Liras ligadas logran labrar los lúcidos locos

Tu caja de Pandora
mostraste aquella noche de verano.
Y bebí sin demora
el licor de lo arcano,
lo que quisiste reservarte en vano.​

 

Sé que te espero en vano,
y aunque quede despierta hasta deshoras,
no he de sentir tu mano
que sin mediar demoras
siempre me hizo sentir cuánto me adoras.​

 

Insensibilizarme
de lo visto en la tele esta semana
requiere emborracharme
con una damajuana
rebosante de caña boliviana.​

 

Paseando esta mañana
sentí por fin el sol en mis mejillas,
y me vi tan ufana,
libre de pesadillas,
que me encontré danzando de puntillas.​

 

Me duelen las canillas
al caminar por todas las aceras;
ya parecen astillas
cuando ando a las carreras,
amén de que se tuercen las caderas.

 

En marzo ocho, el día es hoy,
van las mujeres por esas aceras.
Marchando con ellas voy.
Queremos, sin esperas,
que nos cambie la suerte de a de veras.​

 

Comunicacional,
el problema del pálido argumento.
Infinitesimal
el acaloramiento
que me causa el ridículo momento.​

 

Amar es un tormento
de dulce desazón que abre morada
a un tierno sentimiento.
El alma enamorada
lo goza de la noche a la alborada.​

 

Si el corazón te late
aceleradamente en su interior,
es tal vez porque trate
decirte con fervor
que es por el sentimiento del amor.

 

Escribo sin rubor,
los versos que me vienen a la mente,
alegría o dolor,
rápida y torpemente,
voy contando mis cosas a la gente.
​

 

De limón con jengibre
he de tomarme un té para el resfrío,
tal vez con eso libre
este malestar mío,
mas no puedo olvidar que no eres mío.​

 

Escribo por hastío
y hastío al escribir. Es el oficio
de este bardo albedrío.
No implica sacrificio.
Es espiritualmente alimenticio.​

 

No vivo para el vicio
ni visto con sandalias de convento,
estoy a tu servicio,
y, como sacramento,
intento disfrutar cada momento.​

 

Con letras me alimento
porque es la sopa por demás sabrosa,
y al degustarla siento
que en mi mente se posa;
y al digerirla ahí, mi vida goza.



​

 

Cuando el ánima emboza
los miedos de la vida por defensa
natural y solloza
por una pena inmensa,
al pobre corazón se le dispensa.​

 

Envuelta en una densa
cruel grima que a mi vida no libera,
navego en una extensa
dimensión que genera
nostalgia por tu glosa vocinglera.​

 

La supercarretera
es una bulliciosa arteria aquí.
Como si interrumpiera
el mundo bengalí
con la fibra de Dhaka en frenesí.

Dahka-Chittagong highway
​

 

Sentí que te perdí
cuando no pude ver de amor tus versos.
Gran vacío sentí,
perdida en universos
carentes de tu voz, huecos, adversos.​

 

Cosilla baladí
el amor: si aparece, no retienes
su toque de ormesí
en tu piel, no sostienes
fácilmente el estar de parabienes.​

 

Oigo el jilguero, canta,
y sus trinos se escuchan por doquier,
la soledad me espanta,
y le he de agradecer
que con su canto me quiera envolver.
​

 

¿Cómo habrá sido, Era,
que un pícaro dactílico dejaste?
¡Horror, quién lo creyera!
¡La lira fustigaste!
Considero que mal te comportaste.
​

No es en serio, ¿eh?

 

Si, todo se fue al traste
cuando tú te pusiste impertinente.
¿Para qué la insultaste?,
todo quedó pendiente
y nuestro amor quedó sin aliciente.​