Un ocaso de bronce

Los sueños nunca mienten,
presagian, intuyen o revelan.

La estupidez nace del oro,
que corrompe al mundo sin decoro.

Es en vano nuestra lucha,
vanidad dorada jamás escucha.

Ni los dioses con ella
emerger fuerzas pueden.

Y si de las miserias del mundo,
pútrida raíz, nace, será este el inframundo.

Será entonces necia lucha sin sentido;
¿estamos pues entonces condenados?

Veo el Horizonte en la fortuna del Ocaso,
si es inalcanzable, ¿pues para qué caminamos?

Pero se yerguen del pueblo voces sabias:
caminante al caminar hace bien al corazón.

 

Nýc:
Es grato volver a leer tus líneas en el día uno, imantado el corazón, fascinada la mirada, ensimismada la razón con aquéllo de la reflexión. Se dice, se dijo, se ha dicho, tanto tanto, que ya provoca un poco de desilusión lo que cíclico no deja de ocurrir, pero me gusta esta parte "caminar hace bien al corazón" porque me sabe a cambio. Sin detenerse el caminante continúa construyendo el camino. El ocaso... cae la tarde, se muere el día, llega la noche inerme y en la más absoluta oscuridad, se pondera el vacío. Así vislumbro el inframundo, todo detenido. Gracias por compartir, me ha gustado tu escrito. Recibe cuantiosas estrellas para tu inspiración, mi abrazo cálido, mi saludo afectuoso, mi sonrisa dulce iluminada.

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Gracias querida Grace... :::hug:::