Mi ciudad

Amanecer en La Laguna,
un torrente de colores
se cuelan por mis ojos
al contemplar tu luz
verde y oro en tu fértil vega.

Nieblas matutinas descienden
de los montes mercederos
que te rodean,
mientras tus tejados destilan
tu encanto, sombras y matices
de una atmósfera serena
como reflejan tus adoquines y aceras.

Vieja ciudad de calles rectas,
jardines del pasado
mimados por la lluvia cristalina
que tu clima húmedo destila.

Calles grises adornadas
por fachadas de colores, casonas elegantes,
guiños a la vida de tus volcanes y de tus flores
ocre, azul añil, rojo quemado,
tu sabes como hacer
que el viajero se sienta embriagado.

Eterna fuente de inspiración,
recorro tus calles en noches de luna
como sólo hay en La Laguna,
recuerdos de tiempos pasados,
me hablan tus piedras, ventanas y aldabas
esas historias que fraguaron
aquellas vidas aventureras
mercaderes, capitanes, curas y damas bellas,
azúcar, vino, orchilla y sedas.
Todo ello bañado por tus molinos,
las cruces de tus caminos,
los conventos y palacios,
que forjaron tu destino
de ciudad noble, elegante, culta,
literata, musical y universitaria.

Yo la disfruto cada minuto,
mi vida está ligada a ti
tan intensamente,
que nuestra historia de amor
sólo acabará cuando mis ojos
dejen de verte
y mis versos dejen de cantar
tu magia
y la serenidad que a mi alma entregas.