Vivir todavía

Cruzar con entusiasmo la rompiente,
recorrer con soltura la cumbrera,
subir del agua al bote la escalera,
con la bici trepar por la pendiente.

En el lema sutil buscar la fuente
teórica que alumbre la quimera,
con la palabra justa que aligera
poner su cara al verso más sonriente.

Se esconde entre recuerdos muy pesados
el duende que soporta la alegría
con sus requiebros de mudanza alados.

Es de la empecinada fantasía
un sueño que soñamos muy cargados
la edad en que vivimos todavía.

 

Hermoso Soneto Jorge !.. Has dejado volar o navegar o llevar tu pluma, (como mas te guste), con melodiosos versos, en una busqueda, donde ahí adivino está tu esencia y tu identidad, pero no te quedas con eso y quieres conocer más, como la vida misma, como nuestras experiencias, aventuras y vivencias, también incluyes la fantasía y los sueños, los del poeta y los de la persona y no hay edad para eso. En la reflexión hay una linda metáfora del duende que es quien puede liberar una carga, que me animo a adivinar es emocional. Un placer la lectura y un afectuoso abrazo estimado Jorge.

 

Este hermoso soneto está impregnado de sentimientos profundos. Es como si al recordar el pasado te hubieses emocionado y es que todo cambia con los años. Saludos y Bendiciones.

 

Ayyy Jorge tu precioso soneto llega a mí vivito y coleando jejeje... como ese pescaito que escapa del anzuelo y vuelve de nuevo al mar... todavía llevamos impregnados en la piel los sueños de nuestra niñez, los nrecuerdos lejanos de un tiempo que fue y que podemos revivir si así lo queremos e intentamos, nuestras alas son la alegría y el empeño, y ya sabes que" hace más el que quiere y no puede que el que uede y no quiere" jejeje...Ayyy qué requetebien escribes jolines, te admiro profundamente, ea. Millones de besazos con todo mi cariño.....muáááááckssss...

 

¡Ay la edad en que vivimos todavía, Jorge, esa edad en la que ya empieza uno a sentir que cada día es un milagro el no sentirnos peor que el anterior. Eso de hacer deporte está muy bien, sí y lo de hacer trabajar la mente con la búsqueda de metáforas para expresarnos en nuestros trabajos poéticos es también un buen ejercicio como bien dice Maramín con lo de la gimnasia mental), aunque sin duda hay veces que ese duende se esconde cosa mala.

Algún apunte te hago en relación al último terceto al que no le veo mucha claridad probablemente por la forma en que organizas los versos; solo si trato de modificarlo reestructurándolo de otra manera para hallarle coherencia y sentido, poniendo el sujeto verbo predicado en otro orden más comprensible (y dime si me equivoco en la interpretación) entiendo mejor esa última estrofa:

"El sueño que soñamos muy cargados (ya por el peso de los años) es, de la empecinada fantasía, la edad en que vivimos todavía"

Yo lo entiendo mejor así; tú me dirás.

abrazo.

 

Este es un soneto con título, como quien dice con estrambote, un soneto en que el título es clave. Es cierto que el título está en el último verso, pero es clave para la totalidad. Al poner el título, recordé a «Existir todavía», un libro de Mario Benedetti que mi madre me regaló poco antes de morir con casi 90. No he llegado aún a la edad del existir todavía. Los cuartetos describen momentos exigentes, intensos, de ese vivir; pero ese vivir tiene gusto amargo, tiene gusto a penúltima vez.
El segundo terceto quizás recuerde al Segismundo de Calderón, hibridizado con el Sísifo de Albert Camus: los pesados recuerdos del verso 9 son lo que cargamos en el verso 13, tela de las pesadillas.

