es para reproche.​

 

Tenderé con un broche
este asunto engañoso, que presenta
y ventila el trasnoche,
ya caí en la cuenta,
que nunca de estos versos me arrepienta.