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Tristan Corbière (biografía)

Tema en 'Biblioteca de Poesía y Prosa gótica' comenzado por danie, 25 de Noviembre de 2013. Respuestas: 0 | Visitas: 5008

  1. danie

    danie solo un pensamiento...

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    6 de Mayo de 2013
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    Tristan Corbière (biografía)

    Édouard-Joachim Corbière llamado Tristan Corbière (Coat-Congar de comuna francesa, Morlaix (Finisterre), 18 de julio de 1845 – 1 de marzo de 1875), donde vivió la mayor parte de su vida y donde fallecerá de tuberculosis a la edad de 29 años.
    Fue un poeta cuyo trabajo fue poco conocido hasta que Paul Verlaine lo incluyó en su prosa poética de Los poetas malditos (poètes maudits); pero la recomendación de Verlaine fue suficiente para llevar su trabajo a la luz pública y establecerlo como uno de los maestros reconocidos del Simbolismo.
    Su único trabajo publicado en vida apareció en Les amours jaunes, 1873. Es un libro de poemas en el que el lirismo descriptivo, el reflejo de la atracción que despertaron en el autor el océano y la tierra y la gente de Bretaña se unen a originales hallazgos formales, presididos por el sarcasmo, la crítica irónica y el espíritu de rebeldía.


    Algunos de sus poemas

    STEAM-BOAT A una pasajera. ¡En humo se ha ido la eternidad,
    la travesía
    que hizo de ti mi amor, mi hermana
    de un solo día!…

    Lejos: aquella mar incolora
    donde aún flota lo que fue Tú…
    Aquí: la tierra y tu escollera,
    ¡tumba de penas!

    Allí te esperan… ¡Vete ligera!
    ¿Quién, Pasajera, te acunará?…
    ¡Tu batelero, oh pasajera
    Del corazón!

    ¿Qué menelao, sobre la orilla
    aguarda?… –Vete, tengo tu estela
    y tu recuerdo cuando él espera
    verte llegar.

    ¡Tu entrecortada voz que se agita,
    mi asustadiza, no la tendrá!…
    ¡Ni tus pestañas con sal de bruma
    en la cellisca!

    ¡Con tus cabellos te azota el viento!…
    ¡Mujer sin trabas: no te tendrá!
    Ni, en esas largas horas de guardia,
    tu dulce tedio…

    Ni mi poesía donde: –Llevada,
    tú serás una gaviota herida
    y yo la ola que rozará…,
    etcétera.

    –¡Qué enorme el largo, bestia sin límite,
    sin Ti, Pequeña, parecerá!…
    El horizonte ya es solamente
    una pared.

    Solo, ¡qué estrecho encontraré
    el camarote!… El camarote
    en que teníamos sólo un cojín
    para dormir.

    El sol que ahora ya no proyecta
    tu sombra aquí se hace sombrío,
    y el oleaje ha hecho un gran pliegue…
    –¡Cómo el olvido!–

    Así cantaba sus infortunios,
    en noche fresca, hacia la aurora,
    un pilotín, vigía al seco
    sobre la cofa.

    --------------------------------------------------------------------------------------

    LA PIPA DEL POETA Soy nodriza de un poeta,
    su Pipa, y: duermo a su Bestia.

    Cuando sus tuertas quimeras
    se le agolpan en la frente,
    humeo… Y así no ve
    telarañas en su bóveda.

    … Le construyo un cielo, nubes,
    mar, desierto y espejismos;
    –Allí su ojo muerto yerra…

    Cree entre la nube densa,
    reconocer una sombra.
    –Siento que muerde mi tubo…

    –¡Libera otro torbellino
    su alma, su argolla, su vida!
    … Siento que me apago. –Él duerme–

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
    -Duerme: se calmó la Bestia,
    teje hasta el final tu sueño…
    ¡Querido!… el humo lo es todo,
    –si es cierto que todo es humo…

    ______________________________________________________________
    POBRE MUCHACHO El, que altivo silbaba su tonada en falsete,
    se humillaba ante mí: lo veía buscar…
    No encontrar…, me gustaba percibir la torpeza
    de este héroe que no supo descubrir que me amaba.

    Sobre su corazón tempestuoso alcé
    cabrillas. Él miraba… ¿Eso lo consumía?
    ¡Qué instrumento tan reacio a dejarse pulsar,
    un poeta!… Y pulsé. Yo pulsé y me gustaba.

    ¿Ha muerto?… Era un muchacho, por lo demás curioso.
    ¿Tomó excesivamente en serio su papel?
    Sin decírmelo… al menos. –Porque ha muerto, ¿de qué?…

    ¿Acaso se dejó vaciar de poesía?…
    ¿Moriría de tisis, de beber o de chic?
    O quizás, finalmente: de nada…

    ---------------------------------------------------------------------------------------------------
    SONETO A SIR BOB Perro de mujer ligera, braco inglés pura sangre.
    Hermoso perro, al verte besuquear a tu dueña,
    a pesar mío gruño –¿por qué? – No sabes nada…
    ¡Ah! Es que yo –lo ves– no acaricio jamás,
    no soy un perro hermoso, y… carezco de dueña.

    –¡Bob! ¡Bob!– ¡Oh! ¡Nombre altivo hasta aullar de alegría!…
    Si me llamase Bob… ¡Lo pronuncia tan bien!…
    Mas no soy pura sangre. –Por falta de pericia,
    me han hecho también braco… cruzado de cristiano.

    ¡Oh Bob! Nos cambiaremos en la metempsicosis:
    toma tú mi soneto, yo cascabel y cinta;
    tú mi piel, yo tu pelo –con pulgas o sin ellas…

    Y yo seré sir Bob –¡Su amor único y fiel!
    Yo morderé a los gozques, ¡ella me morderá!
    Y llevaré Su nombre grabado en el collar.



    Bibliografía extraída:
    Wikipedia – a media voz- vida y obra [FONT=&quot]Tristan Corbière “revista Clarín, revista de cultura y literatura-
     
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    Última modificación: 25 de Noviembre de 2013

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