Siempre a la espera

En la flor del cerezo se detuvo el tiempo,
la inmortal eternidad siempre a la espera.

En la flor del naranjo, sutil tu mano,
extendiose flexible, ligera y hábil,
aromas, de recuerdo impregnados,
queriendo alcanzar lo bello ansiado.

Extendiose tu mano flexible y blanca,
compitiendo con el céreo color
de la blanca flor,
¡a cuál más pálido!.

¡Quién dijera que eran tan solo veinte!
Veinte los años que encima hubieres,
a rozar llegaste aquellos brotes
que al calor del sentir para mi cogieres.

¡Ay!, ¡Qué triste el destino!
¡Qué fatal el árbol, qué mortal el trino!
En aquel cálido día de primavera
los narajos en flor, verdes las palmeras,
por cogerme una flor
cien crisantemos para ti yo diera.

Bajo el cerezo verdecido
la inmortal eternidad te recibiera.
Su abrazo, una flor, un trino, una quimera.

 

No desesperes, el cerezo florecerá pronto.

 

Bellos versos con olor silvestre. Saludos y besos con cariño.

 

Hermosos versos Daniela, esta vida nos da un momento para todo, para tener, para perder, para esperar e incluso para llorar, hay que dejar que pase la tormenta y vuelva a florecer la esperanza, un enorme placer leerte, besos.