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los valores èticos màs altos

Tema en 'Salón de Poetas y Prosistas' comenzado por arturo el grande, 26 de Junio de 2007. Respuestas: 1 | Visitas: 9178

  1. arturo el grande

    arturo el grande Poeta recién llegado

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    1 de Mayo de 2007
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    La relación de los valores éticos más altos es esencial en nuestra cosmovisión humanista. Nosotros, los humanistas, creemos que el conocimiento científico nos puede y debe capacitarnos para hacer elecciones más prudentes. En este sentido no hay un muro infranqueable entre los hechos y los valores, es decir entre el es y el debe. Mediante el uso de la razón y el conocimiento nos podemos capacitar para materializar nuestros valores, llevarlos a la luz de la evidencia y al mismo tiempo tener una precognición de las consecuencias. Los humanistas hemos sido injustamente acusados de proporcionar los fundamentos morales que conducen al caos. Al contrario, hemos suministrado a través de los siglos, estamos suministrando ahora, y los que vienen detrás de nosotros también lo harán, los pilares para la verdadera acción moral. Nosotros los humanistas deseamos llevar vidas ejemplares, que sean un verdadero modelo, que produzcan ciudadanos y sociedades responsables. Pensamos que estamos contribuyendo a hacer mejor la sociedad. Nuestra ética no reconoce premisas religiosas; solamente morales. Juzgamos la moralidad por sus consecuencias en la felicidad humana y la justicia social. No necesitamos códigos ni predicadores. Nuestra integridad hace la diferencia. Nos comprometemos a maximizar la libertad de elección. Hemos de tener la libertad de pensamiento, conciencia e investigación. Cada individuo debe escoger su estilo de vida en tanto no perjudique a otros. Esto es especialmente relevante en las sociedades democráticas donde de hecho coexisten una multiplicidad de sistemas alternativos de valores. Así, se puede decir que los humanistas siempre hemos apreciado y respetado la diversidad. Por supuesto, queremos la libertad, pero tiene que ir aparejada con la responsabilidad. Vivimos en el seno de comunidades y la libertad no nos autoriza para lo ilegítimo, lo destructivo y lo que perjudica. Hoy las sociedades y los individuos gozan de una libertad sin paralelo en la historia, pero no tiene su equivalente en la responsabilidad. Necesitamos moderación, templanza, continencia y autocontrol. Buscamos la excelencia, la creatividad, el gusto estético, la prudencia en las motivaciones, la racionalidad y una obligación de llevar a su cumplimiento los más altos talentos de cada cual. El humanismo busca sacar a flote lo mejor de la gente, de manera que todo mundo pueda tener lo mejor de la vida. Como seres pensantes, reconocemos nuestras responsabilidades y deudas con los demás. Esto significa que no debemos tratar a los demás seres humanos como meros objetos para nuestra satisfacción; debemos considerarlos como personas dignas de igual consideración que nosotros mismos. Aceptamos la Regla de Oro, según la cual no debemos tratar a otros como no queremos que nos traten a nosotros. La buena disposición, la limpieza en las motivaciones y el trato cuidadoso y gentil son esenciales para la conducta ética. Esto implica que debemos desarrollar un interés altruista hacia las necesidades e intereses de los demás. Debemos decir la verdad, cumplir las promesas, ser honestos, ser sinceros, hacer el bien, ser fiables y confiar, dar muestras de fidelidad, aprecio y gratitud; ser bien pensados, justos y tolerantes; debemos negociar nuestras diferencias razonablemente e intentar ser cooperativos; no debemos herir ni injuriar, ni tampoco hacer daño o atemorizar a otras personas. Los humanistas recomendamos usar la razón para fundamentar nuestros juicios morales. El punto decisivo es que el conocimiento es esencial para formular decisiones éticas. En particular, necesitamos comprometernos a un proceso de deliberación. Los principios morales pueden mejor justificarse a la luz de la investigación reflexiva. Necesitamos ciertamente apropiarnos de la mejor sabiduría moral del pasado, pero también desarrollar nuevas soluciones para los dilemas morales, viejos o no. Debemos respetar una ética de principios. Esto significa que el fin justifica los medios; por el contrario, nuestros fines están modelados por nuestros medios. El principio fundamental del que partimos es el respetar siempre la dignidad de otros. En cuanto nos sea posible hacerlo, nos comprometemos a mitigar el sufrimiento y a incrementar la suma de felicidad humana. Debemos ser tolerantes de la diversidad cultural. Todas las personas deben ser tratadas con sensibilidad, y en todo momento, debemos salir en defensa de los derechos humanos, en donde quiera que fueran conculados. Debemos asegurarnos que todas las personas sean tratadas igual ante la ley. Al mismo tiempo, nos comprometemos a hacer lo posible porque los individuos no sean indebidamente reprimidos, restringidos o coartados a la hora de ejercer un amplio espectro de elecciones personales. Esto incluye la libertad de pensamiento y de conciencia. La privacidad es un derecho universal. Debemos respetar también la confidencialidad de los individuos. Debemos mantener vivo el libre mercado de ideas, el respeto a la diversidad de opiniones y permitir el derecho a disentir. Rechazamos cualquier tipo de censura que interfiera con la privacidad del individuo. Lo más importante, los humanistas en los albores del siglo 2000, mantenemos ciertamente el optimismo. Rechazamos tajantemente las filosofías de la desesperanza. Somos parte de la gran aventura de la vida. El futuro siempre está abierto. Podemos libremente elegir. ¿Quiénes son los humanistas? Los humanistas reconocemos la