Mitad y mitad

Partidos en dos, tu y yo, mitad y mitad,
yo suspirando por tu trémula andanza,
tu suspirando por los vientos traviesos,
el amor nos condena, la pasión nos encarcela
y aquí estamos… palmo a palmo, beso a beso
rodeados de los arboles en la maleza misma de los haberes inciertos
tomando de la mano las ramas de los arboles,
sollozando levemente como el rocío mañanero,
unidos a destiempo como los segundos a los minutos.

En medio de los sueños de juventud y vejez
rodeado de fantasmas que nos espantan en serio,
cobijando sueños en momentos de desventura
entrelazando recuerdos cuando el tiempo ha pasado,
iracundos cuando la verdad azota y la mentira calla
soñolientos cuando el amor ha dejado su huella en nuestra cama.

Así estamos… tú y yo, complemento mismo de nuestras faltas,
mitad y mitad de aquel pedazo de nosotros que se oculta tras las sombras,
canción en verso en noches de notas altas
poemas sin sentidos y palabras que hilvanan trampas y despechos,
mitad y mitad, tu verdad y mi mentira para no amarte más
mitad y mitad, tu caricia leve y mi piel estremecida,
carta escrita con tinta indeleble donde se narran los momentos que habremos de vivir
descarga de lagrimas cuando recordamos lo que no hubo de suceder.

Desgarro mis vestiduras en esta tarde de agosto,
alegre por tu existencia y rogándole a dios me de la venia de que seas mía
ansioso por decirte frente a frente esto que late en mi cuando tu imagen emerge
pintando selvas en cobertizos obscuros, enmarañando amarras que mantenían oculto
gritando a los cielos en la carrera loca por las noches de luna llena,
sorbiendo la savia de tus besos que aun no he cosechado de tus labios de miel,
desventurado y único en tinieblas que nublan mi vista,
virtudes que aluzan con tu sonrisa mis caminos.

No te conozco y temo a conocerte, porque no sé si pueda dejar de sentirme tuyo
me amedrento por dentro, llorando solitario para no acarrearte orgullos y despedirme completo,
esperando en instantes que me caces como una bestia para rendirme a tus pies,
y redimir en medio de la pena los canales de agua que oculto bajo mis ojos,
y como no sorprenderme preciosa dama dueña de mi alma,
si hoy que observe tus ojos me sentí un genio atrapado en su lámpara maravillosa,
en medio de los destellos luminosos de tu mirada triste.

Mi llanto brota del alma pues tu tristeza me embarga y me imposibilita a decirte que te amo,
pero acepto que en esta ocasión, solo en esta… me permitiré decirte que tú eres mi dama
y si tú me das el don de tus besos yo seré tu señor, no para protegerte de los temores que te aquejen
sino para darte fragmentos de mi que atesores en tu mente, y arrancarte una sonrisa que te haga feliz.