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Mayordomos-.

Tema en 'Poesía Surrealista' comenzado por BEN., 17 de Octubre de 2018. Respuestas: 0 | Visitas: 320

  1. BEN.

    BEN. Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Hombre
    Proclamando mi propia muerte

    silencio empujado desde otro nivel

    el agua ennoblece las frentes

    los charcos derrotados crujen

    las estrellas son sacos espléndidos

    de paja.

    Las derivadas ecuaciones

    epítomes absolutos, en qué

    aire, renaces? Para cumplirme

    en veloz matanza, la lucha

    siempre es hasta la sangre.

    La hez es un compendio

    figuras abstractas, un país

    desdichado y su frágil esperanza,

    todo mata y me mata.

    De la guerra civil

    lienzos proscritos

    una aventura sobre el terreno

    de alcaldes, venturosos, quizás,

    exiguos apóstoles sin un interés

    desmedido.

    Y las vértebras que crujen

    solitarias y solidarias

    ritmo de campanas

    en la vendimia apresada

    futuras muestras maltrechas

    de ídolos desvencijados,

    la terrestre línea

    embalsamada por forajidos.

    Yo quieto, tan solo.

    Tú, en la nervadura de la nieve,

    con litros de huracanes

    que falsean la sangre

    y la prostituyen. Sacos

    desigualados, un prostíbulo

    con su almanaque, vencido,

    de horas pasadas.

    El periódico de tu vida:
    noticias falsas, cuadros

    idolatrados, músicos de orquesta,

    algo que es intuición.

    Nacen enseñados

    como buenos hijos del futuro

    todos lloran la pérdida de la ejemplar patria

    de los daños carcomidos y de los cadáveres

    apilados.

    Todo es mendaz.

    Toda una generación quizás miles

    de ellas postradas en camas, en camastros,

    entre luces discordantes y mortecinas:

    papagayos y mayordomos, eso queda,

    de la santa alianza.

    Creyeron fácil como juntar las manos

    quedarse hieráticos o inactivos

    el resto de la existencia

    tan frágil como un cometa

    pasando lejano entre multitudes.

    Esto era la paz, ser pacífico.

    Y llegaron. Bastardos

    sin plenitud de hijos.

    Y el miedo, con ellos.

    De su mano, con ellos.

    Qué más podíamos hacer

    se van quedando solas, las manos.

    Y llego tarde, como siempre.



    ©
     
    #1

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