Sierpe

Ahhh, Marián, ¿estabas dentro del huevo, de la cáscara? Pues ya te digo, nooooo, no es nadita venenosa, sólo es una pitón de nada, jaja. ¿sigues ahí? La retiro si quieres, no quiero que me acusen de maltratar culebras o sierpes como ésta, pero tampoco de que se coman a poetisas y poetas. Te dejo mi abrazo y mi sonrisa, que la has sacado tú, besos

 

Una originalidad digna de aplauso
amigo poeta, dibujas esa llegada a la vida
desde la protección y el calor que propociona
ese huevito. La verdad, son lindas imágenes
dibujadas en preciosos versos.
Me gustó mucho pasar.
Con cariño, Laura.

 

Gracias por venir a ver al polluelo en su pobre huevo, ¿viste la sierpe además? También estaba ahí, afuera, amenazadora... Te dejo mi abrazo y un deseo de feliz semana que comienza.

 

Grandes imágenes que provocan sensaciones, con un lenguaje refinado y preciso. Esa sierpe que todos llevamos dentro y no siempre controlamos. Muy simbólico veo yo tu poema Pablo !!!! Abrazos
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX a tu creatividad
Y abriéndose otra veta
zahiere el insomne astro con su gentil arrumaco
a aquel autómata del prístino verbo
y ojo desplumado y tierno,
escanciará su vida en su propio cuenco céreo
templada al calor de semanas
bajo el materno mandamiento.

 

Buenísimo!!! que imaginación espectacular tienes, que forma vívida de escribir, es para leerlo mas de una vez...
Te dejo merecida reputación
saludos, Gabriela

 

Gracias, compañero Artesano, los simbolismos siempre aparecen en nuestras mentes perturbadas, ya sé que no podemos eludirlo, jeje, aunque aquí yo me ceñía a un hecho único, ese despertar del huevo y, a partir de ahí, sí que salen varias interpretaciones, el polluelo, la sierpe...
Abrazos

 

Te agradezco el comentario tan halagador, Gabriela, si lo lees demasiado se te pegará el miedo y el cascarón, seguro, incluso puede aparecer esa lombriz de varios metros en tu derredor. Saludos y abrazos

 

Mil gracias por tu paso por el sibilino serpentear de esta protagonista, loable en su afán de coexistir junto a nosotros, devorando al débil, descarnado pero cierto. Un abrazo