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Víctor Valera Mora

Tema en 'Biblioteca de Poetas consagrados en verso libre' comenzado por lluvia de enero, 19 de Mayo de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 1306

  1. lluvia de enero

    lluvia de enero Simplemente mujer

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    Víctor Valera Mora
    (1935-1984). Poeta venezolano popularmente conocido como "El Chino", nació en Valera, la más importante ciudad del estado Trujillo en Venezuela. Su padre, Isidro Antonio, fue un obrero que murió de tuberculosis y su madre Elena, una campesina de tradición andina. Estudió bachillerato en San Juan de los Morros y ya, desde allí, comienza a introducirse en el mundo poético. Conoce a los poetas llaneros como Ángel Eduardo Acevedo o Argenis Rodríguez, con los que comparte sus gustos mientras leían a Antonio Machado o Pablo Neruda, y entendían la poesía china en esos momentos de iluminación. Escuchando a los improvisadores y a los copleros fue construyendo su mundo, Víctor Valera Mora, y el cristal por donde se propuso ver la vida.
    De los llanos fue a Caracas para estudiar sociología en la Universidad Central. Políticamente activo, formó parte del Partido Comunista y no había cumplido los 20, cuando fue encarcelado durante una manifestación contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez (1953-1958) a finales del 57. Durante todos esos años el Chino Valera Mora fue un desenfrenado lector. De la conducta y la estética de Nazin Himet, John Donne, Vicente Huidobro, Pablo Neruda, Vladimir Maiakovsky, Jacques Prévert, Walt Whitman y Dylan Thomas, extrajo el arte de la vida, las formas de expresión que transmutó a su propio estilo. "Nada de eufemismos, de adornos no necesarios, nada de hipocresías (solía decir el poeta) cuando se ejerce el oficio"
    En 1961 se publica su primer poemario Canción del soldado justo. Un trabajo de años comprometido con el pueblo porque quizás, sin proponérselo, habla de sus miedos, su rencor, su desengaño y también sus expectativas. Es que en esencia el pueblo estaba en él, seguro lo estuvo desde siempre. Y no fue como un sentir incrustado por las fuerzas del momento, no, fue mas bien aquello que lo caracterizó y lo formó en el transcurso de los años como ser humano.Muchos conocían ya al Chino. Sus delirios, su desequilibrio, su disposición a siempre ofrecer una mano, su honestidad. Los amigos más frecuentados fueron los que integraban La Pandilla Lautreamont: Pepe Barroeta, Mario Abreu, Ángel Eduardo Acevedo, Caupolicán Ovalles y Luis Camilo Guevara. Juntos desplegaron una titánica actividad cultural que no obstante, se conservó mucho más allá de las alborotadas calles de los templos etílicos "sabanagranderos".

    En la década del setenta publica su segundo poemario, el más controversial, atrevido, puro y sensual que se haya conocido en la poesía venezolana contemporánea. "Amanecí de Bala" fue publicado exactamente diez años después de su primer libro, en 1971; ganando este trabajo el Premio de Poesía del CONAC en 1980. Este poemario refleja la época de la postguerrilla venezolana, cuando ya el sistema había absorbido a los últimos rebeldes y con ellos los sueños de cambio. Lo agrio y lo hermoso de la calle habían quedado ya en él, enquistado como una segunda piel. Sus sentimientos ahora más viscerales, contenían el filo de las palabras cortantes, directas, desenfadadas, cotidianas... Definitivamente un estilo vanguardista donde aparentemente hay violación de toda norma sintáctica pero, que en realidad, es el simple fluir de la conciencia lo que permite darle a la imaginación un poco de inverosimilidad. Al año siguiente se publicaría otro pequeño poemario, Con un pie en el estribo (1972), pero fue con Amanecí de Bala que el Chino saboreó la gloria y al mismo tiempo el temor de la envergadura de su obra. En opinión oficial de la época, el libro recién publicado era altamente peligroso e insurrecto, y el autor debía ser castigado inmediatamente, razón por la cual, y ante amenaza de muerte, se exilia en Italia donde permanece por varios años. Es visitado por varios de los amigos y escribe ahí su último libro, los 70 poemas stalinistas publicado en 1979. Luego vendría Del ridículo arte de componer poesía (1994), publicación póstuma que recoge el trabajo poético de Valera Mora entre 1979 y 1984.

