Quintillas quincalleras quizás quemen quilos

Me quedé desabrigada
por ese sucio decir
mejor ya no diré nada
ya no quiero compartir
mi palabra malhadada.

 

Era un hada malhadada
ama de un perro gamberro.
¿Su manada bienamada?
¡Cien becerros sin cencerro!
Tan fatal, la camarada.

Rimas infantiles, como para cantarle a parvulillos (si bien A-B-A-B-A.; no estoy seguro si se permite. Ya me han de venir a arbitrar )

 

¿Descendió este personaje
de un platillo volador
pregonando su linaje?
Incorregible hablador
del más confuso mensaje.

Obviamente, la estructura de rima tipo A-B-A-B-A no nos cambia la rima de una entrega a otra. He de intentar evitarla en adelante.

 

Y tu voz me toca quedo
tan solo un dulce susurro
pero ignorarlo no puedo
me distrae y me hago enredo
y a tu llamado concurro.

 

A este mensaje concurro,
me interesa su sentido,
no es cuestión de que me aburro
ni de que me falta curro,
me llega bien su sonido.

 

Rompe el silencio el sonido
de un gesto de indiferencia.
Como un delator latido,
el peso de la conciencia
no conoce la clemencia.

Visos de Simon & Garfunkel y Edgar Allan Poe.

 

No nos otorga clemencia
Edgar Allan en sus notas
que nos quedan tan remotas
cual sonido sin presencia
de dos voces muy devotas.

 

Cantan un aria
y es la belleza
por necesaria
complementaria
de la tristeza.

 

De la tristeza
que yo suspiro
saco belleza
por la nobleza
que de vos miro.
​

 

Solo te miro
y me pregunto
porque este asunto
no ha dado un giro
mientras barrunto.

 

Llegó tarde tu correo
y abandoné la esperanza,
quizás me faltó templanza
pero me dijo Morfeo:
es momento de mudanza.

 

No deseo ir de mudanza
aunque el sitio es maravilla.
Aquí el dinero no alcanza,
las colas sin esperanza
para cualquier pacotilla.

 

Amante de pacotilla,
hasta del sol temerosa.
Siendo ella tan voluptuosa
se tapa hasta la rodilla.
No se comprende la cosa.

 

El meollo de la cosa
puede ser su educación
y quizás la religión
le haga ser muy vergonzosa
y lleve un largo faldón.

 

Lo seguro es que ella espera
poder entrar en confianza
su prisa la desespera
tal vez una suave danza
y sin perder la templanza.

​

 

Este don de la templanza
no sé yo de qué depende
y menos lo que pretende
que, cuando tienes confianza,
no importa si te reprende.

 

Me dijeron que modela
frente al jet-set en Pontal*.
Enciende la pasarela
con su paso de gacela
y su rostro angelical.

* Si alguna vez estuvieron en Rio de Janeiro…

 

Con un coro angelical
voces del otro mundo
que me conmueven profundo
por el brillo musical
siento un vértigo glacial.​

 

Es la respuesta glacial
lo que mas temo en el mundo
yo prefiero un no rotundo
y que me cubran de cal
porque en el hielo me hundo

 

En un pantano me hundo:
el limo de la conciencia.
No se escapa a su inclemencia
ni al dolor de su inframundo.
Es la peor penitencia.

 

No dejo que me avasalle
una decisión errada.
Ha sido agua pasada
para que mejor detalle
valore en esta jornada.

 

Así empiezo la jornada,
dormido frente al teclado,
de inspiración apagado
y busco en la madrugada
el olor del verde prado.