Un lobo pesado

Mi nombre es Caperucita
y ando buscando un tesoro;
acompáñame, te imploro,
que el lobo me tiene frita.

Me quiere llevar de fiesta
y es un lobo muy ladino,
elegante y con Vespino,
pero me encuentro indispuesta.

Necesito compañía,
no te creas que es excusa,
que mirándome la blusa
recitó: eres poesía.

Poco más me da una arcada
ante tal cursilería.
Vete a cagar a la vía
le grité con voz airada,

que yo quiero gominolas,
caramelos y torreznos,
nada, nada de lobeznos
con ramitos de amapolas.

que te metas tanta rosa
en el jarrón de la vida
con alcohol para la herida.
A otra cosa, mariposa.

 

... Es que las caperucitas de hoy ya no son como las de antaño... Jajaja.

 

Será el lobo atroz.
No es feroz.
¿ Qué le vamos a hacer ?

 

jajaja un gusto leerte en esta mañana de perezas y arranques. Un saludo cordial,
Eva

 

Ya te digo, saludos.

 

Un poema muy divertido y simpático. Quién se cree ese lobo feroz? Feliz aõo.

 

Saludos, gracias por tu poema al caso.

 

Gracias, saludos.

 

Saludos cordiales, gracias.

 

Ni me quiero enterar de lo que pasó ahí, mucho alcohol... para la herida ¿que herida?

 

Uhhh, esas no son maneras...
Mamá te va a reñir cuando se entere.
Saludos.

 

Jajá, supongo que sabes que las rosas tienen espinas... y si metes muchas en el jarrón, al final el jarrón se queda lesionado, digo yo, que esas serán las heridas, las del jarrón de la vida.

 

Ahī le entraron las rosas.

Saludos a todos, hasta al lobo.

 

Juajjaja.