Tercetos encadenados

Fue donde los menhires
alzan su porte digno y milenario
que te besé augurando porvenires.

 

Te llegaste hasta mí como un corsario
sin cuidar las maneras ni las formas
y te amé como sos, estrafalario.​

 

"¿Partir debo, o me quedo?",
cantó The Clash y ¡tan cierto resulta!
Contigo, no sé en qué mundo me hospedo.

 

Quizá tu espíritu de tararira
no entienda lo difícil de este brete.
Su guasa indecorosa me revira.

 

Estaba yo enojada y dije vete,
pero me arrepentí inmediatamente,
mas de nada sirvió montaste el flete.​

 

Entre nosostros existe un gran puente
ninguna distancia de ti me aleja
de mi corazón eres una fuente.

 

Tus recuerdos los pinto de colores,
y los guardo en un lugar muy secreto,
donde no se imaginen los autores.

 

Al zuro, muy al sur, le dicen marlo.
El regate o la finta es la gambeta*.
Al idioma hay que amarlo y no explicarlo.

* Contrariamente a lo que muchos piensan, la palabra no proviene del nombre de un conocido jugador uruguayo (Schubert Gambetta, 1920-1991). Las referencias en el tango, por ejemplo, preceden su conocida presencia como jugador (“Gambeteabas la pobreza en la casa de pensión”, Carlos Gardel, 1927). El origen es lombardo (o mejor dicho, lunfardo); “gamba” por extremidades de los animales.

 

Usar otro acento al hablar te reta,
también al incluir un vocabulario,
y quedas a expensas del que interpreta.

 

Bella, te me acercaste en forma recta.
Con arrogante decisión, dijiste:
“Soy mujer que a los hombres los colecta”.

 

Pensé que su pirueta fue destreza
digna de un saltimbanqui de primera,
por eso fuerte la empujé, su alteza.

 

Yo no sé si habré sido la primera
que cayó redondita a tus encantos
mas rodé hasta el fondo como esfera.

​

 

Contigo mucho entiendo de quebrantos.
Se trata de sufrir al despertar
y de esperar dormirme al son de llantos.

 

Yo no sé por qué tú eres mi querer.
¿será porque me gusta tu sonrisa?,
¿porque siempre me llenas de placer?.​

 

Nunca será el amor un maratón
y tampoco una ínfima carrera.
Varían los momentos de pasión.

 

Es que a veces me muero por la espera
y es entonces que escribo mil adioses
mas vuelves y los tiro a la tronera.​

 

Me hiciste disfrutar entre los dioses
y me has hecho creer en el Demonio.
De igual forma, tu amor es acaboses.

 

“Saca la mano Antonio”. Nos demuestran
Las Primas cómo a un Diablo manilargo
mujeres embroncadas defenestran.

Embroncado/a: 1. adj. coloq. Arg. y Ur. Que demuestra un gran enojo.

 

Él siempre me ha gustado, sin embargo,
cuando viene a buscarme yo me escondo.
Todas las chicas dicen que es muy largo*
​

*muy largo: que suele toquetear a cualquier chica a la que se acerca.

Ya he corregido, Ermenegildo, eso me pasa por hacer las cosas a la carrera.

​

 

Hola, Luciana. Recuerda que se encadena con el segundo verso. Un cordial saludo.