Liras ligadas logran labrar los lúcidos locos

Pasaron silenciosos
como la misma muerte imperturbable,
el frío sentencioso
con látigo loable
va sembrando un silencio despreciable.

 

Un efecto apreciable
la mente determina la frontera
lo simple es más probable
pero, si extraño fuera
por fantástico, más nos convenciera

 

Es bastante probable,
que tu estrofa, querido Pi, a la caza
de una lira impecable
sin querer la disfraza
de esforzada quintilla y la amordaza.

 

¿Preguntas por mi raza?
Somos todos la misma raza humana
que entre forraje y caza
se dispersa y se hermana
con otras que dejaron la sabana.​

 

Respeta a las mujeres
aquí no se permite la violencia
ya comprendí quien eres
agotas mi paciencia
te vi sin que notaras mi presencia.

 

En ti noté la ausencia
que crece en el maltrato, cicatrices
hondas de inapetencia.
Supe de las raíces
de las oscuras sombras que maldices.

 

Y vivieron felices,
nos asegura el viejo refranero,
comiendo sus perdices.
Y manda el mundo entero
al ave corredora al matadero.​

 

Yo también considero
repetir el cliché de fantasía
como recurso huero
mejor terminaría
con príncipes que comen catibía

 

Mi vibración meneas
si me cambia de polo tu ironía
haré lo que deseas
saltaré de alegría
por el techo hasta el medio de la vía.

 

¡Qué cosa con mi tía,
nuevo novio, otro “mozo” de noventa!
Vi que la seducía
mas sin tener en cuenta
que siempre hay un Quijote que la tienta.​

 

Todo el tiempo lo intenta
lo repite constante, sigue y sigue…
mi calma es virulenta
a veces lo consigue
que estalle como bomba y lo emboñigue.

 

Si consigo que ligue
esta lira infantil que les ofrezco,
y alguien aquí consigue
seguir, les agradezco:
De haraganas neuronas hoy padezco.​

El cierre me acaba de recordar aquel viejo chiste:
Un hombre, sufriendo de hirsutismo repentino, hecho un ovillo de pelos, desesperado le pregunta a su médico: “¡¡Doctor, le ruego, por favor…dígame qué padezco!!”. A lo que el gangoso doctor responde: “¡Padece un osito!”

 

Antes dijo -¡fenezco!
me quiso impresionar con su actuación
miró mi rostro fresco
repitió la oración
sonriente dijo -¡tengo hambre, bombón!

 

"Pero eres un bribón"
-jocosa y juguetona me lo dice-
tartamudo y chillón
para que climatice
sonrío, y no me falla la intuición.

 

Genial.

 

Le daré hoy la razón,
no quiero que se sienta poca cosa
así que su versión
será maravillosa,
no digan que no cuido de mi esposa.

 

Hoy me cavé la fosa:
froté la lámpara y pedí un deseo.
“Será vital y hermosa
y de loco jadeo”.
Y me regaló un can sin titubeo.​

 

Siempre pienso y soy reo,
la mejor fantasía desvanece
esa imagen que veo,
de este modo entorpece
y el andar soñador desaparece.

 

Me gritó, “¡negro el trece!”,
y la locura te estalló en la cara.
Hoy por más que le rece
muy fiel a Santa Sara
no retornas el oro que ganara.​

 

Mi nieta me acapara
ya no puedo ni hablar con un amigo
la vida me depara,
y de ello eres testigo,
jugar a las muñecas. ¡Qué castigo!

 

Un signo no consigo,
ni un ademán, un aire que me indique
que poco más que amigo
seré antes que claudique
y torres en el aire me fabrique.​

 

Si acaso me intoxique
con una mina* loca y venenosa
podré darle al palique
de que dolió la cosa
mas fue una experiencia muy hermosa.

​

*Mujer, en el lunfardo argentino.

 

Fue mina primorosa
la del tóxico encuentro aquella noche.
Con su andar, sigilosa,
no había sacrismoche
que no la deseara a trochemoche.​

 

Cuando llegué anoche
me estabas esperando con un bate
siempre duele el reproche,
me diste jaque mate
y yo que te traía chocolate…

 

Lograr que te retrate
esta lira de trazos muy sencillos
es un gran disparate.
No tengo los colmillos
de poeta y jamás sus finos brillos.​

 

Mirar solo los brillos
para encontrar el oro, es un error
intercambiar anillos
como prueba de amor
podría estar falseando su valor

 

Rejuvenecedor
ha sido verte esta mañana al paso.
Si no tuve el valor
de evitar el fracaso
que al menos te imagine en el ocaso.​

 

Creo que ya no hay caso,
¿para que este volver a hacer la ronda?,
dijiste que me paso
y te humillo muy oronda,
pero quieres volver. La herida es honda.​