    El 30 de Abril de 1984, ya en Caracas, al Chino lo alcanza la muerte. Aparentemente fue un mediodía acostado en su cama cuando le falló el corazón.


    Fragmento biográfico extraído de: http://encontrarte.aporrea.org/106/personaje/


    **************​


    TENDRÁ QUE SER ASÍ


    Sinuosos tiempos, estaciones, caminos que nos tocan,
    propicios para el heroísmo más completo
    o para guardarnos como cautelosos erizos.
    Tempranamente fuimos aventados
    al margen de las cosas más simples y necesarias,
    clavados con alambradas alrededor de nuestra sangre
    y candados en la boca para oscurecernos.

    No tenía remedio
    la vida atada a lo melancólico.

    Terribles días.

    Pero recoge las páginas
    donde los enamorados escriben cortando con navajas,
    revisa los libros,
    busca en las grandes piedras talladas y en los manuscritos del mar,
    desde Gutemberg hasta las dos Declaraciones de La Habana
    busca, acumula, reúne, clasifica,
    sal a la calle con balanza y metro, pesa y mide
    blanco y negro, amor y olvido, agua y fuego,
    filo geográfico y campana celeste.
    Al final todo más claro.
    Bañamos nuestra cabalgadura solo una vez en aguas del mismo río.

    Camina a paso de monte y hasta amigo del viento
    que llevará los pesares al sitio de tu arrebato.
    Que los solitarios no te enfaden, pero resuélvete en multitud.
    Habla lo necesario con la gente sencilla
    y a su lado vive con ardor.

    A los soberbios embóscalos, tírales por mampuesto.

    Si nada tienes llénate de coraje y pelea hasta el final.

    No te amargues.

    Agarra a la amargura por los cuernos y rómpele la nuca
    y si la muerte te señala, sigue cantando
    y en el primer bar que encuentres pide un trago de viejo ron
    y bébete la mirada de la novia y bébete su risa
    y la proximidad de su cadencia y el saludo de su cabellera.
    Bébete la vida.

    No hay que dejar que el camello de la tristeza
    pase por el ojo de nuestros corazones.


    ***************​


    POR QUÉ DIABLOS PONERSE UNO A LLORAR


    He llegado tarde al reparto de los panes.
    He llegado un poquito después de quien me fue invitando.
    Hoy con mi peso y estatura
    y unas ganas terribles de sentarme a comer
    sin modo con qué hacerlo.

    Hay razón,

    pero no puedo asolarme en las aceras
    a llorar con la cabeza entre las manos.
    Jueves exactamente a una y cuarto de esta agonía
    en “Los Núñez” el señor presidente
    debe tener ya la barriga repleta.

    El cardenal en palacio con su barriga repleta.
    Los socialcristianos ahítos de carne humana.

    Banqueros empresarios gerentes usureros
    con las barrigas rebosantes de plenitud
    acariciando el orgullo del cigarrillo
    y entonando, todos, loas al cielo:
    -“Oh qué hermosa es la vida”.
    -“Cuánto nos queda por vivir”.

    Pero no es solamente en mis asuntos
    donde aletean voces hambrientas.
    No soy yo solamente.

    Somos miles y miles de desempleados,
    millones de campesinos sin tierra,
    los obreros recibiendo su salario de miseria
    al final de cada jornal de muerte.

    Entonces, digo aquí mismo.
    -Por qué diablos ponerse uno a llorar,
    si no estamos solos a una y cuarto exactamente.


    ***************​

    CANCIÓN DEL SOLDADO JUSTO


    A los montes me voy, me voy completo
    y espero regresar de igual manera
    Si me cortan las piernas y las manos
    asiré el caminar con los anhelos
    Si me arrancan los ojos y la lengua
    nueva guitarra agitará banderas
    Si me quitan la tierra donde piso,
    yo vengo desde un río de asperezas
    que antes me llevó y ahora me lleva
    Si me tapan los oídos con que oigo
    a mis hermanos pálidos y hambrientos,
    hablaré seriamente con el aire
    para que se abra paso hasta los sesos
    Y si una bala loca se enamora
    de mis sienes violentas,
    yo seguiré pensando con los huesos
    Me voy a despeñar sobre los crueles
    que han hecho de la patria un agujero
    y si no asiste el pecho a la camisa
    y me matan de muerte sin lucero,
    esperadme, os lo pido caminando,
    que yo regresaré como los pueblos
    cantando y más cantando y más cantando.


    **************​
     
    #1

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