dignidad humana, el poder espiritual y aceptamos la responsabilidad de todo lo que ocurre alrededor de nuestras vidas. Nos auto-determinamos; resistimos todos los esfuerzos de la sociedad para hacernos parte de su cultura, de su modo de vivir. Solamente tomamos del entorno lo que juzgamos positivo. Sabemos que cuerpo y alma son indivisibles, y operamos en una gran todo. Nuestra moralidad se dirige a la madurez del ser humano y reconocemos la posibilidad de experiencias de una coherencia inescrutable, pero con la promesa de una justificación razonable. Los humanistas hemos existido siempre, aunque en ocasiones hemos sido llamados radicales, excéntricos o agitadores. Pero no pretendemos una revolución social; queremos que más gente abandone la moralidad aprendida y descubra la propia, para mejorar la calidad de la experiencia. Nos rehusamos a aceptar todo aquello en lo que no creemos; no tenemos por qué simular. Estamos convencidos que los ideales morales deben ser constantemente revisados y no impuestos, ya que las circunstancias cambian y cambian, y a la luz de ellas, tenemos que examinarlos y redefinirlos. Rechazamos todas las organizaciones que restringen la autonomía humana. Algunas de ellas son ancestrales, pero de ninguna manera las valida ante nosotros el hecho de su antigüedad. Nos mostramos intensamente mortificados ante el hecho indiscutible que el ser humano pierde y pierde más responsabilidad en la sociedad actual, compleja como es. Ha caído en la enajenación que se caracteriza por la banalidad, por los deseos creados y aprendidos y necesidades que no lo son. Hoy, el hombre es egoísta, y pierde todo sentido por la vida ante el alud de estímulos para caer en el despeñadero superficial. Queremos que se produzca un cambio para que más individuos descubran las cualidades positivas de la experiencia; queremos redescubrir el gozo y el amor, la creatividad y el crecimiento, las experiencias compartidas y la fraternidad, la singularidad, pero también la diversidad, el logro y la excelencia. Estas virtudes y cualidades deben ser cultivadas si hemos de superar las fuerzas ciegas y negras que amenazan la calidad de la vida. Una vida significativa y serena funde el placer y la autorealización creativa. Buscamos una sociedad justa, que permita a los individuos alcanzar sus visiones morales y estéticas sin que haya restricciones o presiones sociales. La censura de los demás y de muchas organizaciones siempre ha sido fuente de mucha infelicidad. Debemos volvernos más sensibles a la pluralidad de las necesidades humanas y a los métodos diversos que pueden ser requeridos para su satisfacción. Así, hemos de crear equilibrios, contrapesos, y sobre todo, hacer más terso el camino hacia la libertad interior. Asumimos que los sentimientos compasivos tienen un lugar importante en los asuntos humanos. Pero no deben oponerse a la razón; deben hacer simetría y sintonía con ellos, creando armonía. Una moralidad crítica es la que cuestiona las presunciones básicas, y que está determinada a usar la inteligencia crítica. Así, los principios morales deben ser tratados como hipótesis, viendo como funcionan en la práctica y analizando sus consecuencias. Cultivar la dignidad propia hasta hacer de ella todo un arte, es nuestra misión. Esto nos permite autodirigirnos y autocontrolarnos. Nos oponemos vigorosamente a todos los intentos que son perpetrados en las sociedades de todos los tiempos para disminuir la dignidad humana. Sabemos que la vida humana tiene límites. Por ello intentamos crear una visión de un ideal moral que pueda trascender los convencionalismos tan desacreditados, de una sociedad que ha quedado a la deriva. Sabemos que seremos cenizas, y por ello no perdemos el tiempo. Pretendemos que nuestra estatura sea espiritual en ésta la única vida que conocemos. No permitamos que se nos sumerja en las aguas competitivas de las sociedades modernas. Buscamos constantemente definirnos para afirmarnos y tomar decisiones firmes y sensatas. Determinados a los valores humanistas, buscamos y buscamos los valores supremos que nos puedan hacer distinguir con precisión el bien del mal. No nos hemos convertido en humanistas como consecuencia de una rebelión. Estamos convencidos que no queremos vivir en la hipocresía social, que queremos minimizar las contradicciones individuales y que no tenemos ninguna razón válida para someternos a las presiones del exterior. Nuestra filosofía nos exige un contenido elevado de la conciencia; un esfuerzo constante y veloz para tener más alerta de nosotros mismos y del entorno; queremos percatarnos de todos nuestros potenciales. La nuestra es una filosofía que es definida por la acción, la lógica y las palabras. Queremos mantener el entusiasmos todo el tiempo; no nos dejamos apresar por la adversidad. Entendemos de sus mensajes. Queremos hacer planes de acción para desarrollar estrategias de cambio a largo plazo; sabemos que todo es un proceso. No creemos en fórmulas mágicas. Somos solemnes y serios, pero reconocemos la necesidad del humor en nuestras vidas. No nos dejamos abusar, porque eso mina nuestro poder interior, y no por un deseo de venganza. Tenemos urgencia de esculpir todos los días nuestra identidad. No somos fatalistas. Entendemos que la buena vida se logra, no en la simulación, sino en la combinación de satisfacciones personales y otras actividades que contribuyan al bienestar de los demás. Apreciamos la belleza y el esplendor de la naturaleza; valoramos en todo lo que significa el gran regalo de la vida.
     
    #1
  2. Mujer_azul

    Mujer_azul Poeta adicto al portal

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    20 de Febrero de 2007
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    Le saludo paisano ... Bueno su texto .
     
    #2

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