Mobiliario mortal

Me gusta conservar cosas,
me gusta conservar gente,
por eso he embalsamado
a todos mis pretendientes.

Con ellos construyo muebles
de diferentes estilos,
doy rienda suelta a mi arte
y los mantengo conmigo.

Me he fabricado un armario
y las puertas son gemelos,
el Antonio y el Ginés,
todavía les guardo duelo.

Para mi cama he usado
una cantidad indecente
pues ya sólo el cabecero
se ha llevado casi veinte.

Pero no es mi obra maestra,
es una fuente barroca
con sus luces y sus chorros
brotándoles por la boca.

Inexpresivos, en corro
con el agua a borbotones
es como estar en La Alhambra
en el Patio los leones.

He perdido la vivienda
por no pagar el catastro,
¿qué hago ahora con los muebles,
y si los vendo en el rastro?.

Descargo la furgoneta
y monto mi exposición,
pensé que no gustarían
pero vendo mogollón.

Voy a crear mi propia firma
a unos precios que marean
con los muertos desmontables
como los muebles de Ikea.

 

Es llamativa, tiene un atractivo particular que no sé si denominar gusto, ese cómico aire y esa naturalidad que le das a lo grotesco, a lo macabro.