No pertenecer

Desahuciado aun el firmamento,
sus latidos cubren
de monocromía al universo,

monotonía universal,
el silencio es lo gris de la existencia,
mezclada la abundancia milagrosa,
el equilibrio que dicta,
cada muerte en la naturaleza,

el comienzo de una nueva forma de vida,
nuevas maneras de sufrir,
conseguir,
ser condescendiente,
y nadie ascenderá al cielo,

el infierno se abre internamente,
a cada paso otro diablo,
que tiñe con flamas el vacío,

la inexistencia arde,
entre un alarde de idiosincrasia,

cuando toda falacia es realidad,

arderemos felices,
bienaventurados,
serenos,
con la imaginación inerte,

por dejar de pertenecer al mundo.