¡Más maderaaa!

Salga rica y elevada
clase social, me refiero
sin problema de dinero
y para colmo salada (*).
Con una vida privada
discreta pero traviesa,
eso sería una sorpresa,
sin pudor estando en cama,
más ardiente que una llama...
no diréis que no interesa.

(*) adj. Gracioso, agudo o chistoso.
Al contrario de como se entiende en algunos países de latinoamérica.

 

¿No diréis que no interesa
tamaño de billetera,
de bíceps y de bañera,
de desgracia y de sorpresa,
la política promesa
y de otra cosa que callo?
¿Retozar como un caballo
o disfrutar de un tecito?
Siempre es lo muy chiquitito
mero brote, nunca tallo.​

 

Gracias, Ermenegildo, por avisarme del error en mi anterior décima

Mero brote, nunca tallo,
será siempre lo pequeño,
pues la rama nunca es leño
y un bikini nunca es sayo*.
Si molesto, yo me callo
y no alargo el laberinto
de letras tan variopinto
entre lo grande y lo enano...
pero, ¡algo mueve mi mano!
¿será acaso el vino tinto?

​

* Sayo: Se llamaba sayo a las túnicas holgadas,
poco ceñidas o sin ceñir, que llegaban hasta las rodillas

 

¿Será acaso el vino tinto,
los canutos (*) que he fumado,
la farlopa (**) que he tomado?
a todas puse el precinto.
Quizás si vence el instinto
puedo fumar un cigarro
para no comerme el tarro (***),
y contenerme las ganas
haciendo promesas vanas
volviendo a caer del carro.

(*) Cigarro de hachís o marihuana.
(**) Cocaína.
(**) comer el tarro a alguien
1. loc. verb. coloq. Esp. comer el coco. U. t. con el verbo c. prnl.

 

Volviendo a caer del carro
Ben Hur se recuperó
y en su cuadriga venció
a cuanto indigno bizarro
-fuese gigante o chaparro-
la trama le deparase.
No es que en esto me rebase
pero héroes ya no quedan.
Mientras los más buenos ruedan
el villano sienta base.​

 

Con amistad se disuelven
los roles en el trabajo.
Actuando con desparpajo
así a las andadas vuelven
y cuestiones no resuelven
con dos copas al salir.
Siempre es fácil confundir
amistad con otra cosa.
A la actitud bochornosa
debes siempre combatir.​

 

Siempre debes combatir
los vicios que te apendejan
porque nunca se despejan
ya no te dejan vivir
te conducen al morir.
Pero si aun así te atrapan
busca terapia adecuada
de la gente preparada
ellos saben y te sacan
de mal morir te rescatan.​

 

De mal morir te rescatan
en el bendito hospital.
Mas se acaba todo mal
cuando en “buen morir” te matan
y mucha plata te sacan
con remedios onerosos.
Son métodos bochornosos
de cobranza y extorsión.
Mejor con ajo, limón
y tragos espirituosos.​

 

Con este cóctel por suero
inicio todos los días,
le añado unas gotas frías
y sigo fiel a mi fuero.
Con una cinta de cuero
mis pecados sé que apago
pero mis culpas rehago
al mirar a la vecina
y volver a la rutina.
Por eso le doy al trago.

 

Cyrano, me temo que vas tarde. Quizás te haya pillado fin de página.

 

Y la dejaste vacía
sin piedad y por avara.
¡Quién para esto se prepara,
que con gran alevosía
le vacíen la alcancía!
Yo guardaba mis centavos
para salir con los chavos
al barcito de la esquina
y así matar la rutina.
Trabajamos como esclavos.​

 

Como bien se sobrentiende
el VAR genera polémica,
mas su aplicación sistémica
nos dicen que se pretende.
A veces, parece un duende
del mal la tecnología:
nos anulan, sin tutía,
un gol por media pulgada.
Y gritamos, ¡qué “cargada”,
cómo fue que no valía!​

 

Gracias, Juglar.

 

Como fue que no valía
ese gol logrado en falta
que empuja al defensa y salta,
remata a la portería
la pone donde quería.
Pero entonces entra el var
y el árbitro ha de pitar
hasta que una hora más tarde
le digan que se resguarde
porque el gol debe anular.

 

Porque el gol debe anular
al Señor ya se encomienda
mientras se suelta la rienda
y se empieza a desbocar
Picapiernas por el VAR.
Es un zaguero muy recio
y casi siempre por necio
recibe tarjeta roja.
¡Y ahora la oreja le moja
al árbitro con desprecio!
​

Creo que “mojar la oreja” es algo panhispánico. Simboliza provocación, y era muy común entre los niños cuando al “orejamojado” se le quería pelear.

 

Al árbitro con desprecio
le ha mirado aquel defensa
tras sufrir la gran ofensa
de un regate de trapecio
que le dejó como un necio
y terminó en pase atrás
que Hugo Sánchez sin compás
remató acertado en plancha
y consiguió que la cancha
viviera un golazo más.

 

En un millón de mocosos
hemos confiado las vidas...
Con promesas incumplidas
han llegado estos tramposos,
muchos de ellos peligrosos
-los de esquerra y batasuna-
sin preparación alguna,
legislando sin criterios,
liderando ministerios,
a sentarse en la tribuna.

 

(*) Solo por asegurarme, pero cuento 9 sílabas en el primer verso...

Todos se pueden ahogar
entre lágrimas de llantos,
olvidando los encantos
que la vida puede dar.
Mejor conviene olvidar
las penas que se han vivido,
apreciar quien hemos sido,
borrar y una cuenta nueva,
esperar la primavera.
Siempre se encuentra un sentido.