Tercetos encadenados

Me gusta estar contigo
escuchando la música selecta
que está en mi celular, aquí en mi abrigo.​

 

Me gusta mi trabajo
pues educar a jóvenes de veinte
contagia juventud y echas relajo.​

 

Mis zapatitos de ante
siempre los aprecié, eran tan hermosos.
Así iba a pasear tan elegante.

​

 

Tercetos con peligros
nos presenta este Marcos con frecuencia.
Palabras son sin rima. ¡Mis remilgos!.​

 

Sueños de caballeros fascinantes,
locuras que galopan en su mente,
molinos que amenazan cual gigantes.

 

Es que sufro ataraxia
cuando vienes a hablarme tú de amores,
parece que estás fuera de galaxia.​

 

Se deben elegir bien los licores
que los dulces te aprietan la cabeza,
los amargos son contra el mal de amores.

 

Hablas con ligereza
al hablar del amor sin conocerlo.
Si lo sientes verás que te embelesa.

Si no logras tenerlo
habrá de desgarrarte y en un intenso
dolor has de caer sin entenderlo.​

 

Se olvidó esa semana de la higiene,
no gastó ni champú ni agua de ducha
y tendrá que cambiar en la que viene.

 

Era inevitable que nos amáramos
pero el destino quiso que te fueras
haciendo que tu y yo nos separáramos.

 

Sonrisa que convida
a mirarte por horas arrobada.
A veces que bonita es la vida.​

 

En dosmil veinticuatro seriamente
voy a bajar de peso
convertirme en vegano tengo en mente

 

La costumbre de dar tranquilo un beso
ha pasado a mejor vida. Es un riesgo
que te cuesta un disgusto o un proceso.

 

Si sueño yo te sesgo,
que amarte me calienta y me consume
pues tu amor me destruye, grave riesgo.​

 

Que yo pienso como él, es lo que asume
comete un gran error al suponerlo
pues la malevolencia lo consume

 

Quisiera suspenderlo
el bajar un botón y no sentirlo.
Crece el amor, no puedo detenerlo.

Como el canto de un mirlo
lo escucho día y noche, su quejido,
su lamento y alarido, no he de oírlo.

Está dentro de mí, yo lo he elegido,
mas ahora me invade y me lastima
pues siempre fui tras él, es mi latido.​

 

Espero que no aburran
estos versos de amor que siempre escribo
así hago a mis dolores que se escurran.​

 

Hoy le acuso recibo
a la Parca, que asoma su capuz.
Espera que me baje del estribo.​

 

Carga de balas, hombre, tu arcabuz
que vienen migueletes a tu busca,
no saben de tu orgullo de andaluz.