Remanencias

Muere la última flor
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en el árbol más triste.
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El libro envejece de tedio
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en mis manos extenuadas.
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Ensordezco de silencio.

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Y los remanentes de tu sombra
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aun escuecen mis heridas.
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Los muros interpelan
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mi inmovilidad.

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Desperdigo mi alma al grito de los cuervos.
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Bajo la noche vehemente
​

invocare tu nombre
​

por vez postrera.
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El cielo niega su senectud.
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​

Los cuervos se posan
​

sobre el árbol convulso.



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