Recuerdos: Deudas

Desde que tengo recuerdos me aparté de las charlas amenas, ociosas y fraternales que me rodearon. Donde las cosas intrascendentes pasaban a formar parte de la palabrería e intercambio de atenciones que la familia se prodigaba de una manera cortes.
Estoy convencido, desde siempre, que la palabra es más poderosa que la espada y con ella se puede edificar a la vez que destruir.
Pero en mi afán de entender las mitomanías me sumergí en mitos y en un paso intrascendente me extravié sabiendo precisamente donde estaba.
En un espasmo continuo de ensayos tipo oxímoron creció la depresión y el aburrimiento ante lo cotidiano. La imagen de adultos con pensamientos pubertos y niños clamando por atenciones (desatendidas) me causó nauseas y con la fortuna (o infortuna) de saberme estigmatizado por la enfermedad considerada dicha para los romanos de la antigüedad, me permití divagar aún más en una introspección enfermiza… interminable y cansina.
En el arrebato propio de los deseos, una mujer anheló sustraerme del ostracismo y me engolosinó con sus alegrías, para luego de unos años, rendirse ante mi inapetencia por el estilo de su vida, sus afanes y retos.
Creí que para respuestas, en la religión las encontraría y mi sorpresa fue minúscula al ver que en todas ellas (católica, cristiana, musulmana, judaica, testigos) la interpretación dada por el hombre – para comodidad de algunos y detrimento de muchos – era una falacia peligrosamente adictiva.
Cuando el hombre se hace seguidor de hombres cae en un tobogán sin final hacia un Hades terráqueo.
Los trabajos por minimizar el trabajo se han hecho cada vez más apremiantes. La búsqueda de comodidades a necesidades que realmente no lo son, se ha convertido en una hipocondriaquía de proporciones muy interesantes.
Ya que un negocio que está floreciendo, es el arte de vender facilidades para que el ego esté satisfecho.

En este marco de referencia, en este lugar sin nombre, se encuentra un peatón de realidades que camina con la carga que el mundo le ha dado: Un cuerpo enfermo, una mente embotada y una vida sin destino ni meta aparente, salvo la de endrogarse para seguir, con el yugo sobre los hombros, endrogándose.
Desde su infancia ha sabido que debe. Le debe a la madre, le debe al padre, le debe al fisco… y éste le debe a los Estados Unidos.
(Tomando como referencia la manera de santiguarse del, ahora extinto, cantautor Facundo Cabral: En el nombre del fraude, del fisco y de los esclavos unidos)
Y entre sus muchas deudas está la más importante: Se debe a sí mismo.
En esta deuda… cuando él se ve al espejo… mira en mis ojos la urgencia por que despierte ahora que aún conserva algo de fuerzas.
Se mira y nos ve con un dejo de impotencia. Por eso... esa deuda es la que ahora ocupa nuestra cabeza.

 

ja ja, vaya, que cosas no!!!
debemos hasta la muerte mi querido cesar,
la vida no alcanza ni para pagar nuestros pecados,
muy filosóficas e interesante pinceladas,
apenas para echarse la reflexión del día,
que son muy necesarias hoy en día...
mmm, que te dire, hasta le debemos las ofrendas
a las iglesias, yo de fijo estoy endeudada, de seguro
la iglesia me embarga je je...
bueno, interesante, muy interesante...
entretenido tu poema, ...
saludos y estrellas...tqm

 

Como poema... no lo es.
Como auspicio para el dolor de cabeza, Si.

Gracias Wiccambar por leerlo y comentarlo.

Un abrazo desde estos lares.

 

Ya nada más nacer estamos debiendo y si eres seguidor de algo o religión estás embargado para toda la vida, pero mal que estoy muerto y no creo en nada, solo debo la cruz que llevo a cuesta sin pedirla, jajajaja, gracias por compartir tus letras Cesar.

 

Es muy buen escrito, César; y la peor de las deudas que tenemos es con nosotros mismos, si la saldamos ya no habrán yugos ni cadenas... En esa situación podremos hacer frente a la violencia escondida de una amarga competencia. Un abrazo

 

Así pareciera.

Envidio el sistema político de Dinamarca en donde el bebé al nacer ya tiene pagada la universidad y los servidores públicos trabajan sin recibir salario.

Gracias Aprendiz de poeta por leerlo y comentarlo.

Un abrazo.

 

Realmente la Vida, parece una estafa...pero si lo pensamos bien, nos la hacemos a nosotros mismos en muchas ocasiones, por depender de la soberbia.

Pero la Vida es una estafa de cualquier manera ya que la enfermedad, el crimen, el desamor, los herrores que cometemos pasan factura demasido grande.

Nos enseñan la venganza, la culpa, el miedo, el abandono etc y somos reos de unos cuantos, que así lo han decidido.
Toda la razón te doy.:
Cuando el hombre se hace seguidor de hombres cae en un tobogán sin final hacia un Hades terráqueo.

Pero...cuando eres capaz de escribir lo que has escrito eres capaz de salir adelante. ¡Tu puedes!
un abrazo

 

Magistralmente en tus savias obras, nos dejas realidades que unas por conveniencias y otras por la desgraciada poca cultura de otros, no se paran o no las ve, en realidad el mundo en el que vivimos es un gran supermercado del poder y claro... Poder, dinero, poder= corrupción y vuelta a empezar y los demás ¿Qué? Pues cada uno a su escala se intentan agarrar como puede a la cuerda para no caer al precipicio aún siendo meros aláteres de aquellos que juegan sin remordimiento alguno con ellos y otros que ya están en lo que llaman total pobreza.
Bueno amigo mío solo decirte que siempre es un verdadero placer pasar por tus siempre interesantes letras y grandes trabajos, un saludo de tu amigo José Manuel.

 

Gracias todas Orfelunio. Tiempo sin verte por estos lares.

Un abrazo fraterno.

 

Gracias Rosario por infundir ánimos a carta cabal.

Eres una verdadera amiga y consumada necia. (No lo podrás negar)

Un abrazote.

 

Hola,
Bendito sea Dios,
estoy libre de deudas.
Cuando percibi que lo que gano
no me alcanza, hice a un lado mis lujos.
A estoy asi: pobre pero contenta.
Un gusto leerte
Saludos y estrellas
¡SONRIE!

 

El placer es todo mío, Josman.

Gracias por leerlo y comentarlo.

Un abrazo.

 

Tu prosa contiene reflexiones muy interesantes. Abrazos, César.

 

Gracias Mujerbonita por leerlo y comentarlo.

Saludos.