Maltrato escolar

MALTRATO ESCOLAR
Relato verídico

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En aquella triste época, muchos profesores pegaban a los niños cuando cometían faltas de disciplina o no sabían la lección. Los alumnos levantaban el brazo para detener o amortiguar la bofetada, como hacen los boxeadores. Pero yo aguantaba la bofetada sin inmutarme ni llorar. Recuerdo que un “profesor”, el más bruto que me tocó, se reía de mí mientras decía a mis compañeros:

– ¡Miradle! No se defiende. Es un cobarde.

Yo carecía de autoestima. Me despreciaba y pensaba que merecía todos los castigos. Aquél "impostor" de profesor consiguió herirme en la cara y el alma con las bofetadas y los insultos.
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Comparto tu opinión. Ahora son muchos los alumnos que maltratan al profesor. Antes, muchos profesores infundían temor; pero ahora no infunden temor ni respeto a muchos alumnos.

Te mando otro micro relato dedicado al mejor profesor que tuve durante mi infancia:

MI MEJOR PROFESOR

Relato verídico





También guardo buenos recuerdos de un profesor que me dio un curso cundo tenía 11 años. Nos enseñaba a cantar para amenizar la clase y, además, hacía experimentos para despertar el afán innato de conocer que todos los niños tienen. Nunca me olvidaré de aquel microscopio que un día trajo a clase para que todos sus alumnos contemplásemos los ojos de un insecto.

Aquel profesor no daba miedo ni pegaba, sino todo lo contrario: infundía respeto y amistad. Me enseño dos lecciones fundamentales:

“Es fácil entender lo que convence.”

“Se comprende bien lo que se ama.”

Desde aquí le mando un abrazo.

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Viví la etapa del castigo escolar y eso forjó en mí, una disciplina. Considero que en la actualidad se han perdido los valores y los alumnos sienten poco respeto por los maestros y la sociedad los espera para condenarlos. Saludos.

 

Me gusta acariciar los buenos recuerdos y olvidar los malos. Creo que la vida evoluciona, pese a todo, porque lo bueno supera a lo malo. Pienso que lo malo existe para ser corregido. La oscuridad existe para ser iluminada.

Gracias por tu amable comentario. Un abrazo y feliz año.

 

Los castigos violentos forjan agresividad en los alumnos. Ahora, afortunadamente, está prohibido pegar a los alumnos en los países medianamente civilizados. Los profesores merecen todo el respeto de los alumnos y la sociedad. Se ha pasado a cometer el error contrario: ahora muchos alumnos maltratan a los profesores.

Te mando otro micro relato dedicado al mejor profesor que tuve durante mi infancia:


MI MEJOR PROFESOR

Relato verídico





También guardo buenos recuerdos de un profesor que me dio un curso cundo tenía 11 años. Nos enseñaba a cantar para amenizar la clase y, además, hacía experimentos para despertar el afán innato de conocer que todos los niños tienen. Nunca me olvidaré de aquel microscopio que un día trajo a clase para que todos sus alumnos contemplásemos los ojos de un insecto.

Aquel profesor no daba miedo ni pegaba, sino todo lo contrario: infundía respeto y amistad. Me enseño dos lecciones fundamentales:

“Es fácil entender lo que convence.”

“Se comprende bien lo que se ama.”

Desde aquí le mando un abrazo.

 

Buena aplicación de la técnica de enseñanza. Saludos.

 

Estamos de acuerdo: Es un buen método de enseñanza. Guardo un buen recuerdo de este profesor.

Gracias por leer y comentar este sencillo relato. Salud y ventura.

 

Viví esa época, Antonio, y recibí muchos golpes de esos que denuncias. Ciertamente, no era la mejor forma de enseñar, esa leyenda de ""La letra con sangre entra"" es una falacia.
Dicho eso, pienso que hemos pasado de un extremo al otro. Ahora, los alumnos se cachondean de los profesores, no hay disciplina, no hay valores, no hay lo que tiene que haber para encauzar a los niños y a los jóvenes en los valores del esfuerzo, del trabajo, de la voluntad, del respeto, etc etc.
Es por tanto que si rechazo lo de antes, rechazo AÚN MÁS lo de ahora.
Un fuerte abrazo, querido amigo.

 

Gracias por cololocar el número 10 en mis poemas y relatos. Tengo una tarta para celebrar el décimo cumpleaños en Mundo Poesía.

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Sí, es cierto, hemos pasado de un estremo a otro, como pasa con el péndulo. Los profesores y los alumnos deben respetarse muatuamente. Una injusticia no justifica otra. Te mando un relato verídico de un buen profesor:

También guardo buenos recuerdos de un profesor que me dio un curso cundo tenía 11 años. Nos enseñaba a cantar para amenizar la clase y, además, hacía experimentos para despertar el afán innato de conocer que todos los niños tienen. Nunca me olvidaré de aquel microscopio que un día trajo a clase para que todos sus alumnos contemplásemos los ojos de un insecto.

Aquel profesor no daba miedo ni pegaba, sino todo lo contrario: infundía respeto y amistad. Me enseño dos lecciones fundamentales:

“Es fácil entender lo que convence.”

“Se comprende bien lo que se ama.”

Desde aquí le mando un abrazo.

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Salud y ventura, José.

 

Espero y deseo que no se repitan los malos tratos de los profesores que ocurrieron en España durante la época de Franco. Me hubiera gustado ser profesor para tratar a los alumnos con el mayor afecto y respeto.


Gracias por leer y comentar este relato verídico.

 

Al cambiarnos de ciudad yo pasé de ir a un buen colegio "de pago" a aterrizar en uno público de pueblo, el día y la noche. La violencia de algunos profesores con los alumnos solo se veía eclipsada por la que había entre alumnos. El caso es que de un tipo o de otro había hostias casi a diario.
En una sociedad donde la educación básica hace aguas no puede salir nada demasiado bueno en el futuro.
Tu prosa me recordó esos jodidos tiempos. Un abrazo, Antonio.

 

"En una sociedad donde la educación básica hace aguas no puede salir nada demasiado bueno en el futuro." Así es, Luis. La buena educación puede regenarar a la sociedad de una generación a otra.

Gracias por sacar del olvido a este sencillo relato.