No creo que al segundo terceto le falte puntuación, y tampoco creo que se preste a muchas interpretaciones. Lo escribí de abajo para arriba, es decir primero el tercer verso, luego el segundo, recién entonces el primero.

abrazo
Jorge

 

Qué hermoso poema, Jorge...
Cuánta levedad y vigor en cada imagen que encorsetas en el cuarteto de entrada. El esplendoroso verso «subir del agua al bote la escalera» me hizo recordar las salidas a la mar con mi abuelo.
Me encanta esa búsqueda del duende por medio de la palabra, cuando los recuerdos -apilados por los años- ya pesan, en esa edad en la que los sueños ya se sueñan cargados. Pero ese empecinamiento, ese anhelo trágico por vivir, es la vida: ¡querer Ser!, no ser algo, tan solo Ser. Y qué bello que la llama no se resigne... a pesar de los pesares.
Un abrazo, querido.

 

En mi comentario anterior he aclarado, creo, varias cosas, estimado Agus. Diría que sí, que hay edad para la fantasía y los sueños: es difícil soñar cuando sientes que te falta el tiempo y el aire para realizar los sueños, plantar un árbol cuando dudas si lo verás florecer. Sí, en los primeros cuartetos hay una síntesis de cosas que hacen fuertemente a mi identidad.

abrazo
Jorge

 

Gracias, Lourdes. Recordar el pasado, en general, me amarga. El balance parece una larga ristra de oportunidades perdidas. Claro que esto depende del cristal con que se mire, de ahí que las dificultades para encontrar a ese duende ahoguen.

abrazo
j.

 

Vaya, Isabel, con tu comentario me metes en un tema picante. Como le comentaba recién a Agus, se hace difícil querer cuando no sientes que puedes: seguro que sabes leer esto en clave procaz. No hay nada de procaz en el soneto, pero desde Freud sabemos como TODO tiene que ver con ESO. A veces ese empeño en seguir viviendo las cosas conlleva sus riesgos, te diré, ya explicaré más adelante mi segundo verso...

abrazo
Jorge

 

Eres un buen lector, estimado Juan: las tres primeras líneas de tu comentario son una muy buena síntesis de lo que quise expresar en este soneto; sensaciones que veo q ue compartes.

Respecto al segundo terceto, no estoy de acuerdo con tu lectura. Hipérbaton mediante, yo creo que el terceto está bien escrito. De tratar de enderezarlo, lo haría así:

Es de la empecinada fantasía
un sueño que soñamos muy cargados
la edad en que vivimos todavía.

La edad en que vivimos todavía es un sueño de la empecinada fantasía que soñamos muy cargados.

Quizás resulte confuso porque digo que soñamos un sueño de la empecinada fantasía, como si soñáramos un sueño ajeno...

abrazo
Jorge

 

A mí personalmente me gustan mucho los dos tercetos, realmente me gusta el soneto entero, pero me ha causado una sensación muy satisfactoria detenerme en el terceto final.
Veo posibles unas comas en Es, de la empecinada fantasía, y otra detrás de sueño, pero lo leo como está perfectamente.

Por poner un ojo más crítico del necesario, lo que menos me convence es el octavo verso, quizás ese "más". Nimiedades.

Eso, que me ha gustado mucho.
Un abrazo, Jorge.
Sergio.

 

Muchas gracias, Luis, aunque el ísimo me quede grande... Veo que te has detenido en una palabra clave del soneto: «mudanza»: esta yuxtaposición de «muda» y «danza», hermosa palabra, expresa bien lo que perdemos con los años; la capacidad de mudar, la capacidad de danzar, la flexibilidad necesaria para la búsqueda. Una edad de mierda, dicho mal y pronto...
abrazo
Jorge

 

Jajaja, es hermoso tirarse del bote en aguas profundas, pero a la hora de volver a subir...

