Quintillas quincalleras quizás quemen quilos

La letra a veces es mal
si solo un bueno transita.
Mis libros y mi misal
son el nicho celestial
que una caída amerita.

 

Perdón, me he colado sin darme cuenta. Hay que seguir la de Ermenegildo con
"amerita".


Se que no quedaré mal
si mantengo mis principios
y, a la vez, siendo cabal,
respetando a cada cual
elimino los resquicios.

 

No está nada mal
esa muchachita;
es supranormal,
canto musical
cuando así recita.

​

Perdón, a mi también se me ha colado. Seguimos a partir de la de Ermenegildo.

 

El bosque colorido
en esta primavera
agudiza el sentido;
la vista se ha vestido
de la natura entera.​

 

Hay quien de nada se entera,
quien camina por la vida
obcecado por su acera,
revestido de orejera;
porque no quiere, no olvida.

 

El corazón no se olvida
de las vueltas del amor.
La fibra siempre convida
a recordar la partida
de quien fuera la mejor.

 

Quiero darte lo mejor
que habita dentro de mí
pues la fuente de mi amor
tiene trazas del sabor
de los besos que te di.​

 

De los besos que te dí
no me queda gran recuerdo,
se muy bien lo que sentí
como lo que padecí
y por ellos no me pierdo.

 

Momentos divinos,
que fueron ayer,
cambiaron destinos
solo por saber
lo que es el querer​

 

Por inconsciente o consciente,
se me llevan los caminos.
Me llevo viandas y vinos
"pa" disfrutar del ambiente
sin temor a los destinos.

 

Unidos los destinos
al poder conocernos,
andamos los caminos
donde se escuhan trinos
sintiéndonos eternos.​

 

Sol y luna son eternos
ante lo nimio del paso
del que va apurando el vaso
atornillando los pernos
que sustentan su Pegaso.

 

En las alas del Pegaso
se percibe indecisión:
cuando sobrevuela al raso
la montaña de Parnaso
teme alguna conmoción.

 

Se mentaliza el torero,
el honor su arco tensa
en el filo del acero.
En eso, el banderillero
tres banderillas dispensa.

 

Su perdón me dispensa
mi amigo si le ofendo
con una broma tensa;
si salto su defensa
nunca ha sido queriendo.
​

 

Yo siempre estoy queriendo
que un milagro suceda,
aunque sigo sabiendo
que por esa vereda
nadie viene corriendo.​

 

Muero por seguir viviendo
tan feliz la vida viva.
Cuando nos estamos yendo
es mejor partir rugiendo
para que el alma perviva.

 

A veces, en broma estiro
los perlas del diccionario.
Si, calvo, sufro y suspiro
por la que en silencio admiro
estoy sufriendo un “calvario”?

 

No sé si será un calvario
el sufrir con el amor,
pero juro ante notario
que si lo es oír a Mario
ensayar con su tambor.

​

 

Se dice que es bajeza
si pecas por la paga, dijo ella.
Si pagas con presteza…
ya en eso no hay querella.
Sor Juana: de las letras, una estrella.

 

Pese a que es una estrella
Erme se ha confundido
de hilo en su lira bella,
pero como hace mella
con gusto la he aplaudido.​

 

Que quede pues lo aplaudido
y una lira entre quintillas;
a una estrella no la pillas,
que su verso es estallido
entre tiempo, espacio y millas.

 

Quintilla, lira, espinela…
¡Tal vez desperté la ira!
Una cuestión de alta escuela:
quién se equivoca con lira
en el hilo, ¿se “delira”?