Ocaso

Cierra su párpado el día
y la sangre de su espuma
coagula en ondas de bruma
a la luz de una bujía.

En las gotas del silencio
oigo temblar el rocío,
reflejado vocerío
del velorio que presencio.
Nada me queda del día,
vana gloria fue su espuma,
el arrebol en la bruma
naufragó como bujía.

Nota. Cierta deuda en mi memoria tienen estos versos con los de Gerardo López en su hermosa zamba «El indio muerto», que comienza así:

El cielo está enlutado
de opaco poncho de nubes
el día murió a lo lejos
lo están velando arreboles.

 

Me gustan mucho estos versos. Un saludo musador

 

Un precioso poema, Jorge, en el que veo que sigues frecuentando esa fórmula de la canción medieval con la que tan buenos trabajos te he leído recientemente. Este me ha gustado de manera especial. Es un formato este que acaso me tiente para componer algo.

Quede patente mi admiración con estas letras.

Saludos.

 

Bueno, repuesto del rubor que a mi modestia le ocasionan tus exageraciones, querida Isabel, te agradezco tu paso por estos versos y espero que te hayan agradado.
abrazo
j.

 

a mi me pasa,hay veces que nada queda del día en el recuerdo, llega la noche y el día naufragó como bujía,luego otro, y siempre igual, espléndidas palabras componen el poema, marga

 

Bellísimo poema con un dejo de tristeza. Esta estructura es muy bonita y aunque ya escribí uno después de leer otro de tus poemas , ahora que te leo este creo que intentaré escribir otro. Encantada de leerte como siempre. Saludos y Bendiciones.

 

Esta canción, a pesar de su brevedad, me parece más lírica y más hermosa que las anteriores. Y no es que el lirismo haga la hermosura del poema, pero tampoco lo plano ni la abundancia de tópicos ayuda. «Cierra su párpado el día» tiene, por ejemplo, una inusitada carga poética; se nota la intención de escudriñar lo bello en todo el poema y esa es una de las cosas que más valoro en la poesía.
Un abrazo infinito, hermanazo.
¡Seguimos en la lucha!