Te regalo, querido Andreas, un cuentito que explica mi segundo verso. Recién salidito del horno, así que seguramente vendré a corregirlo:

La cumbrera:

El techo de mi casa de la isla es un excelente techo de chapa de zinc clavada, de la década de 1940, cuando las chapas eran buenas. La eficiencia de estos techos depende mucho de la pendiente: si es escasa y el agua se acumula, hay goteras por los clavos. La pendiente hace, por supuesto, que sea difícil transitarlos.
Hace algunos años compramos un decodificador para poder aprovechar la señal de televisión digital. Para captar esta señal necesitábamos una antena que sobresaliera a cierta altura sobre el techo. La primera que puse la instalé en un caño que até a la cruz, al final de una cumbrera. Para llegar allí subí por la canaleta de encuentro de las dos alas, y luego recorrí los seis metros de cumbrera sentado, con las dos piernas de un mismo lado de la cumbrera, y trasladándome con las manos. Esto fue hace algunos años. La antena está sometida a los vientos, pero también al peso de algunos pajarracos como pavas de monte o caranchos, que tienen lo suyo: se desclavó un día la cruz, se cayó la antena y se hizo añicos. Compramos una nueva antena. Esta la puso Pedro, un hombre que contratamos para algunas obras: es difícil conseguir gente que trabaje en la isla, los de tierra firme no quieren ir; Pedro vivía en la isla: ahora se fue con una novia, pero esa es otra historia. La puso en el mismo lugar donde yo la había puesto, pero sostenida en un caño que clavó en tierra; el caño tenía dos tramos: uno de cuatro metros que sobresalía medio metro por encima de la cumbrera, y otro de tres que se adosaba a este, roscado. Cuatro cables a modo de vientos sostenían el caño evitando vaivenes. Quedó más alta que la primera vez, se veían más canales y mejor. Un sobrino de veinte años lo ayudó a Pedro en esto: ¡cómo caminaba por la cumbrera!
Años hacía que quería tener una Ipomea indica, con esas hermosas campanas azules... En la zona no semillan, y mis intentos de hacer una de gajo fracasaron muchas veces... Al fin un día lo logré: creció de gajo, cerca de la base de la antena... Ya se sabe como son las ipomeas: donde ven por donde subir, suben. Creció trepando por el caño, y también desde el techo llegó a uno de los cables que sostenían la antena. Dio multitud de hermosas flores, contenta de estar ahí arriba. Reconozco que adiviné las consecuencias, pero no me decidí a apagar su manifiesta alegría. Un pampero embistió en la fronda de la ipomea y el caño de la antena se quebró. Otra vez sin antena...
Le encargamos a Leo, un vecino de la isla, que pintara el techo y fijara algunos clavos. Lo hizo con un par de asistentes. Cuando estaba terminando la obra, le pedimos que recolocara la antena. Se fue olvidando...: cobró la obra y se siguió olvidando... Así es Leo: excelente tipo. El trabajo era menudo, poco lo podía cobrar: más vale olvidarse. Los meses pasaron, y la antena seguía caída.
Este fin de semana recoloqué la antena. Rehuyendo el camino de la cumbrera, traté de reinstalarla desde el piso. Tras abundantes peripecias, sorteando los cables de la luz que entorpecían todo, logramos reempalmar los dos caños, usando tres abrazaderas: quedaría un poco más baja, pero quedaría... Al tratar de erguirla en su sitio, resultó demasiado pesada y el caño se dobló... Decidí finalmente enfrentarme de nuevo con la cumbrera: la recorrí con prestancia (sentado, por supuesto), y manipular la antena desde arriba, mientras Inés clavaba la base, fue sencillo. Todavía...

abrazote
Jorge

 

Lo de trepar asociado a la juventud ya lo he leído en algún sitio.

Un abrazo, Jorge, divertida anécdota

 

Ah, mi estimado colega en la caza de ripios... Muchas veces «más» lo es (aunque no tantas como «tan»), pero esta vez no me lo parece: es que el verso ya era sonriente, jajaja.
Sí, seguramente alguna puntuación cabe en el segundo terceto: no la veo necesaria.
gracias y abrazo
Jorge

 

Este "cuentito", Jorge, que tiene toda la pinta de ser como varias hojitas de un diario (que en tu caso no es nada estrafalario, como ese medio abandonado que tengo por ahí) debes editarlo en el foro de relatos de esta Casa porque evidentemente merece edición aparte; la minuciosidad descriptiva de los diversos avatares por los que pasa la dichosa antena y las cortas pinceladas con las que describes algunos personajes que entran y salen de tu relato, así como a ti mismo haciendo osados equilibrismos sobre ese tejado, me han cautivado de verdad.

