Tercetos encadenados

Ciertas cosas resultan mi alimento,
Lo dije en aquel hilo,
alimento que brinda un pensamiento.

 

No te pierdas, no corras, no te ocultes.
Tu tiempo es como un sol evaporándose.
Al ardor de tu luz no lo sepultes.

 

A sus años estaba enamorándose,
no podía creerlo, pues sentíase
cual oruga metamorfoseándose.

​

 

De rodillas rendíase
ante sus pies descalzos, delicados.
Paje de amor, vasallo fiel creíase.

 

Si desobedeciese
el sino que me lleva a cortejarte
vería mal que ese bufón te bese.

 

Bienvenida a esto que se parece al "speed dating de las letras" de este sitio. Me parece que no has encadenado. Es con el segundo verso la cosa. Un afectuoso saludo.

 

La vida es un momento
de gozo celestial y un gran calvario
si solo se persigue el firmamento.

Acabo de inventar un dicho.

 

Me trató de enseñar el silabario
pero yo no quería así cantarlo
me parecía un modo estrafalario.​

 

Como un pájaro grácil,
de plumaje vistoso y don canoro,
toda belleza te resulta fácil.

 

Me insultas y me llamas sodomita,
porque mis ojos fueron justo allí.
Son dos montículos de dinamita.

Un horror

 

Me quedé divagando pues sentí
que lo nuestro jamás había sido,
que fue solo ilusión. Lo presentí.​

 

La noción he perdido de la fecha
y me disuelvo entre grotescas risas.
Me va quedando el ánima deshecha.

 

En polvos ha quedado convertida
ni la magia podría repararla
todo es silencio desde tu partida.​

 

La he escuchado llorar y sin mirarla
le he dicho que la vida es otra cosa
que se alivia el pesar con una charla.​

 

Fue por solo pedir
un verano en tu otoño marchitándose
que es que pude a una diosa descubrir.

 

Y se va a amodorrar
nuevamente el plantígrado holgazán.
El rocío le invita a dormitar.

 

Hoy añoro lejana primavera
que me llenó de luces y candelas
el ánimo, contigo por la acera.​