¡Más maderaaa!

Ahuyentando a las pizpitas
mientras miro a un carbonero
que en la mitad del sendero
busca de amor esas citas.
Y pensando en estas cuitas
deduzco que en los alados
no encontraremos malvados,
que viven por sus instintos
y nos hacen tan distintos:
ellos comparten sembrados.​

 

Ellas comparten sembrados,
las torcazas, las ratonas,
las calandrias juguetonas...
bellos seres emplumados
a simplezas abocados
en mis pampas argentinas.
Nos encienden las retinas
con su andar y sus colores;
no ven humanos dolores
en sus bonitas rutinas.​

 

En sus bonitas rutinas:
observar los pajaritos,
estudiar también sus ritos,
y hacerlo tras las cortinas;
sin quererlo te fascinas.
Utiliza catalejos,
transporta sus aparejos,
está en ello mi pareja
que con frecuencia se aleja
a pesar de mis consejos.​

 

A pesar de mis consejos
siguen con su perdición
de eterna celebración;
parecen animalejos
arriesgando sus pellejos.
Borrachos paracaidistas
se tornan en terroristas
al lanzarse al vacío
(vaya su libre albedrío)
junto a inocentes turistas.​

 

Se quedan con el bolsón;
tierra fértil que expropiaron
y que más tarde compraron
solo por un patacón.
Es casi una tradición,
¡qué tremenda manganeta!,
dirá, miserable treta
de aquellos en el poder,
pues se van a enriquecer
mientras nos dejan a dieta.
​

Aclaro, para evitar confusión, que intencionalmente suelo usar una acepción diferente (si la tuviese) a la palabra clave del último verso que me dejan: lo hice así recientemente con “carcasa”, “miura” y lo hago ahora con “bolsón”.

 

Mientras nos dejan a dieta
por padecer sobrepeso
quieren que además de eso
yo me convierta en atleta
y hasta que haga pirueta.
No señor, que desencanto
que haya que esforzarse tanto
por tener buena figura
pues a mí se me figura
que no ha de ser para tanto.​

 

A la otra vida te pasas
a la uva le dijeron
si a tiempo no te cogieron
porque bajo el sol te abrasas
y lentamente fracasas
en tu destino de vino.
Es que en este clima andino
los extremos son de esperar,
no se pueden demorar
para hacer un tinto fino.
​

 

Obtendras vino muy noble
si es que lo hacés con amor,
y no buscando un sabor
que penas quite a un innoble;
te sale el amargor doble
si es que deseás con vino
borrar lo que fue y no vino.
Por eso al yo fabricar
cosas para degustar
por amigos yo me inclino.

​

 

Por amigos yo me inclino
para merendar chorizo
en un ambiente castizo
y con Rioja el mejor vino.
Lo sabeis, ya lo adivino:
viene del Norte de España
y su sabor te acompaña.
Hablando de la merienda
quiero adjuntar esta enmienda
al poeta más divino.​

 

Al poeta más divino,
a la merienda Cyrano
invita como un hermano
y yo acudo sibilino;
muchas gracias por tu tino
y gran generosidad.
Te confieso la verdad;
nací en la Rioja hace mucho,
con los versos no soy ducho,
bebo vino sin piedad.



​

 

Chicos y chicas , me he liado con mi sigo, así que no sigo y el que siga que siga con "bebo vino sin piedad" del riojano Javier.

 

Bebo vino sin piedad,
los petit verdot, tannat,
cabernet, malbec, priorat…
No lo hago con maldad
y por favor, ignorad
el trencito de asonancias
porque en algunas instancias
el apuro me traiciona
y escribo como la mona
plagado de rimbombancias.​

 

Plagado de rimbombancias
trato de hacer mi poema
pero aunque tire mi flema
y me encierre en mis estancias
me sale muy simple el tema.
Solo digo: me querías,
y yo te quería más.
Me gustaba que detrás
del árbol donde las vías
muchos poemas me hacías.​

 

Muchos poemas me hacías,
¡quintales, y en rimas chuecas!
Ni te cuento las jaquecas
que, cuando me los leías,
me daban. ¡Qué porquerías
salen de tus locas tintas!,
si parecen ir encintas
de la taradez humana.
Mejor me voy con tu hermana
que va al grano y no hace fintas.​

 

que va al grano y no hace fintas
eso es lo que te figuras
más no sabes las honduras
del engaño que te pinta
y te parece distinta.
Hace que te creas amado
y te hace sentir osado
muy seguro de ti mismo,
pero te lanza a un abismo
en que quedas atorado.​

 

En que quedas atorado
yo te apuesto una fortuna,
como aquella no hay ninguna;
quedarás enamorado;
y ella, dueña de un tarado
que suelta babas fresquitas.
En tal caso de que omitas
el consejo que te doy
avísame que yo voy
preparando palomitas.

​

 

Preparando palomitas
para ver un buen programa
frente a la tele, en mi cama;
además de unas papitas
que me he de comer toditas,
aunque después, por la hartura,
la barriga cobre altura,
y al final, en el espejo
me mire en ese reflejo
como una caricatura.

 

A caballo malcriado
mejor dejarlo tranquilo,
pues estarás siempre en vilo
o saldrás muy mal parado
por el suelo de algún prado
tras recibir una coz.
Tendrás un dolor atroz
y verás las chiribitas,
mientras al caballo gritas
fuerte, como un altavoz.




​

 

Fuerte, como un altavoz
resuenan muy de mañana,
afiladas cual catana,
contundentes como coz.
Resultan sonido atroz
la retreta al desayuno,
las noticias en la Uno,
los maullidos de la gata,
la perra que da la lata:
no estoy para ruido alguno.​

 

No estoy para ruido alguno,
y con tu música burda
solo logras que me aturda;
yo prefiero un son montuno.
De Cuba, como ninguno,
te moverá el esqueleto.
A veces hasta un cuarteto
logra una clave* bestial.
¡Vaya si le ponen sal,
miel y pimienta a ese reto!​

Nota: La “clave” en lenguaje salsero, es el patrón rítmico.

 

Miel y pimienta a ese reto
hay que ponerle soltura
a la música de altura
aunque no es un secreto
que me gusta suave y pura.
Pero es que a veces el son,
que con los bongós se toca,
a veces me vuelve loca
o ya no sé si es el ron,
pero bailo con tesón.​

 

Pero bailo con tesón
nos dice Luciana arriba
y yo a responderle iba
cuando sonó la canción.
Y es verdad que la emoción
no consigo acompasar
ni mis piernas controlar
y la música termina,
como siempre la ladina,
haciéndome tropezar.​

 

“No acabéis con los gusanos”,
dijo el jilguero en la fiesta.
Ni la mesa estaba puesta
cuando tordos chabacanos
portándose como insanos
glotones de pacotilla
se subieron a la silla
y hasta el plato relamieron.
Tristes, los mirlos partieron
con hambre para Sevilla.​

Nota: supongo que el viejo dicho ese de “el que se fue a Sevilla perdió su silla” es panhispánico. A los mirlos de la décima les ha pasado al revés, pero la idea era conservar ese juego de palabras.

 

Con hambre para Sevilla;
de fiesta para Valencia;
a Madrid con preferencia;
Asturias, cosa sencilla;
Galicia, una ladilla;
en Zaragoza se goza;
ah... Barcelona, ¡mi moza!;
Málaga, Murcia, León,
España, ¡que gran nación!
Mas Caracas le destroza.​

Nota:
Sin ánimo de ofender,
solo patriota he de ser.

​

​