Gracias por ofrecerme estos instantes de grata lectura.

abrazo.

 

Es difícil, si. Para eso está la poesía, no?
Muy inspirado soneto.
Me resulta interesante el terceto final :
Es de la empecinada fantasía
un sueño que soñamos muy cargados
la edad en que vivimos todavía.
Aunque por su construcción gramatical pueda resultar un tanto obscuro. Tal como está, sin ninguna coma, mi interpretación es que "el tiempo que vivimos todavía" pertenece no ya a la fantasía sino (aún más ilusorio) , a un sueño de la fantasía.
Todo lo cual, según mi experiencia
( basada en el conocimiento, no solo mío sino también de muchísimos seres humanos), es bastante cierto.
Felicidades y felices fiestas.
Jazmín

 

Quizás la clave de mi enredo al interpretar ese terceto, Jorge, está en lo que dices en esta frase; ahí te remontas a ideas que los grandes clásicos expresaron (Calderón o Shakespeare, o más recientemente Borges) hablando de eso de soñar un sueño aunque cada uno de ellos lo expresara con diferentes formas y matices. Alguien llegó a decir incluso que somos el sueño de un dios que duerme y que cuando despierte desapareceremos ¡qué cosas!
Pero tu expresión va al lugar de soñar un sueño de la (empecinada) fantasía, lo que es como un rizado bucle, a mi torpe entender. No deja de ser una idea brillante, sin duda, aunque a mí me sigue pareciendo confusa la manera de expresarla.

Por otro lado he vuelto a releer el poema y he notado, esta segunda vez, alguna cosa que me ha hecho reflexionar sobre si me estaré convirtiendo, yo también, en un cazador de ripios, porque estas dos expresiones en versos tan cercanos:

Se esconde entre recuerdos muy pesados
y
un sueño que soñamos muy cargados

me suenan algo redundantes y no demasiado bien, sinceramente.

Abrazo.

 

Le comentaba a Agus por privado, acerca de esto, que quise jugar un poco con la rima, fácil sin duda, en «ados», haciendo lo que llamo una rima significativa: de «pesados» pasa a «alados» gracias al duende, pero luego vuelven a ser «cargados».

En cuanto al segundo terceto, ya he comentado antes mi asociación con Segismundo y con Sísifo.

Creo que todos los que pretendemos madurar en esto somos avezados cazadores de ripios: nos entrenamos cazando los propios. ¿No te parece?
abrazo
j.

 

Así es, estimada, has interpretado correctamente ese segundo terceto. No me parece tan extraño, en verdad, nadie se extrañaría si hablara de los sueños de mi corazón.
gracias y abrazo
Jorge

 

Quede claro que lo que voy a decir no lo digo por ti, Jorge, pero esto que dices ojalá fuera cierto para todos los que pretendemos madurar en esto, que seguramente somos todos los que por aquí transitamos con ánimos de perfección; yo en cambio creo que eso no se puede aplicar a la generalidad porque hay más de uno que, por decirlo con palabras evangélicas, "ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el suyo propio", y por experiencia te lo digo: a mí me han detectado ripios, redundancias, asonancias y otras irregularidades varias que luego he observado en obras de esos mismos "detectadores" que, si hubiesen practicado ese ejercicio que dices de "cazar los propios" no los habrían editado así.

abrazo.

 

Bueno, estimada, se trataba de una broma amable con Oncina, a raíz de un comentario que él me hizo. En cuanto a lo de policía, no sé si tu intención es insultarme o algo parecido. Soy dado a la crítica, sí, pero creo que esta dista mucho de ser una labor policial, entre otras cosas porque no tiene ningún recurso punitivo: el que quiera atender a la crítica, que lo haga: en la mayor parte de los casos, los autores me agradecen mis señalamientos. Pero no tengo más autoridad que la que los autores quieran darme.
saludos
j.

