Quintillas quincalleras quizás quemen quilos

Mi mente con fantasías
se evade y vuela feliz;
pierde de vista el matiz
de que no son buenas guías,
que son, más bien, un desliz.
​

 

He tenido otro desliz.
La saludé por la calle
sin caer en el detalle
de su estupendo cariz:
la llevaban por el talle.

 

Tan ceñido por el talle
me quedaba este vestido
que respirar no he podido,
porque temo que me estalle.
Ni sé cómo he resistido.
​

 

La tromba; no ha resistido
con su frágil estructura
hasta el mástil se ha caído
y se hundió la cobertura
en el mar embravecido.

 

Allí estaba embravecido;
yo me acerco y se lo pido
pero no atiende a razones
y ,cuando su enfado mido,
me dedico a otras cuestiones.

 

Por diferentes cuestiones
en el silencio maquina.
Detenido en esa esquina,
cavernoso con hampones,
gravemente nos conmina.​

 

Era con "cuestiones". Seguro que es de sencillo arreglo, de modo que sigo con la tuya.

 

La conciencia me conmina
a decir cuatro verdades:
habrás salido del Hades,
mas no hay bicho que camina
escaso en debilidades.​

 

Son cinco: debilidades.
De sílabas hablo ahora
con las que se hacen maldades
poniendo tantas de eslora;
malvadas dificultades.

 

Con muchas dificultades,
con ayuda de efectores
reaccionamos electores.
Y con pocas facultades
actuaron los detractores.

(Disculpen la demora, tuve que hacer algo y había quedado incompleto. Saludos)

 

Tiene muchos detractores
porque habla siempre de frente
y no soporta la gente
que le haga ver sus errores
un hombre sabio y decente.



​

 

Mi intención es bien decente:
a su hija la respeto
y la quiero buenamente.
¿Quiere algo más concreto?
Ella es dueña de mi mente.​

 

Atraviesa por mi mente
una idea inconveniente,
otra que me desespera
y no se si soy consciente,
esto es la sala de espera.

 

¿Es que ya te ibas?, ¡espera!
¿Por qué llevas tanta prisa?
¿Sientes cómo aquí la brisa
con su dictamen altera
y fecunda esa sonrisa?​

 

No me gusta tu sonrisa
pues creo que es impostada,
así que me voy a misa
con mi vecina Felisa,
y aquí no ha pasado nada.​

 

"Aquí no ha pasado nada"
-dijo con sorna el villano-.
La polvareda en el llano,
la oración fue rezada:
"Ni en las feas me amilano".

"En las feas..." es equivalente a "en las malas". ​

 

Por glotón, no me amilano
con enormes milanesas
ni montañas de frambuesas
sobre helado veneciano
o tremendas hamburguesas.​

 

Me gustan las hamburguesas
llenas de colesterol,
de la grasa son princesas
y de disgustos promesas,
mejor me cuezo una col.

 

Mas yo detesto la col.
Sin ofender, me parece
comida de caracol
y por más que la aderece
mi asco no desaparece.​

 

Lo que no desaparece
es obvio que permanece
como el principio sagrado
de que nunca en pareado
una quintilla fenece.

 

Hoja de otoño fenece
para permitir que nazca
lo que en primavera crece
En nuevo ciclo florece
germinada la hojarasca.

 

El crujir de la hojarasca
que alfombraba los caminos
se acompañaba de trinos
y el desgajar de la lasca
cercana junto a los pinos.
​

 

El sendero de los pinos
conduce a la encrucijada
con una densa enramada
de nuestros bosques andinos,
¡a su vida equilibrada!​

 

Eterna y equilibrada,
ríe de la gravedad
la peña en su eternidad.
Mas Natura, tan callada,
espera oportunidad.

​

 

Espera oportunidad
escondida en el subsuelo
de ser poeta y anzuelo
la leve movilidad
de las placas de este suelo.​

 

Es mejor pisar en suelo
y controlar tu camino
intentando que el destino
no lleve el oscuro duelo
a una fiesta con buen vino.

 

Una copa de vino
cuando se pone el Sol
y la Luna y su estol*
recorren el camino
cada una en su rol.​

(*)Del cat. estol, y este del gr. στόλος stólos 'escuadra, flota', 'expedición', 'séquito', der. de στέλλειν stéllein 'equipar, armar', 'enviar'.
1. m. p. us. Acompañamiento o comitiva.

 

Cada uno tiene su rol.
Hay quien friega a todas horas,
ya no es labor de señoras
que mantienen el control
y tu por supuesto adoras.

 

Sé que a veces te afervoras
con adornos futbolísticos.
A humanos en esas horas
elevas a planos místicos
y frente a un golazo lloras.​

 

Y frente a un golazo lloras,
me lo han dicho en casa mucho;
en esto estuve muy ducho
con Messi en sus buenas horas,
desde París no lo escucho.