Todo y nada.

Me suelto la melena que me queda,
allá va,
y una botella que guarda un mensaje antiguo.

Ni la gravedad ni el denso ambiente
van a importarle a este vuelo,
él, se quita hoy las cadenas de las normas
y así consigue irse bonito,
lejos del subsuelo.

Algunos reciben esto y no lo entienden.
Leer no sirve de nada si no se escucha,
casi como si no se baila.
Y bailar es querer y escuchar... escuchar.

Y ahora en esta cárcel, sin tormento,
también me sabe el agua fresca y pura,
dedicarle atención al sentimiento
es darle a cada sílaba una altura.

Calmarle al oleaje el movimiento
podría parecer una locura,
pero esposarte la muñeca al viento
es una bendición que lo procura.

Y todo es más exacto y más hiriente
y todo se complica por igual
y todo algunas veces solo es gente.

Y todo es un discurso deprimente
y todo es tan lo mismo que es banal
y nada casi nunca es diferente.

Ni la gravedad ni el denso ambiente
van a importarle a este vuelo,
él, se quita hoy las cadenas de las normas
y así consigue irse bonito,
lejos del subsuelo.

 

Entre el todo y la nada, cabe todo un universo, J. Carlos, no lo olvides.
Me ha gustado transitar tus versos.

Un abrazo.

 

Es un placer pasear por sus versos y dejarse acariciar por el sentimiento que destilan sus letras.