Tengo un silencio sádico que incita

Recuerdo que ese invierno fue un disparo.
Fue rompiente de mar a quemarropa
sobre el filo de piedras de aquel faro
que apuñalaba sombras en mi tropa

de agallas cada vez con más descaro,
diezmándome el pavor de baja estopa.
El cóctel de tinieblas se hizo claro.
Le vi beber mi sangre en una copa

mezclada y profanada por el rito
en esa negra iniciación maldita
cerrada en el ahogo de mi grito.

Si el hoy existe, tu clamor me irrita
y si me abres tu puerta te visito.
Tengo un silencio sádico que incita.


​

 

¿Placer?
Ok
Muchas gracias, Alde.
Un abrazo.

 

Tienes que preguntarle a Luciana quien lleva años sin una pausa.
Muchas gracias, Iguazú.
Un abrazo.

 

Cuando el silencio habla es porque sus entrañas sienten una ardentía de siglos que no se calmará si no estalla....Interesante, bello y creativo soneto amigo invisible, un fortísimo aplauso con admiración y cariño.....muááácksssss

 

Excelentes imágenes en este poema de tono esotérico, que hace correr mi imaginación hacia las grutas de tu seudónimo. Saludos, Vampire.

 

Visto así, es nuestra terrateniente.
Un abrazo, Iguazú.

 

Muy buen poema, un abrazo con la pluma del alma.

Si el hoy existe, tu clamor me irrita
y si me abres tu puerta te visito.
Tengo un silencio sádico que incita.​

 

Me encanta la fluidez y contundencia que logras querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

 

Talento puro, compa. Hasta para escoger la canción que acompaña al irreverente soneto.

Salud!

 

Que sensualidad escondida en las palabras. Un gusto leerte.