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Retroceso

Tema en 'Temas ya corregidos' comenzado por danie, 30 de Mayo de 2014. Respuestas: 3 | Visitas: 1175

  1. danie

    danie solo un pensamiento...

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    ¿Cómo hacemos para girar la aguja del reloj hacia atrás?¿No una sola vez, sino mil veces en un día…?
    Creo que de todas formas, aunque no sabemos cómo lo hacemos, giramos las manecillas del reloj cientos de veces en un minuto, en un segundo de luz que se filtra por nuestras pupilas, entre los ojos que se esconden detrás de las sombras de un reflejo, hasta cuando se caen nuestros párpados y sus cortinas plúmbeas en el país de los sueños; siempre torcemos ese tiempo, esa capsula vacía que guarda las milésimas partes de arena que fueron desparramadas por los albures del viento en nuestra ociosa estadía.

    Es como mirar un retrato petrificado con nuestras retinas… Un paisaje dibujado por un gran artista; y vemos el mar uniéndose con el cielo, las arenas pálidas y un cuerpo desnudo reposando en ellas, la barca meciéndose con las olas; y nos preguntamos qué fue antes del tiempo, antes del mar, antes del cielo… Cuándo el artista con su pincel depositó la primera semilla, cuándo la musa despertó en los valles culminantes de toda pericia.
    Influye nuestros recuerdos, nuestra mente como una cámara fotográfica que con su foco
    guarda las postales de un camino; las hojas antes de caerse de los árboles, las aves antes de cantar con el albor, el sol antes de asomar su luz, la luna antes de sonreír con su lumbre, la caricia de la amada/ado antes que nos diga adiós, la lágrima antes de ahogarse en el río.
    Todas esas postales se almacenan cronológicamente en un almanaque y están ahí, siempre palpitantes, para hacernos pensar qué paso antes, qué fue antes del mismo tiempo. Es un mecanismo automático casi perfecto, la meditación, los sentimientos, las conclusiones y sus premisas evolutivas, el desarrollo y los sucesos, siempre enfocados en el ayer… Es el concepto claro de principio y causa, siempre, detenido en el momento.

    Así, no una sino mil veces, viajamos por los recovecos de nuestra memoria, muchas veces sin tener las maletas listas, sin estar preparados para ese viaje y nos encontramos con su sorprendente efecto, y vemos otras facetas distintas de nuestras historias, emprendemos un retroceso que nos puede dejar profundas heridas y en algunos casos una enorme satisfacción por lo vivido.

    Así, yo hoy, recorro cada esquina de la casa, incluso hasta los lugares olvidados como el polvo abandonado debajo del tapete, las teclas rotas del viejo piano y el vidrio de la claraboya que nunca cambié en el altillo, paso por cada lugar sacando fotografías en blanco y negro, fotos eternas incluso para la memoria misma que al instante revelo con su historia transitada, y en todas encuentro un punto en común: un cabello de doncella entusiasta, una mancha de rouge carmín, un aroma a frambuesa con melón, una desnuda silueta de enero y un cálido resguardo veraniego.
    Solamente me detengo unos segundos en la alcoba mirando la alianza que dejaste sobre la cómoda…
    Suspiros de sueños que se escapan del armario tras ver danzando en mi memoria a ese apolíneo vestido de novia, planchado y lavado, siempre listo para usarse como el primer día, como su última vez.


    Un escalofrío se cuela por mis huesos hasta la médula, un desenlace está presente centelleando en mi razón… Te fuiste y el invierno es inminente.
    Una sonrisa de seráficos deseos me acaricia la mejilla como queriendo sosegar el frío que se avecina.
    Es un recuerdo que logro tomar con mi cámara fotográfica una vez más… Una historia monocromática para almacenarla en el cajón de mis sueños, para guardarla con el apergaminado papel maché en el que escribe, todos los días, la tinta de mi corazón.
    Una nostalgia con dulce sabor a remembranza.

