Ya no recuerdo si te conté alguna vez...

Excelente poema, Rosario. Siempre es bueno visitar nuestras calles de la infancia. Es bueno para el alma y para mantener los recuerdos ya sean buenos o malos latentes.

Un abrazo.

 

Emotivo comentario, querida Ropi,gracias por venir a mis calles...
Un abrazo, compañera,uno muy grande

 

Muchas gracias, Danie,un abrazo compañero

 

Hemos tenido infancia de pan que se besaba cuando caía al suelo, de voces, carreras, de juegos. Una infancia de hambre de caprichos que no se podían permitir, de canciones "soy la reina de los mares, ustedes lo van a ver, tiro el pañuelito al suelo y lo vuelvo a recoger". De ropa de estreno el Domingo de Ramos y vestidos con vainicas para hacer las niñas la primera comunión. De calles mal empedradas, con poca iluminación, pero donde nos amparábamos la chiquillería desde que salía hasta cuando se ponía el sol. Calles, pueblos, ciudades de la infancia, hoy perdidas sin remedio, vivas sólo en las viejas fotografías sepia que viven en los cajones. Pero era un mundo hecho a nuestra medida, ¿dónde está ahora el que debiéramos tener?
Un beso. Luis.

 

Que buen poema, Rosario. Felicitaciones.
Abrazos, poeta.

 

No hay mejor regalo que recibir la visita de un amigo y su versos...
Creo que si puedo presumir de algo , Luis,es de tener comentarios con arte,
mucho arte...Gracias, amigo,por tu afecto y tu poesía.Un fuerte abrazo.