Sobre el incesto.

Un beso nunca fue algo puro,

ni un silencio,
ni un encuentro en la sala austral;

me embargaba siempre el sentimiento de suciedad.

Nada más puro que el beso de un niño

pero a mí siempre me besaron con cierta lascividad,

los besos y el tacto ajeno,
las respiraciones encontradas,

escritas ya de por sí en nuestra sangre

como una maldición mortal,

condenándonos al eterno deseo sin final.

Sin contemplaciones había que hacerse duro

y seco y marginal,
a lo más que pudieras enterrarlo,

más y más, en el hueco que tu alma dejó,

como una variación del sentimiento enfermo transgeneracional.


Eunice Salvaje.
​

 

Qué fuerte, no tengo muchas palabras para comentar. Es muy doloroso. Y tan bien escrito que espeluzna. Le daría un reconocimiento. Gracias por compartirlo. Abrabesos puros, fraternales.

 

Es un mundo duro, con durezas diferentes según la suerte de esto y de aquello. Ya ni siquiera creo en elibre albedrío. Un religioso brasileño, Frei Betto, dice que nacemos con pecado original: el egoísmo. Luego nos dicen por ahí -y aprendemos o no- que es malo. Puede que ningún beso sea limpio, como la piel, o el piso, por más que nos esforcemos... Solo hacemos, al menos a veces, lo mejor que podemos en un universo espurio por fuera y por dentro.

Hiciste un poema hermoso y profundo. Un saludo para ti, lo menos lascivo que yo pueda.

 

Que difícil debe ser escribir algo así. Es como traer la luz desde la oscuridad. Te dejo mi saludo con afecto bonita. :-(

 

Eunice, me gusta como tus letras están casi siempre contemplando abismos...
tema fuerte.
saludos