    Camino un poco más, voy hasta la sala, sobre la mesa hay desparramadas unas cartas: unas epístolas de los viajes a París que tanto ansiamos y nunca conseguimos, unos mensajes borroneados sobre arrugados papeles de servilleta que ocultaban lo de tu enfermedad (el cáncer que te roía por dentro y no eras capaz de decírmelo), solo veo temor y una gran devoción a un ser que tal vez no era digno de merecerte, de comprenderte, de amarte en todo su esplendor.

    Pero hay particularmente una carta que nunca me canso de leer. Es una carta con forma de poema que recrea a las noctívagas sombras de mi insomnio, que ruboriza mi sangre con su sinfonía de vals eterno. Es que la insignificancia humana es tan grande que siempre hay un ferviente lector que se fascina por eso…
    En este caso el ferviente lector soy yo, el obstinado, el prejuicioso y el excéntrico crítico de las acciones, de las falencias consagradas de la paradójica existencia… Y mientras más cavilo y estudio la carta más me asombra saber cómo se puede quebrar mi alma en un segundo, como se puede volver polvo todo lo que llevo décadas de construcción, y más aún saber que el mundo se detiene por una pequeña e insignificante cosa que ni siquiera muchos conocen pero que a mí me dio la vida misma.

    Así el telón se cierra dejándome el sabor de una armónica ópera para la selecta audiencia, para los más íntimos conocedores de los placeres del cuerpo, dejando de lado a los estrictos paladares que solo perciben cosas esbeltas, que solo conocen la voluptuosidad de unos senos bien formados o las caderas esculpidas sin ninguna celulitis o estría, para ellos no se elaboró esa ópera, se hiso para los que ven más allá de un cuerpo su belleza y se enamoran gustándoles aún más todos sus deslices y desaciertos. Pero ya el telón se cerró y la función terminó, yo la puedo reveer cientos de veces, y muchas veces lo hago hasta inconscientemente, pero no es lo mismo verla que vivirla y vivirla solo fue una vez para este pobre y desdichado cuerpo.

    Hoy solo me sumerjo en el consuelo de que allá donde estás, tú eres la única capaz de poder hacerlo real y vivirlo siempre.

    --------------------




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    [FONT=Verdana-Bold]¿Por qué tan vacío el foro? Parece que cada vez la gente escribe con menos errores… [/FONT]

    [B][FONT=Verdana-Bold]Bueno, acá dejo un bodrio, para que no siga tan vacío.[/FONT][/B][FONT=Verdana-Bold]
    [B][FONT=Verdana-Bold]Gracias a todos, los que se detenga a corregir y a dormir un rato, por su tiempo.[/FONT][/B][FONT=Verdana-Bold]
    [B][FONT=Verdana-Bold]Un abrazo grande.[/FONT][/B][FONT=Verdana-Bold][/font][/font][/font]
     
    #1
    Última modificación: 30 de Mayo de 2014
  2. Ro.Bass

    Ro.Bass Guau-Guau

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    Listo!

    Una HERMOSURA Daniel... Me emocionó...
    Lo corregí y lo volví a leer por gusto... Tan simple, y tan maravilloso,
    que el narrador me atravesó...

    ¡¡Te aplaudo de pie!!


    Hazme un favor, no lo muevas... Publicalo de nuevo.

    Besos!!
     
    #2
  3. lluvia de enero

    lluvia de enero Simplemente mujer

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    4 de Septiembre de 2009
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    Hola, Daniel.

    En líneas generales estoy de acuerdo con las sugerencias de Ro, solo agrego un par de detalles que señalo subrayados.



    En este caso hay algo que me hace ruido en la construcción, se leería mejor suprimiendo el "que": "—el cáncer te roía por dentro y no eras capaz de decírmelo—"


    También estoy de acuerdo con Ro en que tu obra es bella y muy emotiva. Gracias, Daniel.
     
    #3
  4. danie

    danie solo un pensamiento...

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    6 de Mayo de 2013
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    Gracias, lluvia, es muy buen aporte el tuyo, también…
    Ahora veo si lo agrego en la otra publicación.
    Un abrazo grande.
     
    #4

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