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mi guerra de afganistán

Tema en 'Poesía realista (sin premios)' comenzado por jose villa, 25 de Mayo de 2017. Respuestas: 0 | Visitas: 404

  1. jose villa

    jose villa Poeta que considera el portal su segunda casa

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    2 de Julio de 2008
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    la última guerra en afganistán me la pasé de puta madre
    estuve acuartelado con otros 20 soldados del us army
    en una hermosa residencia de 50 habitaciones con calefacción y wi fi
    mandada construir a imagen y semejanza del castillo de harún al raschid
    por uno de los 99 hijos bastardos de osama bin laden
    que amablemente cedió su uso para el hospedaje de las tropas americanas
    y encima obsequió a cada soldado con un carnet de socio
    de la sala de cine habilitada dentro de la mezquita del siglo 4 antes de cristo
    que se levantaba al otro lado de la calle y donde cada fin de semana
    ponían de estreno la última superproducción cinematográfica made in hollywood;
    mis compañeros y yo nos reuníamos con los terroristas
    cada día al atardecer en un café del barrio
    para jugar a las cartas, ajedrez y backgammon;
    nosotros llevábamos latas de budweiser y ellos opio y cannabis
    y así bebíamos y nos drogábamos mientras apostábamos de a dolar
    hasta que al filo de la madrugada terminábamos poniéndonos sentimentales
    y rematando la velada abrazados y cantando canciones de elvis
    como viejos compinches que se conocieran desde niños;
    algunas veces ellos venían de visita al palacio de alí babá
    acompañados por sus novias y sus hermanas y una que otra amiga
    y nos dejaban meterles mano e incluso la verga a sus mujeres
    para aliviarnos de las urgencias sexuales propias de la vida de cuartel;
    en retribución por su generosa actitud, desde luego
    nosotros les permitíamos echar un vistazo
    al contenido de los informes de inteligencia militar
    que minuto a minuto recibíamos por medio de satélite
    desde las mismas entrañas del pentágono para ponernos al tanto
    de los últimos movimientos estratégicos de avance y repliegue de tropas
    en la zona de conflicto y otros focos rojos de la región;
    la jodida guerra de todos modos nunca se iba a terminar
    así que por un puto tanque o un f-14 que américa perdiera de vez en cuando
    el desarrollo de los acontecimientos tampoco iba a sufrir grandes cambios;
    el que mejor me caía de entre aquella bola de barbudos
    era mustafá "tres dedos" jomeini
    un cuarentón medio calvo de ojos saltones
    especializado en volar mercados atestados de gente inocente
    haciendo infiltrar entre la multitud, preferiblemente en domingo a mediodía
    toyotas utilitarios de modelo antiguo cargados con explosivos
    que luego de abandonar detonaba a distancia con el celular;
    cuando no tenía entre manos la planificación de una masacre
    mustafá solía pasar a recogerme frente al cuartel en su impala del 68 tuneado
    para irnos al karaoke de travestis del distrito rojo de las colinas de kabul
    donde él y yo nos disfrazábamos de las hermanas kardashian
    y meneábamos el culo y hacíamos como que cantábamos
    el himno nacional americano en el medio tiempo del super bowl
    para beneficio de los putos maricones reunidos en aquel desastrado tugurio de talibanes;
    abandoné afganistán a finales del 2005
    poco antes del ataque masivo con misiles que redujo la mitad de kabul a escombros
    -incluyendo el palacete de bin laden, el cine y aquel entrañable café oriental-
    y desde entonces mustafá y yo perdimos el contacto,
    pero cada vez que veo en las noticias los cuerpos ensangrentados y despedazados
    de un número no especificado de gente asesinada por el estallido de un coche bomba
    me acuerdo de mustafá acomodándose aquel ridículo par de tetas postizas
    y enseguida me acomete un impreciso ataque de nostalgia por aquellos días ya perdidos;
    algunas noches insomne fantaseo con la idea de volver allá
    aun cuando sepa perfectamente que no tendría sentido hacerlo
    dada la alta probabilidad de que ninguno de aquellos que conocí entonces sobreviva aún
    y el hecho de que mi situación actual resulte envidiable:
    tengo una mujer hermosa y dos maravillosos hijos
    un ático en la mejor zona de washington y casa de verano en martha´s vineyard
    trabajo como asesor independiente en temas de seguridad nacional para la casa blanca
    y vivo una vida que se ajusta practicamente en todo al ideal del american way of life;
    sin embargo, por mucho que pueda presumir de lo bien que me van las cosas
    hay una parte de mi corazón que ya no tengo dentro de mi pecho

    porque se me quedó perdida en una de aquellas polvorientas calles de kabul cuando me fui de allí

    .
     
    #1
    Última modificación: 30 de Mayo de 2017

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