Pánico en la cocina

Es un cuchillo coqueto,
elegante y presumido,
sabe que es el preferido
porque nunca para quieto.

Con su negro mango de ébano
y su fina hoja de acero,
va siempre de mano en mano
silbando como un gomero.

Es valiente y aguerrido,
y puede con todo, carne,
pescado, fruta o embutido.


Pero hoy tiene miedo,
ha escuchado algo…
un soniquete inconfundible
que lo llena de temor.



TI RU RI RU RÍIIIIIII TI RU RI RU
​

​

TI RU RI RU RÍIIIIIII TI RU RI RU



Él lo sabe,

ya viene…


TI RU RI RU RÍIIIIIII TI RU RI RU


se aproxima...



ELLLLLLLLLLLLLLLLLLL AFILAOOOOOOOOOORRRR




Historias Matritenses (Oficios perdidos)





​

 

Jajajajajaajajajaja... Pero no debe darle miedo el afilaooooorrr, porque lo va a dejar niquelao.
Vamos un cuchillo tan chulo, y encima con filo bien agudo y cortante. El rien va plus de los cuchillos.

Encantadisima de leerte (vamos, como la rana del cuento)
Abrazos afilados.

 

Se me ha adelantado Isabel... yo tenía mucho miedo cuando iba al dentista, bueno, y lo tengo. Esa era la idea con el cuchillo, que solo de saber que viene, que llega la cita se pone a temblar, como yo.
En fin, pero hay que ir de vez en cuando...
Gracias, Era, un tembloroso abrazo.
Javier

 

Pues la verdad que, revisando el cuentillo y ponerlo un poco más rimado, en esa rima estaba atascado. Menos mal que La Gomera me ha salvado.
Esa era la idea, Isabel, el dentista, casi me alegra saber que no soy el único que lo pasa mal cuando toca.
Y eso, al ataque con la cocina, a escuchar sus vocecillas.
Un cocinero abrazo, gracias.
Javier

 

Pobre jejeje pero que le toca le toca...sino como va a cortar después.
Un gusto venir a tu cocina

 

El gusto es mío por tu visita, ladulcec, gracias. No te preocupes por él, si luego está venga presumir otra vez.
Saludos
Javier

 

Creo que tu protagonista debería saber que el afilador es como un estilista de aceros que lo dejará más interesante y eficiente
Cada objeto tiene una historia y vos la sabés contar de una manera adorable y natural.
Aquí de nuevo encuentro tu particular observación de las cosas con sus detalles.
Leerte en infantiles es iniciar el día con una sonrisa. Pienso que debemos leer todo aquello que reconforta, más allá de si es una temática alegre, sentimental o de nostalgia.
En tu caso siempre se trata de asombro, de una pluma que sabe ver más allá de lo cotidiano.
Un abrazo y muy feliz semana, amigo.

 

Jajajaja.... claro, el cuchillo lo sabe, pero antes de pasar por las manos del afilador le de algo de miedo. Es como yo cuando voy al dentista para hacerme una limpieza de dientes, sé que me va a dejar echo un pincel pero también que voy a pasar un rato desagradable.
Todo lo contrario que tus comentarios, Cecy, que siempre son de lo más reconfortante y motivadores.
Me divierte mucho darle vida a los objetos que nos rodean cotidianamente. Ahora que no nos escucha nadie (no sea que me encierren) te diré que muchas veces les digo cosas, por ejemplo doy las gracias a mi coche después de un trayecto, también al teclado que utilizo para ensayar, etc....
Muchas gracias, querida amiga, te deseo lo mismo, que disfrutes de una feliz e inspirada semana.
Un abrazo.
Javier

 

Jajaja qué golpes tienes, Javier, y qué bien que lo cuentas. Tus poemas son pueden quedarse aquí, son muy especiales. Tienen ese poder de conquistar a grandes y pequeños, esa agudeza vestida de inocencia y esa sensibilidad junto con el buen hacer.
Me he reído un montón. Me ha encantado "ese silbo gomero" y el suspense final que le has dado.
Un abrazo fuerte,
Eva

 

Calla, calla, que me ruborizas ...
.... pero este comentario, viniendo de alguien de escribe de maravilla como tú, no puede ser más motivador. Mil gracias, Eva.
Un emocionado abrazo.
Javier

 

Un coqueto que pasa de mano en mano sobre todo de las cocineras, y hasta puede ser peligroso, pero quien de nosotros puede prescindir de su adorable filo para cocinar, jsjasjasj muy simpaticos versos amigo Javier, un abrazo grande para ti, y cuida que el coqueto no se te vaya a caer por los pies jsjjasja.

