Que el diablo no entre

Se ha presentado ante mi nuevamente,
Con su marmórea nariz respingada,
Con su fino cabello, negra cascada
Me miro en los ojos decididamente.


Fue cuando rechinaron las rodillas,
Los pies parecían sufrir de cosquillas,


Me hablo y su olor me dijo: ya estoy aquí
Pero me insinuo otro nombre,
Le indique por donde, le seguí
¿Qué podía decirle? Yo soy sólo un hombre.


Mínimas, contadas se movían sus palabras,
Pétreas miradas atolondradas,
Seguramente se hubo acostumbrado
A la reacción que me provoco, atolondrado.


Era alta su figura andando de puntillas,
Sobre agudo sonido, un par de varillas.


Vino y se fue mirando decididamente,
Amenazando con volver inexorablemente.


¡Que el diablo no entré de nuevo en mi casa!
Porque sí no lo es...¡Que mujer más hermosa!

 

jajajaajajaa, me mataste...
con ese final,

por dios, vaya cierre sus puertas y ventanas, y rece unos cuantos padrenuestro.

que lo salve,jajaajja.

besos

 

Jajajajajaja! que bueno que te ha gustado mi querida Sheyla, descuida, lo incluire en mis oraciones el diablo anda suelto y hay que estar preparados!

Besos para ti también.