Primer mandamiento

Un día hermoso de primavera,

Marzo o Abril creo yo que era

conocí por casualidades de la vida,

la mujer que sin darme cuenta

sería la luz de mis días.



Poco a poco, día a día,

al conocerla no me creía,

que me fuera entrando al corazón de pleno

y creyendo que yo era inmune

la deje entrar porque me era bueno.



Pasaron horas días y meses,

y poco a poco muchas veces,

la extrañe con tal desespero

que el corazón cuando no la veía

quería deja de latir en su hueco.



En ese lugar de mi alma

donde los sueños, la vida me calman

ella se mudo algún día

y sin saberlo yo moría

por tenerla y por amarla



Si la besaba, sus labios eran miel

si la tocaba, su piel veneno

sus ojos, mi gran anhelo

de mirarla profundamente

y verme reflejado en ellos.



Jamás Dios volverá a crear

en su afán de perfección

mujer cómo ella tal

ni amor tan grande y real

como el que por ella siento yo



En los años venideros

cuando ni ella ni yo en este mundo estemos

se hablara de que una vez hubo

un amor tan verdadero

que no había forma real

de medirlo ni saberlo



Pienso que Dios la puso en este mundo

simplemente para dar ejemplo

que los ángeles también son mujeres

y que ella es un ser perfecto

que la quiero con toda mi alma

que me muero si no la tengo

que jamás amare de esta forma

aun sabiendo que la pierdo

que mi vida no vale nada

si su nombre no está en mi cuento

que por ella vendería mi alma

al diablo o al tendero



Que me da igual morir por ella

solo quiero y solo espero

que sepa que me tiene loco

que sobre todo le agradezco

haber estado en mi vida

aunque solo sea un momento

que jamás olvidare sus ojos

su sonrisa y su pelo


Que con todo esto ahora caigo

que he faltado al primer mandamiento

Amar a Dios sobre todas las cosas

al segundo lugar lo relego

el primero es amarla a ella

como jamás amaré lo prometo.