Musas ausentes

Con tinta ya seca se añora a la musa
que siempre en silencio dejaba suspiros
tallando en el aire celestes zafiros
que avivan el fuego sin duda ni excusa.

En cada rincón se esconde la esencia
que colma vacíos quemando la piel,
dejando impregnadas caricias de miel
que rompen cadenas a toda la ausencia.

Hay musas que nunca se van de la mente
e inspiran pasiones de forma secreta
haciendo de un sueño real y ferviente,
que escriba sus versos de nuevo el poeta.


Tere B.O
18-12-2020







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Así es, llegan solitas y cuando quieren jajjja, agradezco tu paso por mis letras dejando tu agradecido
comentario en ellas. Ha sido un placer poder contar con tu presencia en mi espacio.
Un abrazo.

 

Hermosos versos, Tere. La musa, a veces presente y en tantos otros momentos ausente, es la resonsable de nuestros aciertos y de esos periodos de sequía, que nos mantienen apartados. Tu poesía, siempre grata, sabe poner el dedo en la llaga, con gran acierto. Un fuerte abrazo.

 

La verdad, de que las musas siempre llegan, sobre todo cuando el espíritu emprendedor
nunca deja de buscarlas... hasta debajo de las piedras.

 

El poeta por diferentes razones pierde un rato, un tiempo, un segundo a sus musas, pero jamás deja de ser quién es, y cuando las celestinas caprichosas vuelven al alma, renace en cada letra como sus magníficos versos. Vaya un saludo para usted.