Sin espacio no hay palabras

En el ápice imnífugo del sol,
donde las calaveras y el cadáver del tiempo son destellos,
reproduzco adoquines, estampas ptolomeicas,
astros que son los labios, traslaciones sin puertas ni pasillos,
por defecto sintéticas viviendas,
cráteres que en tu piel volcanizada esa manta de frío arrollador,
me desliza y despeña hacia la invocación de tus caricias.

Señales pesticidas entre alcantarillados,
que circulan, con fuerza omnivalente, me hipotecan con luces y con alfanuméricos
tatuajes de sucinta suculencia, resplandores de música congelada en la esfera de tus ojos.

En el tótem que ampara nuestra isla, tu naufragio se salva solo de mis bengalas,
de mi estigmatizada cremallera, con la que en este traje hecho a medida,
coso botones negros cuando mi cicatriz me sabe a poco.

Hay heridas, mujer -Así quiero tratarte, aunque el estanque colme solo hojarascas,
y pozos de visiones, sin fondo ni agujero,
como un deseo mustio, he cambiado mis lluvias por el fuego,
y helicoidales rieles que mueven el instinto a golpe de humareda.-
que ni el viento que entero me transita puede darles un nombre, o solo un grito.

 

"he cambiado mis lluvias por el fuego,"

Soy amante de la lluvia así que me quedo con esto...

Abrazos desde mundo seco,

 

Gracias por la lectura y por la apreciación.
Abrazos y bendiciones