 

¿Quién no tiene su cuchillo preferido a la hora de ponerse a cocinar?
Yo lo sé y él lo sabe..... que tiene su corazoncillo y por eso se pone tan coqueto cuando me acerco .....y además silba cuando termina de cortar la cebolla y empieza con los pimientos.
Pues Ecos, ya sabes que tarde o temprano, en una cariñada, se te lanzan a los pies. Pero hay que ser fuertes y no ir a recibirlos (que nos quedamos sin dedos).
Un abrazo hasta la Patagonia, querida amiga.
Javier

 

Presumido y valentón
Que al escuchar el silvido del afilador
Queda afligido y lloron
Porque es el unico que le causa dolor.

Placer leerte amigo

 

Jajajaja... así es, al afilador es al único que tiene miedo.
Gracias por pasarte..... y disculpa la tardanza en contestarte.
Javier

 

Es que este cuchillo, de pequeño, cuando apenas era una navaja, tuvo una mala experiencia con otro afilador y no la puede olvidar.... jajajaja
Un placer tu visita, Marlene, saludos.
Javier

 

Es que tu cuchillo es como un niño que cree que si le cortan las uñas o el cabello le va doler... pobrecito
Me encantó leerte
Saludos

 

Ja ja ja, grabado lo tengo en la cabeza, lástima que se vaya perdiendo.
Gracias por proporcionarme unas risas, siempre vienen bien
Saludos Javier.

 

Jajajaja.... pues si, luna roja, es como un niño, no le gusta nada que lo acicalen.
Un placer tu visita, saludos.
Javier

 

Pues sí, Modest, también lo tengo grabado en mi cabeza aunque ya hace bastantes años que no veo a ningún afilador, , es una pena.
Me alegra que te haya divertido, muchas gracias por tu comentario, saludos.
Javier

 

Muchas gracias por tan grato comentario, bristy, que disfrutes de un gran día, un abrazo.
Javier

 

Mucho genio en este poema. Me encantó, con razón tiene tantas visitas. Me recordó mi primera afición en la escuela primaria por mi libro de lecturas.

 

Esos afiladores se comían el cuchillo en un 2x3 con razón tiene miedo el pobre!!

 

Una genialidad ja ja ja, aun por mi casa pasa un afilador con su inconfundible armónica.
Me encanto tu poema querido Javier. Todo lo que escribes posee una extraordinaria creatividad, tienes un enorme talento de transformar las cosas simples en arte con tu sello distintivo.
Siempre es un enorme placer leer tus obras, me has pintado una sonrisa en el rostro. Un gran abrazo amigo, siempre deseándote lo mejor.

 

Es muy gratificante lo que dices, Luzibell, y me alegra que este poema te haya hecho recordar tu primer libro de lecturas.
Te agradezco mucho tu comentario, un abrazo.
Javier

 

Jajajaja..... claro, parece un valiente pero se acojona en cuanto intuye lo que se le viene encima.
Muchas gracias por pasarte y dejar tu huella, Gustavo, un abrazo.
Javier

 

Pues yo hace mucho que no veo a ninguno, Laly, pero tengo grabado el sonido de la armónica y las voces que lanzaban por las calles.
Últimamente, por una cosa u otra, no me pongo nunca a escribir excepto alguna quintilla o décima, no me apetece..... pero después de leer tu comentario la verdad es que dan ganas de intentarlo de nuevo.
Muchísimas gracias, querida amiga, tú si que has dibujado una gran sonrisa en mi rostro .
Un enorme, enorme abrazo y un montón de sonrisas.
Javier

 

Aivá, qué poema tan bello, una redondilla para empezar y en la segunda estrofa casi haces una cuartilla monorrima, te ha faltado rimar un verso, me acuerdo cuando pasaba el afilador con la bicicleta extraña, sus instrumentos y maquinaria y la flauta de pan de plástico a la que llamaban chiflo, antiguamente avisaban de su paso con una zampoña de madera (siku o antara en quechua), este cuchillo también silba como un gomero, me ha hecho gracia ese verso, por lo que veo da vueltas en el aire solo como si lo manejara un fantasma.

Un placer leer tus hermosas letras para niños y mayores, evocador lo de ese oficio perdido, recuerdo...

Abrazos, Javier, que seas muy feliz.