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Mi yo alegre, mi yo desnudo

Tema en 'Clásica no competitiva (sin premios)' comenzado por lesmo, 6 de Octubre de 2021. Respuestas: 2 | Visitas: 307

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  1. lesmo

    lesmo Poeta veterano en el portal

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    Mi yo alegre, mi yo desnudo

    A ti no te aprisiona
    el peso de esta vida,
    tampoco el buen recuerdo te abandona
    ni jamás se te abren los labios de la herida;
    tu propia mente siempre parece que perdona,
    parece que te cuida,
    benigna a la maldad de tu persona,
    de tus males no dice la medida.
    A mí la vida llega a producirme
    mil llagas con recuerdos a millares
    venidos de lugares
    que tienen claroscuros, la vida quiere hundirme;
    mis males los presenta claramente
    como una gran legión que viene a perseguirme.
    ¿Cómo es posible eso?
    y ¿cómo en ti se muestra tan suave y compasiva?
    y ¿cómo hiciste tú para que reescriba
    tu historia nuevamente ya sin el duro peso
    que tiene la memoria?
    Y yo ¿por qué si miro a mi pasada historia
    me quita toda calma?
    ¿Por qué en tu caso enseña su cara fugitiva,
    y a mí llega a cargarme cruelmente todo el alma?
    La vida a mí me agota la conciencia
    desde por la mañana,
    desde la hora temprana
    me trae el mal que hice a mi presencia.
    No puedo combatir
    el mal que he cosechado con los años,
    no sé reescribir
    mi historia falsamente con engaños.
    Mi espíritu sincero,
    que nunca me complace,
    nunca ha sido embustero
    y nunca ha sido tibio por ver si satisface
    mis íntimos deseos de estar siempre tranquilo.
    Mi espíritu no hace
    que todos mis pecados estén en el sigilo.
    ¿Quizás tú fuiste bueno?
    ¿Quizás tú fuiste fuerte?
    ¿Quizás tú rechazaste la tentación de muerte?
    ¿Por eso te mantienes tan sereno?
    Pero yo no te envidio en ese estado,
    ahora que los años han pasado,
    aunque yo tenga abierta
    la herida del costado
    que mi historia violenta me despierta.
    No envidio tus caudales de alegría,
    que es alegría muerta.
    No envidio que amanezcas cada día
    con una gran sonrisa en el semblante,
    en tanto mi porfía
    es sostener mi ser tambaleante.
    No envidio que en tus rosas
    el tallo haya nacido sin espinas,
    aunque sean tus flores en apariencia hermosas,
    que en tu jardín ocultas las esquinas.
    Aunque las mías fueran, marchitas al nacer,
    símbolos del fracaso y de las muchas ruinas,
    de lo poco que puedo merecer.
    Despiertas a la vida tranquilo cada aurora,
    el día que amanece, el día que te alcanza,
    la sensación que trae para ti es la indolora
    tranquilidad de siempre, pues nunca aborreciste
    esa maldita hora
    de cuando te dormiste;
    por eso no te sientes nunca viejo
    porque jamás te viste
    en el sincero azogue del espejo;
    por eso no estás triste;
    por eso eres mi yo tranquilo, acomodado,
    por eso no te afecta la derrota
    ni te asusta la sombra del pecado
    que tanto a mí me agota.
    A ti no te aprisionan los pesos de la vida,
    a ti, mi yo indolente, mi yo siempre cobarde,
    mi yo en constante huida,
    mi yo que nunca arde
    en el fuego terrible de un ansia desmedida,
    mi yo que nunca piensa que pueda hacerse tarde,
    mi yo que nunca piensa en la balanza,
    mi yo sin la esperanza
    de una vida más noble
    anclada en la verdad, tan fuerte como un roble.
    La esperanza de haberme descubierto
    si acaso me despierto,
    entre mi ser oscuro,
    atisbando bogar a un nuevo puerto
    en esos mares cálidos de un sueño de futuro.
    A ver si alguna noche te encuentro en el camino,
    te encuentro frente a frente y te desenmascaro,
    porque cuando te aleje, señor de mi descaro,
    andando a mi destino,
    cuando te deje mudo,
    aun en la soledad,
    aun sin estar alegre, caminaré desnudo
    sin tu alegría amarga,
    sin tu tremenda carga,
    en pos de la esperanza y en pos de la Verdad.

    Salva Glez. Moles
    6 de octubre, 2021.
     
    #1
    Última modificación: 6 de Octubre de 2021
    A E.Fdez.Castro y Callejero60 les gusta esto.
  2. Luciana Rubio

    Luciana Rubio Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Tremendo poema, cómo para leer y releer. De un sinceridad aguda. Pasaré a leerlo de nuevo con igual gusto.
     
    #2
  3. Callejero60

    Callejero60 Sé agua ... o nada.

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    Tremendo, Salvador. Lo encuentro tan intenso y tan interno, que me es difícil comentar. Las conversaciones con uno mismo, pocas opiniones admiten.
    Es enorme tu Silva, y no solo por la extensión.

    ¿Por qué sabía yo, que estarías tramando algo grande?... Quizás porque como dicen por estas tierras: llevo un viejo en la barriga.

    Te felicito por este grandísimo trabajo, en el que, después de unas 8 lecturas, sigo descubriendo cosas.

    Un abrazo.
     
    #3
    Última modificación: 6 de Octubre de 2021

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