 

Lo que más me gusta de este foro es precisamente la crítica y la agradezco siempre y en concreto a ti y a Oncina , ya que lo mencionas, y a todos los que me habeis hecho alguna indicación os lo agradezco de nuevo.
También mi comentario pretendía ser amable. Nada más lejos de mi intención que insultarte. No entiendo donde puedes ver el insulto, quizá si hubiera dicho detective en vez de policía no te hubiera molestado y si hubiera dicho investigador aún menos.
Pués dejémoslo en investigador.
¿Me concedereis el derecho a opinar? ¿y el derecho a ofrecer explicaciones si he herido susceptibilidades sin que fuera mi intención?
Pués aquí van.
Y a Oncina le preguntaría en qué se diferencian estos dos " más ":

poner su cara al verso más sonriente...

escribir los versos más tristes esta noche...

Amablemente.
Jazmín

PD: En España hubo un tiempo no muy lejano en que la sola mención de la palabra policia podía constituir un insulto. Afortunadamente ya no lo es, creo.
Ignoro si lo es en Argentina. Tú me dirás si allí sigue teniendo connotaciones negativas.
Es que no paro de darle vueltas al por qué has pensado que trataba de insultarte.

 

Para mí, y por razones personales, decirme policía es uno de los peores insultos, sí. En la Argentina en general no tanto, aunque sigue siendo cierto que tienen muy mala fama, de delincuentes, y merecidamente. Investigador lo soy, en matemáticas (o más bien lo fui, estoy jubilado). Es curioso el portugués, en el que a los investigadores científicos les dicen pesquisantes, que para nosotros sería detectives...
Claro que el hecho de que «más» (o cualquier otra palabra) sea ripio depende del contexto, estimada, nadie ha dicho lo contrario. En mi verso, eliminar el «más» es posible, cambiando solo ligeramente su significado, es decir que podría ser visto como una muletilla métrica.
abrazo

 

Hola musador: Poético y filosófico soneto, con la madurez perdemos la vista, pero para compensar la hace más aguda. Un abrazo. Amadeo.

 

Me has dejado pensando con lo que dices de la vista, que suena un tanto paradojal: ¿cómo si la perdemos puede resultar más aguda? Se me ocurre que la agudeza de la visión depende bastante de la sabiduría, que es de esperar que aumente con los años... ¿Será esto lo que quisiste decir?
gracias y abrazo
j.

 

Ayyy Jorge si quieres pescar te tienes que mojar jejeje, y sí , Freud decía que ESO no solo está en el pensamiento, ESO es TODO jajaja...y hay que arriesgarse y vivir la vida como la mejor aventura.... bueno pienso yo jejeje... Lo dicho, eres formidable y te haces querer diga Freud lo que diga, ea.....muááááááckssssssss.... y Felices fiestas para ti y tu querida familia. Isabel.

 

Hola, Jazmín, me alegra verte de nuevo inmersa en estos dislates.
Más o menos te contestó, Jorge.

En el caso del más hay que tener en cuanto también que siempre se usa a modo de comparación y al menos yo cuando lo uso siempre pienso si existe una comparación posible, primero, y lógica después.
En los ejemplos que dejas, es más fácil saber la graduación de tristeza de unos versos, que lo sonriente que pueda ser el verso.

Un abrazo, espero que te encuentres bien.

 

Gracias por tu respuesta , Oncina. Me encuentro bien,( gracias por tu interés) y dispuesta a compartir con vosotros este espacio.
Pero en cuanto a tu argumento sobre los dos "más " de mi ejemplo, siento discrepar. Aunque, subrayo: Discrepo amablemente.
Un gran abrazo, Oncina. Feliz Navidad.
Jazmín